Europa vista desde Alemania, España, Francia e Italia

El Real Instituto Elcano acaba de publicar “Europa vista desde Alemania, España, Francia e Italia”, con los resultados comparados de cuatro encuestas realizadas con el mismo cuestionario de forma sucesiva en los últimos 15 meses, con 1.000 entrevistas por país.

El objetivo de estas encuestas ha sido comparar las actitudes hacia la Unión Europea de los ciudadanos de sus cuatro mayores Estados (excluyendo al Reino Unido). Junto a este objetivo central se han testado otros aspectos laterales pero relacionados, como las actitudes ante la globalización o la inmigración, la percepción que cada país tiene de su influencia dentro de la UE, las alianzas preferidas en ese contexto y la opinión sobre la existencia de intereses compartidos con España.

Identidad europea

Españadestaca por la fuerza de la identidad europea de sus ciudadanos (mayor que la de los otros tres países) y por la extensión de las actitudes positivas hacia la Unión Europea. Es también el país con mayor adhesión al euro, con tres cuartas partes de los entrevistados (75%) a favor de la permanencia.

Apoyo a la europeización de las políticas económicas

Los españoles, seguidos por los italianos, son los más proclives a la europeización de políticas económicas, como la creación de un seguro europeo de desempleo, el diseño de normas bancarias comunes y la unificación de las políticas fiscales. En claro contraste, una mayoría en Alemania y Francia se opone a la creación de un seguro de desempleo europeo y a una política fiscal común. Los españoles vuelven a mostrar la fuerza de su europeísmo, por encima de la de los otros tres países, en su posición favorable a aumentar las competencias de la Unión Europea.

Este apoyo de los dos mayores países de Europa del Sur al diseño europeo de las políticas económicas está relacionado con el desprestigio político de las instituciones nacionales, sean gobiernos o parlamentos. Españoles e italianos confían más en las instituciones europeas que en las propias.

Paz y movilidad interna/inmigración

La adhesión emocional y racional a la Unión Europea se basa en diferentes motivos en los distintos Estados miembros, algo explicable por las historias nacionales. Así, la paz es valorada como uno de los principales logros de la UE sobre todo en Alemania y Francia, los dos países más afectados por la destrucción y las muertes producidas en guerras intra-europeas de los últimos siglos. En comparación, éste es un elemento mucho menos importante en Italia y sobre todo en España, ajena ésta a cualquier guerra internacional en suelo europeo desde el siglo XVIII. En lugar de la paz, lo que los sur-europeos valoran más en la UE es la movilidad, esto es, la posibilidad de viajar, vivir y trabajar en otro país de la UE.

La movilidad es también el principal motivo de preocupación relacionado con la UE en Francia y Alemania, pero en este caso no se trata de la movilidad propia sino de la que se dirige hacia sus países: franceses y alemanes consideran que la llegada de refugiados (en el caso de Alemania) y la de inmigrantes económicos (en el caso de Francia) son las principales consecuencias negativas para su país de la pertenencia a la UE. Italia, por su posición geográfica, no relaciona la llegada de inmigración con su pertenencia a la UE, puesto que los inmigrantes más visibles acceden a su país directamente a través del Mediterráneo, no de otro Estado miembro. En el caso español, la inmigración no es un motivo importante de preocupación. Sólo un 34% de los españoles es contrario a la aceptación en España de inmigrantes económicos africanos, frente a un 62% de los alemanes, 54% de los franceses o 45% de los italianos.

En coherencia con esta inquietud, franceses y alemanes afirman que evitar la inmigración irregular es el principal objetivo que debería perseguir su país en relación con la Unión Europea. Las respuestas de los españoles están muy divididas entre cuatro objetivos, sin que aparezca una prioridad clara: la lucha contra el terrorismo, el aumento de la influencia europea en el mundo, el de España en la UE, y el cambio de la política económica europea.

Objetivos a largo plazo en la UE

La muestra más clara de la diferencia interna entre el norte y el sur en este grupo de cuatro grandes países es la elección de objetivos a largo plazo para la Unión Europea. Más de la mitad de los italianos y de los españoles cree que el primer objetivo de la UE debe ser igualar los niveles de riqueza entre los países europeos. Es claro que italianos y españoles se sienten por debajo del nivel de bienestar que suponen en los países más ricos de la UE. Por el contrario, franceses y alemanes están mucho más preocupados que sus vecinos meridionales por la competencia económica global y ven el papel de la UE en primer lugar como un instrumento de actuación en ese terreno internacional, hacia el exterior y no hacia el interior del área.

Globalización

Los resultados muestran que en conjunto los cuatro países tienen actitudes más bien positivas hacia la globalización, aunque con reticencias respecto a algunos de sus efectos, especialmente los relacionados con la competencia laboral y la inmigración. España destaca claramente por ser el país con una opinión más positiva de la globalización y menos preocupada respecto a sus eventuales consecuencias negativas. 
En el extremo contrario se encuentra Francia.

Influencia en la UE

Alemania es percibida por los demás países como el Estado más influyente de la Unión Europea, seguida por Francia y, a una considerable distancia, por el Reino Unido.  En esta percepción sobre la supremacía alemana están de acuerdo los otros tres países, aunque los propios alemanes creen que la influencia francesa es tan fuerte como la alemana. Por otra parte, los franceses no se perciben a sí mismos tan influyentes como los perciben los demás. Es decir, los demás los juzgan más influyentes de lo que ellos se creen.

Los españoles consideran pequeña la influencia española en la UE: la colocan en sexto lugar, después de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Bélgica. Tampoco los italianos tienen una gran opinión sobre su influencia en la Unión: se ven en quinto lugar por debajo de Alemania, Francia y Reino Unido y España.

En relativa coherencia con esta percepción de la influencia, las preferencias sobre los principales países aliados en la política europea están encabezadas por Alemania, el aliado preferido para todos los demás.

Preferencias de alianzas mutuas

En conjunto, los tres países ribereños del Mediterráneo -Francia, Italia y España- muestran preferencias de alianza mutuas, pero siempre en un segundo plano subordinado al país más influyente y con el que se desea actuar coordinadamente, Alemania. Desde la perspectiva alemana, Francia debe ser el principal aliado, pero ningún otro país mediterráneo figura entre las preferencias de la población alemana, más interesada en cooperar con Austria, Holanda o Suecia que con Italia o España. En conclusión, a la luz de las opiniones públicas, existe una base social para un grupo de países mediterráneos dentro de la UE, pero un grupo que se ve a sí mismo como secundario ante Alemania.

Los resultados señalan a Italia como el país que se siente más cercano a España en la similitud de sus intereses, pero es a la vez el menos confiado en la capacidad de sus gobiernos para actuar de forma coordinada. También en Francia son mayoría los que creen que su país y España comparten intereses, mientras que en Alemania las opiniones están muy divididas, con una ligera mayoría de los que perciben como diferentes los intereses alemanes y españoles.