Resumen ejecutivo
La UE se encuentra en una encrucijada de su historia. Se enfrenta a tres retos que están reduciendo su soberanía económica:
- La aceleración de la rivalidad industrial y tecnológica chino-estadounidense, por la que Pekín y Washington movilizan instrumentos de política económica basados en el apoyo a los campeones industriales y el proteccionismo, mientras que Bruselas es históricamente hostil a estas medidas discrecionales y defiende el multilateralismo en el frente exterior.
- La degradación digital de la UE, al no haber logrado la aparición de campeones industriales digitales. Los gigantes digitales extranjeros ocupan ahora una posición dominante en sus mercados, lo que les permite desarrollarse horizontalmente creando nuevos servicios, innovar y establecerse como “guardianes”de servicios esenciales, incluidos los de naturaleza tangible (cloud). Estos gigantes constituyen un desafío para el poder de los gobiernos, ya que intervienen cada vez más en misiones de servicio público y prerrogativas soberanas (moneda, seguridad interior y soberanía territorial).
- Las cadenas internacionales de valor industrial están más expuestas a riesgos imprevisibles (pandemias y catástrofes naturales) y al deterioro del clima geopolítico, lo que lleva a las empresas a emprender estrategias de deslocalización y pone en tela de juicio los flujos económicos mundiales.
Ante estos retos, la UE ha iniciado un cambio ideológico y empieza a incorporar las nociones –antes tabú– de “soberanía” y “autonomía”. Se aleja así de sus principios fundamentales e intenta construir una tercera vía entre los modelos estadounidense y chino basada en la regulación, la colaboración entre Estados miembros y la preservación de su modelo de sociedad (defensa del medio ambiente con sus objetivos de descarbonización industrial, su estricta concepción de la privacidad en materia de regulación de datos, etc.).
Sin embargo, el retraso de la revolución digital y la exacerbación de la rivalidad económica mundial ilustran la falta de ambición de la UE y corren el riesgo de degradar su posición. Para mantener su clasificación, Europa debe sostener un importante esfuerzo de innovación y coordinar mejor su respuesta industrial. De ello depende su futuro como gran potencia económica… y, por tanto, su independencia.
Ahora que España asume la Presidencia del Consejo de la UE en el segundo semestre de 2023, proponemos una hoja de ruta para afrontar estos retos.
Imagen: foto en blanco y negro sobre internet, comunicación, comercio e industria. Foto: PxHere (CCO Dominio público).