Encuesta: Europa vista desde España y Francia

Encuesta: Europa vista desde España y Francia

Introducción

Lo que se presenta aquí es el resumen de los resultados de un estudio realizado mediante la colaboración entre Diálogo, Asociación de Amistad Hispano-Francesa, y el Real Instituto Elcano. Esta es la tercera ocasión en que ambas entidades cooperan para profundizar en el conocimiento de las opiniones públicas en ambos países, tras la encuesta realizada en 2008 sobre la imagen de Francia en España, y la de 2014 sobre las imágenes mutuas. En esta ocasión, utilizando de nuevo la técnica de encuesta, se indaga sobre las posiciones de franceses y españoles ante la realidad económica, jurídica y política que más los une, la común pertenencia a la Unión Europea.

Se examinan aquí las similitudes y diferencias entre españoles y franceses en relación con los siguientes temas:

  • Identificación con Europa
  • Valoración del impacto de la UE en su país
  • Confianza en las instituciones nacionales y europeas
  • Actitud hacia el euro
  • Percepción de problemas, desafíos y objetivos de la UE
  • Percepción sobre países más influyentes y aliados preferidos
  • Principales logros de la UE y desventajas de pertenecer a ella
  • Actitud hacia la europeización de ciertas políticas
  • Actitud hacia el aumento del gasto en defensa en Europa
  • Percepción sobre las relaciones mutuas y la cooperación entre Francia y España

Ficha técnica

  • Universo: Individuos residentes en Francia y España de 18 y más años.
  • Muestreo: Estratificado por Región en el caso de Francia y por Comunidad Autónoma en España, con aplicación de cuotas de sexo y edad proporcionales a la distribución de la población en cada uno de los estratos.
  • Tamaño muestral: 1.000 entrevistas en Francia y 1.000 en España.
  • Tipo de entrevista: Entrevistas on line a una muestra panelizada de ciudadanos de cada país.
  • Error de muestreo: Para los datos globales de cada país y bajo el supuesto de un muestreo aleatorio simple y un margen de confianza del 95,5%, se sitúa en un +/-3,2%.
  • Fechas del trabajo de campo: El trabajo de campo se inició el 23 de febrero en España y el 27 de este mes en Francia. En ambos países finalizó el 15 de marzo.
  • Trabajo de campo y tabulación de los datos: Realizados por Toluna.

1. Las actitudes hacia la UE

Tanto en Francia como en España los que mantienen posiciones negativas hacia la UE son una minoría, del 28% en Francia y del 15% en España.

Sin embargo, el entusiasmo europeísta de los españoles es mayor: el 62% de los españoles hace una valoración globalmente positiva de la pertenencia de su país a la UE, frente al 40% de los franceses. Quizá porque la inmensa mayoría de los franceses ha llegado a la edad adulta en una Francia ya integrada en la UE, no aprecian, como sí lo hacen los españoles, la diferencia entre la España anterior y posterior a la entrada en la Unión.

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La variable ideológica juega en sentido contrario en España y Francia: en España es la izquierda la menos satisfecha con la UE, mientras que en Francia éste es un rasgo más frecuente entre la derecha

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De hecho, las instituciones europeas gozan de mayor prestigio que las nacionales en España, al contrario de lo que ocurre en Francia. Mientras que en Francia la UE es presentada por algunas fuerzas políticas como responsable de diferentes problemas del país, en España no existen fuerzas políticas relevantes con posiciones antieuropeístas y la UE sigue viéndose por muchos como una tabla salvadora que libra al país de sus propios males. Los franceses confían más en su propio gobierno y en su Parlamento que en la Comisión Europea o el Parlamento europeo, al contrario de lo que hacen los españoles, cuya confianza en las instituciones políticas propias es muy baja, entre las menores en la Unión Europea.

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Una de las principales señas de identidad europeas, el euro, es apoyada por la mayoría de los franceses, un 64%, y disfruta aún de mayor prestigio en España. Tres cuartas partes de los españoles, el 75%, son favorables a seguir en el euro.

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De nuevo en este aspecto se aprecia cómo la ideología política actúa de forma contraria en ambos países en lo que respecta a Europa. En Francia son, sobre todo, los individuos de derecha los que están a favor de salir del euro, mientras que en España esta posición es más frecuente (aunque minoritaria) en la izquierda.

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La historia, el desigual nivel de riqueza y el impacto de la crisis económica más reciente explican las diferentes respuestas de franceses y españoles a la pregunta sobre los principales logros de la Unión Europea. Para los franceses, cuyo país ha estado sumido en guerras contra otros Estados europeos en múltiples ocasiones, algunas relativamente recientes, la paz es la principal aportación de la Unión Europea, seguida por la posibilidad de viajar libremente por Europa y por el euro. Sin embargo, en España, que no ha participado en ninguna de las dos guerras mundiales, y que, salvo por la invasión francesa, no se ha visto involucrada en guerras en Europa desde el siglo XVIII, la paz es secundaria frente a otros logros de la Unión, el principal de los cuales es la posibilidad de vivir y trabajar en otro Estado, seguido por la libertad de movimiento y el euro. Las ayudas regionales, de las que España se ha beneficiado en gran medida durante varias décadas, son, lógicamente, mucho más apreciadas en España que en Francia. Las ayudas de la Política Agraria Común, de las que Francia y España son grandes beneficiarias, ocupa un lugar secundario entre las respuestas, un resultado del pequeño peso de la población agraria en ambos países.

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En cuanto a las desventajas de pertenecer a la Unión Europea, los españoles escogen sobre todo (50%) una respuesta genérica (la burocracia europea) que no denota ningún resultado político específico y que refleja más bien un eco de noticias recibidas, ya que la inmensa mayoría de los ciudadanos no ha tenido ningún contacto directo con la administración europea. En conjunto, los franceses están más preocupados que los españoles por el impacto de la UE sólo sobre la movilidad de los demás (inmigración y refugio), por la competencia comercial con otros países de la UE y por la pérdida de soberanía nacional.

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2. Los objetivos, el futuro y los problemas de la UE

Quizá la manifestación más clara del diferente punto de vista con que franceses y españoles contemplan la Unión Europea sea la respuesta a esta pregunta: “¿Cuál cree usted que debe ser el objetivo principal a largo plazo de la Unión Europea?” Aquí encontramos una Francia preocupada por la competencia económica global, inquieta ante los efectos de la globalización, que ve en la UE un mecanismo para defenderse de ellos, mientras que España está más interesada en igualar el nivel de bienestar dentro de la Unión, probablemente porque sigue percibiéndose a sí misma como un país más pobre que la media de la UE, pese a que en la realidad España está por encima de esa media desde la entrada en la UE de los países de Europa del Este y ha dejado ya de ser un receptor neto de fondos comunitarios para convertirse en contribuyente.

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Las diferencias ideológicas son muy relevantes en este punto. Tanto en España como en Francia la izquierda está más interesada en el papel redistributivo e igualador que la UE puede ejercer, mientras que la derecha está más concernida con el éxito económico de la UE en el mercado global.

Respecto al futuro de la UE sólo una minoría de franceses o de españoles prefiere que se devuelva a los Estados competencias que ahora ejerce la UE, pero los segundos son más optimistas y más favorables a aumentar las competencias de la Unión.

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El diferente estado de ánimo y conjunto de preocupaciones que afectan a franceses y españoles vuelve a ponerse en evidencia en las respuestas a la pregunta sobre los principales desafíos o problemas que tiene la Unión Europea. En el caso de Francia destaca con mucha diferencia la llegada de inmigrantes y refugiados, seguida por el terrorismo. En España ningún problema preocupa tanto como afectan esos dos a los franceses y las opiniones se dividen mucho más: el desempleo es el problema más citado, pero muy cerca del terrorismo o de la llegada de inmigrantes o refugiados. El futuro de las pensiones o los movimientos separatistas preocupan mucho más en España que en Francia, donde, por el contrario, están más alarmados por el auge de la extrema derecha o la desunión interna en la UE. Puesto que los entrevistados sólo podían elegir tres respuestas, estos resultados no implican que no exista preocupación por los demás elementos, como el cambio climático o la intervención de Rusia. Lo que indican es que hay otros aspectos que preocupan más.

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La llegada de inmigrantes y/o refugiados es mencionada como principal problema mucho más por la derecha que por la izquierda, tanto en Francia como en España, pero la diferencia es aún más clara en Francia, donde este tema es señalado como desafío o problema por un 73% de los que se colocan en la derecha, frente al 43% de los que están en la izquierda. En conjunto, la izquierda está más preocupada por el desempleo, el calentamiento global, la pobreza y el auge de la extrema derecha, mientras que la derecha destaca por su inquietud ante la salida del Reino Unido, el terrorismo, los movimientos separatistas (en España), o, como ya se ha dicho, la inmigración.

Franceses y españoles mantienen actitudes alejadas en lo que respecta a la posibilidad de avanzar hacia una mayor comunitarización de las políticas económicas y sociales. La mayoría de los españoles, en su confianza en la UE, están a favor de que se europeícen la política fiscal y el seguro de desempleo, mientras que los franceses están claramente en contra en ambos casos. Respecto a las normas bancarias, la mayoría en España y en Francia están a favor de que sean europeas, pero esa mayoría es mayor en España.

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Respecto al aumento del gasto en defensa por los Estados europeos, las posiciones de españoles y franceses son también diferentes. El rechazo al aumento del gasto militar o al uso de las fuerzas armadas en operaciones bélicas en el exterior es una notable característica de los españoles, que varias encuestas han confirmado ya (recientemente en el BRIE 39). En este terreno es clara la diferencia con los franceses, con una mayor cultura de defensa y aceptación de la actuación de sus fuerzas armadas en conflictos externos. Así, como vemos, sólo el 35% de los españoles, frente al 60% de los franceses, está de acuerdo en que los Estados europeos deban dedicar más dinero a la defensa.

Además, este asunto es menos divisivo en Francia que en España: en Francia también la izquierda está de acuerdo con que debe aumentarse el gasto militar, mientras que en España sólo la derecha comparte esta opinión.

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El cuestionario ha indagado también sobre otro elemento importante de las políticas europeas, el fomento de las interconexiones de energía entre los Estados. Sólo una minoría de los entrevistados (el 30% de los españoles y el 24% de los franceses) sabe qué son esas interconexiones, aunque ese conocimiento es a menudo muy vago e impreciso. Preguntados sobre las ventajas de las interconexiones eléctricas entre los Estados, las respuestas hacen mención a los menores costes, la mayor competencia y mayor eficiencia del sistema eléctrico, la mayor seguridad energética (garantía del suministro) y la compensación de los déficits y superávits energéticos de cada país. Por otra parte, sólo un 30% de los franceses y un 26% de los españoles saben que la Unión Europea está intentando crear un mercado común de la energía.
Pese a sus diferencias en otros aspectos referidos a Europa, franceses y españoles están igualmente molestos por la decisión del Reino Unido de abandonar la UE y ambos son partidarios de que la UE negocie su salida sin ofrecerles concesiones. El 59% de los españoles y el 52% de los franceses mantienen esa posición.

Y esta coincidencia se produce pese a que ambos grupos tienen diferentes expectativas respecto al impacto que el Brexit puede tener en sus países: sólo un 21% de los españoles espera que de esa salida pueda deducirse algo bueno para España, frente a un 38% de los franceses que confían en algún resultado positivo para su país.

Cuando se pregunta en qué puede concretarse el beneficio para su país, muchos no señalan ninguno en particular y, entre los que sí lo hacen (una pequeña minoría en el conjunto de la muestra) destacan dos respuestas: la llegada de empresas en general o del sector financiero en particular y, en el caso español, la obtención de una mayor cuota de influencia dentro de la UE.

3. Los aliados y los poderosos en la Unión Europea

Tanto Francia como España consideran que Alemania debe ser su principal aliado dentro de la Unión Europea, aunque lo hacen de modo diferente: de forma concentrada con una gran mayoría en el caso francés (70%) y con la mitad de las respuestas en el caso español (54%). Además, Francia y España se encuentran en una situación desigual respecto a la preferencia mutua como aliados dentro de la Unión Europea: mientras que para los españoles Francia debe ser el segundo aliado más importante (y los demás países apenas son mencionados), para los franceses ese papel se divide a partes semejantes, aunque pequeñas, entre España, Italia, Bélgica y ¡Reino Unido! Franceses y españoles vuelven a coincidir en elegir Italia como el tercer aliado preferido, que en Francia aparece a la par que España. En conjunto, España y Francia se eligen mutuamente como aliados preferidos, pero mientras que para España Francia es claramente el segundo aliado preferido después de Alemania, con mucha diferencia respecto a cualquier otro, para Francia España está sólo ligeramente por encima de Italia y Bélgica.

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Por otra parte, todos, ya sean franceses o españoles, están de acuerdo en que Alemania es el país más influyente en la Unión Europea, citado como tal por el 78% de los franceses y el 85% de los españoles. A continuación, como segundo país más poderoso aparece Francia, y en tercero, España, Italia y el Reino Unido. Franceses y españoles son conscientes de la diferente influencia que ambos tienen en la UE: los españoles señalan a Francia como la 2ª potencia, pero los franceses no hacen lo mismo respecto a España.

Poniendo en relación ambas preguntas, se observa que los franceses tienen una actitud más pragmática que los españoles en lo que respecta a la búsqueda de alianzas en el seno de la UE: ambos reconocen que Alemania es el Estado más influyente pero los franceses son más coherentes, o más estratégicos, y deducen que por tanto Alemania debe ser el principal aliado, mientras que buena parte de los españoles pese a conocer esa mayor influencia alemana prefieren buscar otros aliados dentro la UE, y se dirigen sobre todo a Francia. De hecho, de entre los españoles que consideran a Alemania el país más influyente, sólo el 59% cree que debe ser el principal aliado de España. El otro 41% se reparte entre muchas opciones, entre las que destacan Francia (14%), Portugal (6%) e Italia (5%). En Francia, sin embargo, el 78% de los que consideran que Alemania es la mayor potencia la eligen también como aliado prioritario.

4. La cooperación internacional entre España y Francia

Como se ha mostrado antes, Francia es más importante como aliado para España que en el caso contrario, y como se ve a continuación, los españoles son más optimistas que los franceses respecto a la naturaleza actual de la colaboración entre ambos países en la esfera europea e internacional.

En los dos países la mayoría opina que Francia y España tienen intereses comunes en lo que respecta a Europa y el resto del mundo, aunque son más los españoles que mantienen esa opinión, y también la de que ambos países se ponen de acuerdo para actuar ante terceros o ante organizaciones internacionales. La opinión pública francesa, por su parte, está fragmentada en este punto y muestra mayores dudas (un 28% no contesta a esta pregunta).

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Cuando se pregunta, de forma abierta, en qué políticas o aspectos colaboran España y Francia, más de dos tercios de los franceses y la mitad de los españoles no ofrecen ninguna respuesta, lo que muestra desconocimiento sobre el tema. La colaboración antiterrorista es el único elemento que destaca, especialmente entre los españoles, que durante años han recibido noticias sobre la cooperación policial o judicial francesa contra el terrorismo etarra. En concreto, un 10% de los franceses y un 37% de los españoles citan la lucha antiterrorista como uno de los temas fundamentales de colaboración entre los dos países.

La ausencia de conflictos entre Francia y España se pone de manifiesto en la escasez de respuestas a la pregunta abierta sobre en qué aspectos podrían mejorar las relaciones entre ambos países. El 79% de los franceses y el 71% de los españoles no contestan a esta pregunta.

Conclusiones

El objetivo de esta encuesta ha sido indagar en las similitudes y diferencias entre las opiniones públicas francesa y española ante la Unión Europea, una organización fundada por Francia y a la que España se sumó hace más de 30 años. Ambos países mantienen una estrecha cooperación en muchos campos, una gran compenetración económica en inversiones y comercio, una notoria influencia cultural mutua e intereses comunes en las relaciones internacionales. Por todo ello, el objeto de este estudio es relevante en cuanto permite conocer el grado de cercanía entre las poblaciones española y francesa en sus actitudes hacia el principal marco político común: la Unión Europea.

Los resultados muestran que la principal diferencia entre franceses y españoles es el mayor entusiasmo de los segundos hacia la UE. Los españoles mantienen desde la transición una actitud muy positiva y quizá algo ingenua hacia la UE, que sigue siendo una novedad para la vida de la mayoría de ellos, mientras que para la gran mayoría de los franceses la UE es un hecho que les ha acompañado a lo largo de sus vidas adultas. Para los españoles, la entrada en la UE representó el símbolo de un logro muy importante: la democratización (apoyada por Europa) y el fin del aislamiento internacional. Para los franceses actuales, que ya no son los que vivieron su fundación, la UE es sólo un dato del contexto que, además, tiene poco o nada que ver con la calidad de su democracia.

Francia fue y sigue siendo una gran potencia industrial exportadora que ha visto amenazados sus logros económicos por la globalización y la competencia comercial de las nuevas potencias asiáticas. En España, el impacto de la industria exportadora en su economía ha sido menor que en Francia y por tanto su declive industrial ha tenido un efecto menos visible en su bienestar.  La sensación que Francia experimenta de un cierto declive como gran potencia internacional no tiene correlato en España, acostumbrada a este declive desde finales del siglo XIX cuando perdió sus últimas colonias en América y Asia.

En este contexto, los franceses desean que la UE sea, en primer lugar, un instrumento para competir mejor en la economía globalizada, mientras que los españoles, que todavía se ven a sí mismos en el bando de los receptores de ayudas -pese a que España ha pasado a ser contribuyente neto al presupuesto comunitario-, quieren que la UE sea, en primer lugar, un gran distribuidor de riqueza, capaz de igualar las condiciones de vida entre los Estados miembro.

En general, el nacionalismo francés es mucho más poderoso que el español y ello explica sus mayores reticencias hacia cualquier proceso u organización que debilite la soberanía nacional. Los españoles, por el contrario, tienen una identidad nacional más débil, desconfían de sus propias instituciones y confían en las europeas.

Esta diferente fuerza de los nacionalismos está también detrás del escaso apoyo de los españoles hacia una mayor inversión en las fuerzas armadas, un apoyo que es mucho mayor en el caso de la población francesa.

La variable ideológica juega en sentido contrario en España y Francia: en España es la izquierda la que más desconfía de la UE, mientras que en Francia éste es un rasgo de la derecha.

Por último, la relación de poder es desigual: para España Francia es claramente el segundo aliado preferido después de Alemania, con mucha diferencia respecto a cualquier otro. Para Francia España está sólo ligeramente por encima de Italia y Bélgica.

Franceses y españoles entienden que Alemania es la nación más poderosa en Europa y, en consecuencia, la mayoría la eligen como principal aliada. Sin embargo, los franceses son más coherentes que los españoles. Gran parte de los españoles eligen otros países, sobre todo a Francia, como principal aliado, pese a saber que Alemania es más influyente. Quizá porque ven a Alemania como un posible enemigo (que impone políticas restrictivas, por ejemplo) y buscan la alianza con otros Estados que puedan contrarrestar la influencia germana.