Tras la sucesión de crisis que comienzan prácticamente con el fracaso de la Constitución europea y se agudizan con la crisis económica y financiera, parece que la Unión Europea, lejos de ser aniquilada o debilitada por el Brexit, ha encontrado una ventana de oportunidad inesperada que puede permitir afrontar las reformas que los actuales desafíos requieren. Aunque los desafíos son grandes, el grado de ambición de las reformas está por concretar y, en este escenario, un paso previo e inexcusable es contar con una agenda que ofrezca diagnósticos adecuados y proponga alternativas realistas.
Este es precisamente el propósito de este informe: contribuir a la reflexión en marcha sobre el rumbo y contenido de los cambios que debe y puede afrontar la UE. Esta contribución pretende identificar cuestiones fundamentales para el diseño de la UE partiendo de la premisa de que la Unión debe estar al servicio de sus ciudadanos y sus necesidades y que cualquier reforma debe mantener esto como su objetivo. Por ello, la selección de temas del informe se ha centrado en ciertas cuestiones imperativas e ineludibles. Otros temas podían haber nutrido la agenda, pero los que están son inexcusables.