¿Hacia dónde va el Reino Unido? – 2X02

Banderas del Reino Unido en una calle de Londres

Desde que se produjera el Brexit en 2016, el Reino Unido no levanta cabeza. Pero más allá de su debilidad económica y su polarización política, en octubre ha estado al borde de una crisis financiera que ha forzado la dimisión de su recién estrenada primera ministra, Liz Truss.

¿Qué explica el caos económico y político británico? ¿Qué podemos esperar del nuevo gobierno? ¿Significa esta crisis el fin de la hegemonía del Partido Conservador? ¿Podría implicar una vuelta atrás en el Brexit?

En este episodio abordamos estas y otras preguntas. Carlota García Encina y Federico Steinberg –ambos investigadores principales de Elcano– conversan con Enrique Feás, también investigador del Instituto y experto en Reino Unido.

Brexit y el Reino Unido

El Reino Unido lleva desde 2016, cuando el referéndum sobre el Brexit salió adelante por un escaso margen, saltando de crisis en crisis. Cada primer ministro dura menos tiempo y parece menos capaz de resolver los problemas.

El último episodio ha sido la dimisión de Liz Truss, que días antes había cesado a su ministro de Economía ante un conato de crisis financiera originado por una bajada de impuestos que los mercados consideraron que dejaría un déficit público insostenible.

Lo sucedido coloca al Reino Unido –una gran potencia en el imaginario colectivo– como un país poco fiable y serio, del que se produce una salida de capitales y una depreciación de la moneda ante una política económica irresponsable, a la que siguen dimisiones en el ministerio de Economía, e incluso en la jefatura de gobierno.

El nuevo primer ministro, Rishi Sunak, tendrá que estabilizar la situación económica y política con medidas más ortodoxas con respecto a su predecesora para calmar a los mercados, al tiempo que intenta devolver la imagen de solidez, responsabilidad y pragmatismo que lleva acompañando al país desde hace varios siglos, y de credibilidad frente a sus aliados.

Pero no va a ser fácil. Los problemas económicos son profundos. La inflación es más alta que en la zona euro y los precios de la energía están disparados. Además, cada vez se hace más evidente que el Brexit está teniendo un impacto económico significativo.

Una vez pasada la pandemia, sus efectos estructurales se están volviendo más patentes y está quedando claro que, como vaticinaban los economistas, salir de la UE (o al menos no mantenerse en el mercado interior), era una pésima idea económica. La idea del paraíso liberal que algunos llamaban de “Singapur en el Támesis”, era una quimera. Y más allá del acuerdo de libre comercio con Australia, el país tiene menos acceso a mercados que cuando era miembro de la UE. Pero nadie habla de revertir el Brexit, al menos por el momento.

Esto lleva a que las encuestas den una holgada mayoría al Partido Laborista, aunque los conservadores dominan el Parlamento y no les interesa que haya elecciones anticipadas. También han aumentado las pulsiones secesionistas en Escocia e Irlanda del Norte, lo que complica todavía más la situación política doméstica. Y, como sabemos, la Reina Isabel II ya no está como garantía de estabilidad y continuidad.


Imagen: Banderas del Reino Unido en una calle de Londres. Foto: Tyler Merbler (CC BY 2.0).