Introducción
La transición política y el deterioro de la situación de seguridad han tenido costes importantes para la economía tunecina, cuyo deterioro se percibe crecientemente como una amenaza para la consolidación de la democracia. El estancamiento del crecimiento y de las reformas corre el riesgo de dejar la economía del país en manos de sus donantes y socios comerciales, sobre todo de la UE. Para Túnez, el fuerte incremento de la dependencia económica con Europa aumenta también su vulnerabilidad frente a las decisiones y la coyuntura de la UE. Se corre el riesgo de que la complicada y exigente coyuntura política y económica europea se sume a una decepción con el ritmo de las reformas económicas tunecinas, pudiendo generar en el medio plazo cierta fatiga en la cooperación europea.
Este documento de trabajo aborda en primer lugar el desvanecimiento del crecimiento económico tunecino y sus perspectivas de futuro, así como la fragilidad de sus principales equilibrios macroeconómicos. A continuación, se analiza la ralentización de las reformas económicas como la parte inacabada de la revolución de 2011, en el sentido de que el modelo productivo del país y sus políticas económicas siguen respondiendo en gran medida a los patrones pre-revolucionarios determinados por el depuesto presidente Ben Ali. En tercer término, se expone cómo la delicada situación económica tunecina ha obligado a sus donantes, especialmente a la UE, a aumentar la cooperación financiera de manera acelerada sin conseguir grandes reformas como contrapartida.
El documento concluye destacando la falta de consenso entre los agentes sociales y políticos tunecinos, tanto sobre las reformas económicas como acerca del recorrido de una mayor integración con la UE, así como las limitaciones mostradas por la propia estrategia europea en materia agrícola y de movilidad de la mano de obra. Todo ello devalúa la credibilidad y la consistencia temporal de la integración económica euro-tunecina y su utilidad como vector de las reformas.
Cinco años después de la revolución de 2011, parece llegado el momento para Túnez y la UE de ir un paso más allá de la ayuda y avanzar en una mayor integración productiva. Ello implica que Túnez debe construir lo antes posible consensos económicos internos y que la UE debe proveer incentivos serios y estables que Túnez (y otros países de la ribera sur del Mediterráneo) lleva años demandando, como un pleno acceso a los mercados agrícolas europeos y dotar de contenido real a las ofertas de una mayor movilidad de sus trabajadores.
Gonzalo Escribano
Investigador del Real Instituto Elcano y profesor de Economía en la UNED | @g_escribano