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“UN PACTO CON LOS CIUDADANOS EUROPEOS: Los “noes” francés y neerlandés a la Constitución Europea han creado dudas acerca del rumbo que adquirirá el proceso de integración. Independientemente de cualquier crítica contra la Constitución, pocos afirmarán que el estado actual de cosas constituye una situación óptima. Sin embargo, con o sin la Constitución Europea, cualquier intento de resolver la crisis actual seguirá siendo inútil si los políticos no consiguen involucrar a los ciudadanos en los debates sobre política europea de una forma más estrecha. En el Consejo Europeo del pasado junio, los líderes europeos ganaron algo de tiempo al inaugurar un “período de reflexión”. Desde 1992 se han producido numerosos llamamientos para que la UE se acerque más a sus ciudadanos y “vuelva a conectar” con ellos. Por esta razón, quienes se encargan de tomar las decisiones no pueden permitirse el desaprovechar este autoimpuesto “período de reflexión”. Existen muchas posibilidades para involucrar activamente a los ciudadanos en el debate europeo que siguen sin ser exploradas. UN PACTO CON LOS CIUDADANOS Los políticos europeos deberían suscribir un sólido ‘Pacto con los ciudadanos’ que afronte el déficit democrático y de comunicación de la UE con medidas concretas. El principal objetivo de dicho Pacto sería establecer un auténtico “Espacio Europeo Cívico y Democrático”. El Pacto debería representar un esfuerzo concertado por parte de todas las instituciones europeas. Los Parlamentos y Gobiernos nacionales, así como los actores locales y regionales también deberían tener un papel importante. El informe menciona algunas medidas específicas que podrían formar parte de dicho “Pacto con los Ciudadanos”. MEDIDAS ESPECÍFICAS 1. Debatir sobre iniciativas importantes de política europea en los parlamentos nacionales Todos los parlamentos nacionales deberían comprometerse de forma oficial a debatir públicamente las iniciativas de política europea que afecten a los ciudadanos, tales como la polémica liberalización de los servicios, las medidas antiterroristas, los asuntos de inmigración o las futuras ampliaciones de la UE. Los resultados de estos debates nacionales deben llegar al nivel europeo. 2. Mejorar la comunicación de posiciones y prioridades políticas En cada país, el Jefe de Estado y de Gobierno debería explicar al Parlamento su postura con respecto a las prioridades de la presidencia de la UE. Tal comunicación debería realizarse dos veces al año, al comienzo de las nuevas presidencias. En el ámbito europeo, el Parlamento debería albergar, una vez al año, un debate general en el que los líderes de cada grupo parlamentario europeo, los Jefes de Gobierno (o ministros de alto rango) y los Comisarios europeos discutiesen las líneas generales de las políticas europeas. 3. Incrementar la participación de actores europeos en los debates nacionales Los eurodiputados y los Comisarios europeos deberían dedicar una proporción aún mayor de su tiempo a participar en debates nacionales sobre asuntos europeos. La ciudadanía europea debería tener una idea más ajustada de lo que la UE puede hacer realmente, y también lo que no puede hacer en las condiciones actuales. 4. Elaborar boletines nacionales de información Todos los Gobiernos nacionales deberían publicar de forma periódica boletines informativos, que servirían para atraer la atención del público sobre las decisiones de la UE, en un momento inicial para evitar así acusaciones posteriores. 5. Promover foros de ciudadanos Deberían organizarse debates públicos sobre asuntos europeos con la participación de políticos y de la sociedad civil, que no promuevan un punto de vista concreto, sino que actúen como entorno neutral para un debate abierto y sin censuras. 6. Implantar medidas institucionales que aumenten la democracia y la participación Se podrían poner en práctica una serie de elementos no polémicos del Tratado Constitucional que mejoren la democracia y no requieran ratificación. Éstos podrían ser: la iniciativa popular para convocar referendos a escala europea; la apertura al público de las sesiones y votaciones del Consejo (de Ministros) de la Unión; y el “procedimiento de alerta temprana”, con respecto al principio de subsidiariedad, que la Constitución Europea ponía a disposición de los parlamentos nacionales. 7. Aprobar medidas legislativas relativas a la vida civil y democrática de la Unión La Comisión Europea, en colaboración con el Parlamento Europeo, debería definir una estrategia en materia de “Vida Cívica y Democrática de la Unión”. Dicha estrategia podría adoptar la forma de un Libro Blanco basado en consultas a los parlamentos nacionales, el Comité de las Regiones, el Comité Económico y Social, organizaciones ciudadanas y otros actores de la sociedad civil. 8. Promover la evaluación del impacto cívico y democrático de las decisiones de la UE De forma similar podría incluirse una evaluación de impacto que especificase el modo en que se han tenido en cuenta las preocupaciones de los ciudadanos a la hora de elaborar la propuesta y cuál será el impacto probable de la iniciativa legislativa en sus vidas. Más información en: |