Los ciudadanos ante el cambio climático

Los ciudadanos ante el cambio climático

Resumen ejecutivo[1]
Hace cinco años el Real Instituto Elcano llevó a cabo su primera encuesta dedicada en exclusiva a analizar las opiniones de los ciudadanos españoles ante el cambio climático. Desde entonces han proliferado en España las encuestas en esta materia.

Tras la pandemia, la crisis energética, las guerras en Ucrania y Gaza y la conclusión de la primera evaluación (balance) global del avance hacia los objetivos del Acuerdo de París, el Real Instituto Elcano vuelve a realizar una encuesta que amplía la de 2019 –que se centraba esencialmente en la mitigación– al análisis del agua y la adaptación a los efectos del cambio climático.

El diseño de la presente encuesta, cuyo campo se realizó a finales de 2023, utiliza el mismo marco teórico que la encuesta de 2019 derivado de la psicología social y de los análisis de las preferencias declaradas de la economía ambiental. Como en la anterior encuesta, el objetivo de la actual es volver a analizar el grado de conocimiento, preocupación, actitudes, intenciones y comportamientos de los ciudadanos españoles ante el cambio climático y ante las tecnologías, las políticas y las medidas propuestas para hacerle frente.

Los resultados más destacables de la encuesta son:

  1. El cambio climático es percibido como la segunda mayor amenaza tras los conflictos armados y, consecuentemente, como un problema muy grave por la gran mayoría de los ciudadanos encuestados.
  2. El negacionismo climático ha aumentado en España, especialmente en personas situadas más a la derecha en el espectro ideológico. No obstante, dicho fenómeno sigue siendo muy minoritario, posiblemente como resultado de los efectos crecientes del cambio climático que se sienten ya en todo el mundo según una amplia mayoría de los ciudadanos encuestados.
  3. Si bien la visión pro-ecológica del mundo sigue siendo elevada, ésta ha disminuido en comparación con 2019. A pesar de este descenso, la inmensa mayoría de las personas encuestadas afirma ser consciente de la importancia de las decisiones de consumo para el medio ambiente y afirma poder ahorrar agua y energía, aunque la capacidad percibida para el ahorro haya disminuido desde 2019. La disposición a consumir agua reutilizada también es muy generalizada.
  4. Cuando se pregunta sobre quiénes son los responsables del cambio climático, menos de la mitad de los encuestados indica que cada uno de nosotros somos los causantes. Esta cifra también ha disminuido con respecto a 2019, a pesar de la publicación del Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en el que se indica que el componente antropogénico del cambio climático es inequívoco. Por otro lado, la mayoría de los encuestados afirma que en su entorno (familia, pareja, amigos y compañeros de trabajo) se debate sobre cómo frenar el cambio climático.
  5. Aproximadamente la mitad de los usuarios habituales del transporte público y privado indica que estarían dispuestos a pagar más para compensar el daño causado por las emisiones del uso tanto del transporte público como del privado. Además, se duplica el número de personas que afirman que deben poder seguir usando los vehículos de combustión interna. 
  6. En relación con el grado de apoyo a distintas tecnologías e instrumentos para la mitigación del cambio climático se confirma el apoyo muy generalizado a que la electricidad provenga de fuentes renovables, aunque ello suponga tener grandes infraestructuras como parques eólicos o grandes instalaciones de paneles solares. Hay un aumento muy significativo en el apoyo a la extensión de la vida útil de las centrales nucleares en comparación con los datos de 2019. El apoyo a que la banca invierta en actividades que no dañen el medio ambiente continúa siendo generalizado, en línea con los resultados de 2019. También se mantiene desde 2019 un gran apoyo al establecimiento del futuro comité científico independiente que proponga objetivos y evalúe su consecución. Según los encuestados, las acciones contra el cambio climático deberían estar alineadas con las recomendaciones científicas. Como era de esperar, los impuestos son un instrumento con baja aceptación por parte de los ciudadanos. A su vez, algo más de una quinta parte de los encuestados apoyaría la exploración de los recursos fósiles (carbón, petróleo, gas) y minerales en España.
  7. Los ciudadanos se muestran a favor de que el gobierno asigne una parte de los Presupuestos Generales del Estado a la acción climática. El apoyo a las medidas de adaptación a los efectos del cambio climático (preferentemente a aquellas que ayudan a proteger el capital natural) y la asignación de fondos para acompañar a los sectores y territorios en transición también es muy amplio.
  8. La brecha entre la preocupación, las intenciones y las acciones sigue siendo muy significativa en España. Por ejemplo, de aproximadamente una cuarta parte de los encuestados que afirma haber cambiado sus hábitos de transporte, sólo algo más del 25% lo ha hecho para luchar contra el cambio climático. A pesar del aumento notable en el desarrollo de las finanzas sostenibles, el porcentaje de personas que preguntan a sus entidades bancarias por los productos financieros verdes permanece inalterado desde 2019 en un 5% de la muestra.
  9. En cuanto a las variables socioeconómicas, las mujeres, las personas más jóvenes (y en ocasiones las más mayores), aquellas que tienen una visión más pro-ecológica del mundo, las de ingresos medios o medio-altos, aquellas con mayor nivel de estudios y las situadas más a la izquierda en el espectro ideológico son las más preocupadas por el cambio climático y las que muestran actitudes y comportamientos más tendentes a la acción contra el cambio climático.

De lo anterior se deriva que la política climática en España se enfrenta en 2023 a un contexto significativamente menos proclive a la consecución de objetivos climáticos cada vez más ambiciosos en comparación con 2019. Los resultados de la encuesta señalan las iniciativas, políticas e instrumentos que cuentan con mayor –y menor– apoyo ciudadano para contribuir a la reflexión sobre la implementación del Marco Estratégico de Energía y Clima.


[1] Los autores agradecen la revisión y sugerencias relativas al diseño de la encuesta a María Loureiro y Francesca Lipari, así como las sugerencias al informe de Gonzalo Escribano, Ignacio Urbasos y Sofía Tirado. De todos los errores u omisiones son responsables los autores.