En el mundo de la política europea, y recientemente a nivel nacional, la Presidencia del Consejo de la Unión Europea se encuentra en el centro de atención, y despierta muchas preguntas.
¿Cuáles son las prioridades de España para esta presidencia y cómo se materializarán en acciones concretas? ¿Qué significa para España ocupar esta posición en términos de influencia, de toma de decisiones y de avance de la agenda europea? ¿Y de qué manera se podría ver condicionada por el contexto nacional e internacional?
En este episodio de Conversaciones Elcano, Álvaro Vicente y María Santillán entrevistan a Raquel García Llorente, investigadora del Real Instituto Elcano, para responder a estas y otras preguntas y lograr una visión más completa sobre la presidencia.
La presidencia del Consejo de la UE
La cuenta atrás ha comenzado y la Presidencia del Consejo de la UE está a punto de empezar para España. ¿Qué significa? Si imaginamos al presidente del gobierno rodeado de los líderes del resto de Estados miembros de la Unión Europea, participando en encuentros de alto nivel por toda la geografía española, quizá interese saber que eso es tan solo una parte de lo que va a ocurrir a partir de julio. Porque, aunque la Presidencia del Consejo de la UE es también un hito político importante para el país que la ostenta, su verdadero valor radica en el trabajo técnico y menos visible que se lleva a cabo durante los seis meses de duración, y no tanto en la proyección del país. Así, España, al asumir la presidencia el 1 de julio, se pondrá al frente de una de las siete instituciones más importantes de la UE.
Pero ¿qué es exactamente el Consejo de la UE? Este órgano desempeña un papel clave como motor legislativo y como coordinador de políticas en la Unión Europea. Es decir, tiene un papel fundamental en la aprobación de leyes y del presupuesto junto con el Parlamento Europeo. Además, la presidencia se encarga de coordinar las políticas de los Estados miembros, desarrollar la política exterior y de seguridad europea, y negociar acuerdos internacionales. Para llevar a cabo estas funciones, el Consejo se divide en diez formaciones temáticas para abordar diversas áreas de trabajo. En estos encuentros, los ministros de los Estados miembros son los protagonistas.
¿Y cuál es el papel de España en todo esto? Durante su presidencia, España desempeñará un papel clave en la coordinación de las reuniones y la toma de decisiones. La presidencia tiene un cometido importante: manejar la agenda del Consejo, convocar reuniones y dirigir las discusiones políticas. Actúa como un árbitro imparcial, buscando consensos y acelerando los procesos, pero aprovecha su condición para incluir en el debate y en el plan de trabajo sus intereses prioritarios. Por tanto, más que político, el principal papel de España puede ser el de fijar los temas prioritarios en la agenda. Es decir, agilizar o posponer las negociaciones de expedientes según sus prioridades, así como excluir temporalmente ciertos asuntos en proceso.
Además, la presidencia tiene otra responsabilidad clave: representar al Consejo en su labor legislativa, especialmente en las relaciones con la Comisión y el Parlamento Europeo, que son los otros dos actores importantes en la toma de decisiones. La presidencia desempeña un papel fundamental en la representación del Consejo durante los trílogos, que son reuniones entre el Parlamento, el Consejo y la Comisión para llegar a acuerdos sobre leyes. También trabajan estrechamente con el presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, y el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, cuyo mandato no está sujeto a los cambios en la Presidencia del Consejo; es decir, no son cargos rotatorios.
El Tratado de Lisboa y la presidencia rotatoria
Sin embargo, desde el Tratado de Lisboa de 2009, el país que ostenta la presidencia tiene limitaciones en su autonomía. Ahora, la rotación de la presidencia se realiza en tríos, junto con otros dos países que le siguen en el tiempo. Por lo tanto, la agenda se planifica a largo plazo, trascendiendo la duración de un semestre. En este caso, después de España, las próximas presidencias en 2024 serán asumidas por Bélgica y Hungría. Esta estructura asegura la continuidad y la coherencia en el trabajo del Consejo.
La última vez que España ostentó la presidencia rotatoria fue en 2010, siendo el primer Estado miembro que asumió dicha función tras la reforma institucional introducida por el Tratado de Lisboa.
Y ahora, trece años después, vuelve a ser el turno de España. Esto llega poco después de nuestras elecciones autonómicas y locales y poco antes de las elecciones generales. Toca, por lo tanto, ejercer la presidencia del Consejo de la UE en un año ya políticamente cargado en nuestro país, pero también en un contexto europeo e internacional muy intenso. La guerra en Ucrania se prolonga. Las economías europeas enfrentan crisis de precios y presión inflacionaria.
Al mismo tiempo, la Unión Europea trata de liderar en acción y financiación climática, tanto dentro como fuera de sus fronteras, no sin resistencia por parte de algunos sectores políticos. Todo ello en un contexto internacional de creciente competición estratégica entre grandes potencias, en el que la UE intenta afianzarse como actor geopolítico global, y renovar sus alianzas con otras partes del planeta, como África o América Latina. Por tanto, España se enfrenta a la presidencia del Consejo de la UE en un momento clave para la Unión Europea, y no fácil.
Sin embargo, junto a los retos hay también algunas oportunidades que pueden ayudar a promover las agendas española y europea en el mundo durante esta presidencia. Precisamente uno de los primeros hitos que tendrá lugar en este periodo será la Cumbre entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), área prioritaria para la política exterior española, que tendrá lugar a mediados de julio en Bruselas. Otra fecha importante será septiembre, en Santiago de Compostela, donde se celebrará la reunión de ministros de Economía y Finanzas de todos los países de la Unión Europea y, de nuevo, de los países de CELAC. Esta reunión en Santiago es tan solo un ejemplo de las más de treinta que se han programado por todo el territorio español, en una apuesta por una presidencia descentralizada que incluye encuentros de alto nivel en ciudades como Valladolid, San Sebastián o Palma. Destacará el Consejo Europeo informal de Granada, donde se reunirán los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 países de la UE a principios de octubre, y que será precedido por el tercer encuentro de la Comunidad Política Europea.
Créditos del audio
Extracto de la ceremonia de inauguración de la Presidencia Española del Consejo de la UE en 2010. Fuente: EC, Audiovisual Service / © European Union, 2010. Directora: Sophie Besse.
Imagen: Banderas en el Parlamento Europeo. Foto: ©European Union 2011 PE-EP/Pietro Naj-Oleari (CC BY-NC-ND 2.0).