Un futuro común para Europa, América Latina y el Caribe

Fondo de una imagen de brotes de plantas que muestra el crecimiento de la ecología o el concepto de la naturaleza, con una ilustración superpuesta de un globo terráqueo con el mapa de América Latina y el Caribe, y Europa

Autoras principales: Iliana Olivié, María Santillán O’Shea.
Coautores: Damien Barchiche (IDDRI), San Bilal (ECDPM), Fabrizio Botti (IAI), Tiziano Breda (IAI), Alexia Faus Onbargi (IDOS), Ricardo Fuentes Nieva (ODI), Karim Karaki (ECDPM), Niels Keijzer (IDOS), Dora Meredith (ODI), María Alejandra Riaño (IDDRI).

Ideas clave

Los valores, intereses y sectores prioritarios, como la transición ecológica, digital y social, que comparten la Unión Europea (UE) y la región de América Latina y el Caribe (ALC), junto con las considerables necesidades financieras a las que se enfrenta esta última, hacen necesario fortalecer las relaciones financieras entre ambas regiones. Algunas dimensiones de estas relaciones ya gozan de una importancia significativa, como la inversión extranjera directa (IED), mientras que otras, como la ayuda oficial para el desarrollo (AOD), son menos relevantes.

Hay mucho margen para llevar a cabo iniciativas de cooperación financiera con un enfoque más allá de la ayuda, entre otras cosas en el marco de Global Gateway, de tal manera que se aproveche al máximo el potencial de las distintas herramientas de cooperación –tales como el fortalecimiento de los instrumentos financieros, el diálogo político y la asistencia técnica– de forma complementaria y coherente. La vinculación de enfoques de desarrollo y comerciales, la alineación de las agendas, el intercambio de conocimientos y el aprovechamiento de iniciativas existentes, así como la búsqueda de denominadores comunes en áreas clave para las dos regiones, como son la reforma de los bancos multilaterales de desarrollo (MDB) y las cuestiones relativas a la deuda y las reformas fiscales en entornos bilaterales o multilaterales, pueden ayudar a aprovechar el potencial financiero de estas relaciones birregionales.

Pese a la diversidad de intereses y necesidades de las regiones en relación con la transición energética y la acción climática, existen muchas oportunidades para fortalecer la cooperación, la inversión y el diálogo político entre las regiones de la UE y América Latina y el Caribe en un tema de tanto calado en la agenda mundial de desarrollo como es la transición energética y la lucha contra el cambio climático.

Para tener una referencia sobre este potencial de cooperación entre la UE y América Latina y el Caribe, se podría invertir en la creación de un registro de los compromisos de cooperación existentes, analizar los efectos, previstos e imprevistos, de la transición energética dentro de la región ALC, reforzar la cooperación regional, movilizar a las instituciones financieras de desarrollo e incrementar las interacciones diplomáticas.

Muchos países de la región ALC se ven afectados por ciclos negativos de grandes desigualdades, una escasa confianza en las instituciones y la democracia, una delincuencia generalizada y un bajo crecimiento económico. La naturaleza de estos ciclos hace que se retroalimenten, puesto que las desigualdades de las sociedades son sistémicas y dan como resultado un contrato social frágil. Para romper el ciclo de exclusión y baja confianza es necesario centrarse en la inclusión y la redistribución.

Puesto que los desafíos relacionados con la desigualdad son de índole sistémica, la respuesta a ellos debe ser sistémica también. Los marcos inclusivos de protección social pueden desempeñar un papel transformador e impulsar la inclusión social, así como el respeto al Estado de derecho.


Este informe colectivo ha sido elaborado con el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España.


Ver también: Presentación del informe de ETTG “Un futuro común para Europa, América Latina y el Caribe”.

(*) Publicado originalmente en la web del European Think Tanks Group (ETTG).