¿Cómo son los seguidores que Estado Islámico (EI) ha sido capaz de atraer y movilizar dentro del territorio español? ¿Cuándo, dónde y cómo se radicalizaron en la ideología que es propia de esa organización yihadista? ¿Qué tipo de motivaciones individuales son las que les han llevado a la participación en actividades terroristas? ¿Cuáles son sus patrones de implicación yihadista en favor de EI tanto dentro como fuera de nuestro país? Este informe responde a esas preguntas.
¿Cuál es el perfil sociológico más frecuente entre los detenidos en España por actividades relacionadas con Estado Islámico?
Los detenidos puestos a disposición judicial en España desde 2013 por actividades relacionadas con Estado Islámico (EI) se caracterizan ante todo por ser hombres jóvenes, casados y con hijos, tanto españoles como marroquíes, en su mayoría con estudios secundarios y cuya tasa de desempleo es similar a la de la población española en su conjunto. No es inusual que tengan antecedentes penales. Si bien de ascendencia musulmana, su conocimiento del islam y de la sharía o ley islámica suele ser elemental. Ahora bien, nada de ello es incompatible con que se registren porcentajes significativos de mujeres, conversos y universitarios.
En conjunto, el principal escenario de la movilización promovida en España por EI se encuentra en la provincia de Barcelona, pero si la atención se centra solo en los detenidos de nacionalidad española su foco hay que situarlo entre jóvenes de segunda generación nacidos y residentes en Ceuta.
¿Cuándo, dónde y cómo se radicalizaron esos individuos en la ideología del salafismo yihadista que es propia de EI?
La radicalización de los detenidos en España que iniciaron dicho proceso tras el auge de EI en 2013 se desarrolló sobre todo en entornos mixtos, que combinan ámbitos offline y online. Ahora bien, el número de individuos radicalizados solo offline es marcadamente superior al de los radicalizados únicamente online. Domicilios privados, lugares de culto y centros culturales islámicos, espacios al aire libre, así como centros penitenciarios, destacan entre los ámbitos de radicalización offline.
Hay dos factores de asociación diferencial que ayudan a entender por qué determinados individuos se radicalizaron en cierto lugar mientras otros de similares rasgos sociodemográficos, en el mismo o diferente sitio, no hicieron suya la ideología de EI: por una parte, la existencia de contacto físico directo con un agente de radicalización al que generalmente se atribuye cierto carisma y, por otra, los lazos sociales preexistentes basados en vínculos de vecindad, amistad o parentesco.
¿Qué tipo de motivaciones individuales son las que les han llevado a la participación en actividades terroristas?
Las motivaciones ideológicas y utilitarias para adherirse a EI parecen haber sido más relevantes entre los detenidos que las de índole existencial e identitaria, o que las de carácter emocional y afectivo. La idea de yihad terrorista como imperativo religioso, el convencimiento de que es eficaz y de que su éxito queda de manifiesto con la proclamación del califato, al igual que la provisión de incentivos selectivos o recompensas materiales y no materiales, mueven más a la implicación en EI que la posibilidad de encauzar distintos tipos de emociones o encontrar una salida a crisis vitales o a conflictos de identidad.
Con todo, según los testimonios orales o escritos que han dejado los detenidos, el odio, principal pero no exclusivamente hacia occidentales que son descritos como infieles y hacia chiíes considerados apóstatas, está generalizado entre ellos y a menudo se combina con otro tipo de motivaciones individuales.
¿Cuáles son sus patrones típicos de implicación yihadista en favor de EI tanto dentro como fuera de nuestro país?
La inmensa mayoría de los detenidos puestos a disposición judicial en España desde 2013 por actividades terroristas relacionadas con EI se hallaban implicados en compañía de otros y no aislados o en solitario. En concreto, como integrantes de células, grupos o redes, más de nueva formación y alcance transnacional que regeneradas y confinadas en sus actividades al territorio español.
En el seno de dichas células, grupos o redes, los detenidos contribuían sobre todo a funciones de radicalización, reclutamiento, envío de combatientes terroristas extranjeros a Siria e Irak, difusión de propaganda o financiación para cubrir las necesidades derivadas de su implicación yihadista. Una amplia mayoría de los mismos se habían desplazado a Siria e Irak, lo habían intentado o tenían intención de hacerlo. Pese a lo cual, un tercio de ellos pertenecía a células, grupos o redes con capacidades operativas y que tenían voluntad de atentar en España.
¿Cómo son y deben ser tanto la reacción social como las respuestas institucionales a la amenaza que supone EI?
La sociedad española es consciente de la amenaza terrorista que implica para nuestro país EI. Las más de 40 operaciones policiales contra EI desde 2013 ponen de manifiesto una efectiva respuesta institucional cuyo actual enfoque preventivo no está exento de inconvenientes. Estos pueden atenuarse en buena medida tras la entrada en vigor, en 2015, de las nuevas disposiciones antiterroristas del Código Penal.
Apremia una implementación efectiva y localizada del Plan Estratégico Nacional de Lucha contra la Radicalización Violenta (PEN-LRV) al tiempo que deben mantenerse como prioritarias la cooperación bilateral con Marruecos y la multilateral en la Unión Europea. España ha de favorecer iniciativas legítimas de la comunidad internacional en zonas que son foco de la amenaza de EI. La revisión de la Estrategia Integral Contra el Terrorismo Internacional y la Radicalización (EICTIR) ofrece una oportunidad para el consenso parlamentario que cuenta con el mecanismo del pacto antiyihadista.