“Más comercio y menos ayuda” ha sido una exigencia extendida desde hace ya décadas entre líderes de países en desarrollo, ONG, y otros activistas. La idea de que el comercio internacional puede contribuir en mayor medida que la ayuda al desarrollo de los países pobres se extiende a otros ámbitos de las relaciones económicas internacionales, como la inversión directa o la deuda, pero también, más recientemente, a esferas no económicas como la preservación del medioambiente o la transferencia de tecnología. Así, las políticas articuladas desde el ‘Norte’ pueden ser más o menos ‘coherentes’ con el desarrollo de los países del ‘Sur’. El lema citado va más allá: las políticas comerciales, financieras, tecnológicas o medioambientales de los países del ‘Norte’ pueden ser ‘coherentes’ o no con las propias políticas de cooperación internacional al desarrollo de los mismos países desarrollados. Por ejemplo, cerrar los mercados a los productos agrícolas exportados desde los países en desarrollo y ofrecer ayudas agrícolas a estos mismos países puede resultar incoherente.
El principal objetivo de “¿Somos coherentes? España como agente de desarrollo internacional”, de Iliana Olivié, editado por Marcial Pons Ediciones Jurídicas y Sociales y el Real Instituto Elcano,esanalizar las relaciones económicas entre, por una parte,España, y, por otra, una selección de países en desarrollo –Senegal, Ecuador, Argelia y Vietnam– para valorar el impacto que tienen dichos vínculos económicos en el bienestar socioeconómico de los receptores de ayuda. Este análisis permite, asimismo, ofrecer una serie de recomendaciones a la Administración española para lograr mayores niveles de coherencia de sus políticas económicas con el desarrollo.
Siguiendo el proyecto Elcano sobre Coherencia de Políticas para el Desarrollo, para cada país analizado se detectan cuatro ‘áreas económicas’ a través de las cuales las relaciones económicas con los países ricos pueden tener un impacto significativo en el bienestar económico y social de los países pobres. Éstas son el comercio, las remesas, la inversión directa extranjera y la deuda externa. En la medida en la que existen instrumentos de política económica, articulados desde los países industrializados, sosteniendo estos flujos comerciales y financieros, estos últimos estarán influyendo en los indicadores de desarrollo del ‘Sur’ a través de políticas económicas que podemos definir como ‘no de ayuda’. Éstas serían, pues, las vías económicas a través de las cuales España podría estar incidiendo positiva y/o negativamente en el desarrollo internacional; las vías a través de las cuales España estaría siendo un ‘agente del desarrollo internacional’.