El presente Informe Elcanose ocupa de la relación bilateral hispano-mexicana, tanto desde el punto de vista de las relaciones diplomáticas como de la mayoría de sus manifestaciones: políticas, culturales, científicas y académicas, o de cooperación, seguridad y defensa, y economía
El Informe está estructurado en dos partes. La primera se centra en las relaciones políticas, consideradas en un sentido muy amplio y la segunda en las relaciones económicas.
En la primera parte se analizan las principales variables de ambos países; su presencia global, lo que nos permite tener el marco general para la comparación; la relación bilateral, incluyendo algunas líneas esenciales de las políticas exteriores, de la cooperación al desarrollo y otras cuestiones derivadas de la presencia de españoles en México y de mexicanos en España; las imágenes mutuas, decisivas para comprender cómo nos ven y cómo los vemos, y otros dos apartados, uno dedicado a la cultura y educación y otro a la seguridad y defensa.
La segunda parte comienza analizando las oportunidades y los riesgos estratégicos que la economía española encuentra en México y los que la economía mexicana halla en España. La inversión extranjera directa (IED) ocupa un aspecto destacado de esta sección, pero en este caso la inversión ha fluido en ambas direcciones. Esto es muy notable en los últimos años, cuando México se ha convertido en un importante inversor en España. El peso de la inversión sirve para poner de relieve el carácter todavía limitado del comercio exterior binacional y los amplios márgenes existentes para impulsarlo en todas las direcciones y en un campo amplísimo de rubros. Esta segunda parte también se ocupa del comportamiento de las inversiones en algunos sectores concretos, como el energético, las comunicaciones, la banca, la construcción y las infraestructuras y el turismo. Finalmente, el papel de las pymes ocupa nuestra atención.
La opinión de los expertos así como la de los principales actores involucrados coincide en afirmar que las relaciones entre España y México atraviesan por uno de sus mejores momentos. Esta conclusión es válida tanto para las relaciones diplomáticas como para los restantes vínculos entre las dos naciones. Son muchos los que han definido a la relación hispano-mexicana en su sentido más amplio como familiares.
Las amplias coincidencias han permitido que España y México impulsaran a partir de 1990 las Cumbres Iberoamericanas. Son también las que han hecho posible el apoyo de candidaturas cruzadas y de posiciones comunes en los más variados organismos multilaterales. Y los que, por ejemplo, en el complejo campo de la lengua española y de las industrias culturales, han llevado a impulsar empresas comunes, como las que vinculan al Instituto Cervantes con la Universidad de Salamanca y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y están poniendo en marcha el ambicioso programa del Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (SIELE).
Las sinergias también actúan en la economía y permitirán, a poco que cambien algunas cosas, que ambos países que actualmente y de acuerdo al Índice Elcano de oportunidades y riesgos estratégicos están ubicados en la zona de “retos estratégicos” pasen a la de “oportunidades estratégicas”, un área donde se encuentra un reducido número de países, y que en el caso de España comprende a EEUU y algunos de sus principales socios europeos, como Alemania, el Reino Unido, Francia y los Países Bajos. Y si todo esto es posible es debido a la tupida red que han ido tejiendo los empresarios y las empresas en ambos sentidos, a tal punto que con un stock de 50.000 millones de euros la inversión española directa, que supone casi un 10% del total de la IED en México, ocupa el segundo lugar después del casi 50% de EEUU. Por su parte, México se ha convertido en poco tiempo en el quinto mayor inversor en España y, de lejos, en la mayor presencia latinoamericana, con más del 3% de la IED presente en nuestro país.
La UE y EEUU son dos actores internacionales esenciales para poder interpretar las relaciones hispano-mexicanas en toda su plenitud, al ser una parte esencial de la inserción en el mundo global de ambos países. España, en tanto que Estado miembro de la Unión, y México como firmante del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). En la actualidad, EEUU y la UE están negociando el Tratado TransAtlántico de Comercio e Inversión (TTIP) y es del interés de España que México termine vinculado de una u otra manera al mismo.
Pese al diagnóstico aquí realizado, que abunda en el excelente estado de cosas que marca la relación, es obvio que ésta puede mejorar. Para ello se requiere un mayor compromiso de ambas sociedades, intentando reforzar los lazos existentes y adoptando una serie de iniciativas que permitan encarar el futuro con mayor confianza. Una pregunta central a la hora de presentar propuestas para mejorar la relación bilateral es qué pueden hacer juntos España y México en este sentido. Un terreno indudable, evidentemente, es una mayor coordinación de sus políticas internacionales.
Son muchos los campos donde hay margen de maniobra, como, por ejemplo, la potenciación de la presencia de las pymes de un país en el otro, el gran impulso que necesita el comercio bilateral, con amplios márgenes para el crecimiento, el reforzamiento de la cooperación en materia de defensa y el reforzamiento de los mecanismos de cooperación triangular, que permitirían una mayor presencia hispano- mexicana en países emergentes (algunas de estas iniciativas se presentan en el Anexo I de este Informe bajo la forma de “Propuestas para la mejora de la relación bilateral”).