El pasado 22 de marzo, Fernando Reinares, director del Programa sobre Terrorismo Global del Real Instituto Elcano, compareció ante la Comisión Especial sobre Terrorismo del Parlamento Europeo, al que fue invitado para intervenir sobre el tema de la resiliencia social ante el terrorismo.
Durante su intervención, celebrada en sesión pública, Fernando Reinares subrayó el papel y la responsabilidad que las élites políticas tienen para que nuestras respectivas sociedades sean verdaderamente resilientes ante el terrorismo.
Reinares argumentó sus reflexiones en buena medida sobre la experiencia española, que permite valorar la resiliencia social frente al terrorismo a partir de realidades distintas, como han sido el impacto que tuvo en el País Vasco la continuada actividad terrorista de ETA durante décadas y las consecuencias que para el conjunto de España y, dentro de esta, para Cataluña en particular se derivaron, respectivamente, de atentados yihadistas como los de marzo de 2004 en Madrid o de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils.
“Si los atentados terroristas, ya sean episódicos o asiduos, dividen y fracturan a una sociedad dada, polarizándola en lugar de unirla y cohesionarla, no estamos ante una sociedad que se caracterice por su alto nivel de resiliencia frente al terrorismo, o al menos no en grado suficiente. Si los actos o campañas de terrorismo inciden seria y negativamente sobre las estructuras y los procesos políticos que son propios de una democracia liberal, incluyendo el normal desenvolvimiento de la ciudadanía en su condición de tal y de la sociedad civil en su conjunto, la población afectada dentro de esa democracia no constituye una sociedad a la que sea cabalmente posible atribuir un elevado grado de resiliencia frente al terrorismo o al menos no en la medida deseable”, afirmó Fernando Reinares ante los miembros de la Comisión Especial sobre Terrorismo.
Para que nuestras sociedades abiertas sean resilientes frente al terrorismo, al margen de la orientación con que se practique –argumentó asimismo Reinares– es imprescindible, ante todo, que las élites políticas, debidamente informadas sobre la naturaleza de la amenaza y los desafíos que entraña, renuncien a su instrumentalización y manipulación, fomentando unión y cohesión ciudadana en lugar de favorecer desunión y polarización. También es imperativo que, en ese contexto, aseguren el debido apoyo a las víctimas del terrorismo y un reconocimiento público del significado moral y político que tienen en nuestras sociedades abiertas.