El 5 de noviembre, Donald Trump ganó las elecciones presidenciales de Estados Unidos frente a Kamala Harris, asegurando el control de ambas cámaras del Congreso y regresando a la Casa Blanca con una contundente victoria.
En este segundo mandato, se anticipa una política exterior marcada por un enfoque unilateral y transaccional que priorice los intereses de Estados Unidos. La Administración Trump podría intensificar la guerra comercial con China y, como ha prometido, abrir negociaciones con Rusia para poner fin a la guerra en Ucrania. Asimismo, se espera continuidad en el apoyo a Israel, mientras persisten grandes incertidumbres sobre el futuro de la OTAN y las relaciones transatlánticas.
En el cuarto episodio de la quinta temporada de Conversaciones Elcano, Carlota García Encina, investigadora principal del Real Instituto Elcano, y Pablo Rodríguez Suanzes, corresponsal de El Mundo en Washington, reflexionan sobre las implicaciones de esta victoria junto a Raquel García e Ignacio Urbasos, investigadores del Real Instituto Elcano.
El efecto MAGA
Con 31 de los 50 estados a su favor, incluidos los decisivos swing states o estados bisagra, Trump consolidó su liderazgo con 10 millones de votos más que en su anterior mandato. Este regreso, envuelto en una campaña marcada por la crítica a la inflación y las políticas económicas de Joe Biden, plantea grandes incógnitas.
En esta legislatura, Trump se rodeará de figuras leales y ejecutoras en su equipo de gobierno, como su jefa de gabinete, Suzie Wise. Este equipo, según se prevé, se centrará en prioridades como una política migratoria más restrictiva y reformas estructurales en la justicia y las fuerzas armadas, alineadas con su visión de consolidar el control en sectores estratégicos.
Política exterior
Su política exterior promete ser disruptiva. Entre sus objetivos principales, China volverá a ocupar un lugar destacado, con aranceles de hasta el 60%. Respecto a Taiwán, su postura se mantendrá ambigua, alternando entre exigir un mayor compromiso para su defensa y mantener cierta distancia estratégica.
En cuanto a Ucrania, su promesa de negociar con Rusia para poner fin al conflicto introduce un elemento de incertidumbre en el escenario internacional. Oriente Medio, por otro lado, podría experimentar cambios importantes: el apoyo incondicional a Israel continuará siendo una prioridad, y se espera que Trump impulse nuevos acuerdos con Arabia Saudí mientras explora la posibilidad de negociar con un Irán debilitado.
Para la Unión Europea, se refuerza la necesidad de establecer una mayor autonomía estratégica frente a un socio transatlántico cada vez más imprevisible. Con la OTAN bajo renovada presión, existe el temor de que Trump reduzca su significado político y capacidad operativa, aunque podría necesitarla como herramienta para posibles negociaciones en el conflicto entre Ucrania y Rusia.
Recursos:
Qué esperar de la segunda presidencia de Trump. Federico Steinberg.
Trump, la guerra en Ucrania y el dilema estratégico de Moscú. Mira Milosevich-Juaristi.
Oriente Medio a la espera de Trump. Jesús A. Núñez Villaverde.
Imagen: Un asistente levanta un cartel con el mensaje «Trump Vance: Make America Great Again!» durante un mitin de campaña en Glendale, Arizona (EUUU). Foto: Gage Skidmore (CC BY-SA 2.0).