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El modelo tradicional de Defensa en los países occidentales se ha visto cuestionado por la desaparición de los contextos geopolíticos y geoestratégicos para los que se diseñaron. Sus elementos fundamentales: los escenarios y la forma de emplear el poder militar, la estructura y carácter de las fuerzas armadas, la base presupuestaria e industrial y la cultura estratégica están cambiando de forma acelerada por el efecto combinado de procesos estructurales derivados de la globalización y coyunturales asociados a la crisis económica que afecta a los países occidentales.
Tanto el gobierno, como la sociedad en su conjunto, deben decidir si mantienen su modelo tradicional de Defensa, prolongando su obsolescencia, o afrontan su renovación para adaptarlo a las tendencias estructurales de cambio. El Real Instituto Elcano considera que España debe reconsiderar los elementos estructurales del actual modelo de Defensa.
En las últimas décadas se ha alterado radicalmente el contexto geopolítico global (después de 500 años, el epicentro geopolítico ha pivotado desde la región euroatlántica a la asiática). Bajo la globalización, los estados, aunque siguen siendo los actores estratégicos por antonomasia, no son ya los únicos actores ni siguen ostentando el monopolio del uso de la fuerza, por lo que tienen que buscar nuevas formas de emplear el instrumento militar (de la polaridad a la actuación en red). Y tienen que diversificar sus opciones porque -según sus intereses y capacidades nacionales- tendrán que hacerlo individual, bilateral o multilateralmente, dado que no existen alternativas fiables (los estados no pueden hacer frente por sí solos a los nuevos riesgos pero las organizaciones multilaterales tampoco).
Como resultado de lo anterior, existen nuevas modalidades de empleo la fuerza y se abandonan otras (de la proyección global, terrestre y masiva de fuerzas se ha pasado a formas de proyección más limitadas y discretas, a la vez que el dominio marítimo vuelve a proporcionar flexibilidad estratégica). Han aparecido nuevos ámbitos de actuación como el espacial y el cibernético donde las Fuerzas Armadas deben actuar de forma conjunta y junto a nuevos actores, públicos y privados, de seguridad. Es necesario disponer de una gama de capacidades, que conformen una adecuada Fuerza Conjunta capaz de generar los elementos de fuerza necesarios para las operaciones (de las fuerzas a la Fuerza Conjunta).
La crisis económica ha venido a agudizar los problemas presupuestarios de la Defensa tradicional, afectados por el incremento exponencial de costes y la pérdida de posiciones frente a otras prioridades de gasto (del gasto que se necesita al gasto que se puede permitir). En consecuencia, se desmoviliza la base industrial sobre los que los países occidentales han sustentado su hegemonía sobre el mercado mundial de la Defensa (entre la economía de escala y la escalada del proteccionismo). Y, finalmente, varía la percepción política y social sobre la utilidad del uso del poder militar (de las guerras de necesidad a las guerras de elección).
La Defensa española no puede sustraerse a las tendencias de cambio estructural que conlleva “La Defensa que viene” y para su adaptación, el Real Instituto Elcano propone los siguientes criterios para la reestructuración de la Defensa en España:
- Priorizar como escenario de actuación militar el comprendido entre el Magreb y el Sahel y entre el Golfo de Guinea y el Cuerno de África para defender nuestros intereses vitales tal y como se define en la Estrategia de Seguridad Nacional 2013 (del despliegue indiscriminado al retraimiento selectivo).
- Diversificar las formas y socios de colaboración para flexibilizar la capacidad de respuesta unilateral, bilateral y multilateral (de alianzas a coaliciones, de organizaciones exclusivas a redes inclusivas y de aliados retóricos a socios capaces y comprometidos).
- Cambiar la estructura y el carácter de las Fuerzas Armadas para configurar un instrumento proyectable, dotándose de una verdadera Fuerza Conjunta que le asegure capacidad permanente de acceso y proyección discreta, preservar su capacidad de combate y potenciar las capacidades asociadas a la seguridad nacional (hacia una Fuerza Conjunta).
- Planificar rigurosamente (criterio de sostenibilidad), gastar mejor (criterio transformador) y explicar, convincentemente, el gasto militar (criterio de comunicación) de forma que se puedan estabilizar y equilibrar los presupuestos de Defensa (de la inseguridad presupuestaria al planeamiento sostenible).
- Definir una política industrial que preserve la parte más competitiva del sector industrial de la seguridad y la defensa, así como la protección de las tecnologías críticas para la seguridad nacional (de la industria de Defensa a la defensa de una industria estratégica).
- Enmarcar la función de Defensa en la nueva función de Seguridad Nacional y aprovechar el empleo de las Fuerzas Armadas en los nuevos ámbitos y riesgos de seguridad y defensa para propiciar un cambio de cultura estratégica (del ámbito de la Defensa Nacional al de la Seguridad Nacional).