Aproximación preliminar en clave de geopolítica criminal
¿Cómo se pueden interpretar los procesos de expansión territorial de la criminalidad organizada desde América Latina hacia África y sus repercusiones dentro del espacio regional africano?
La necesidad de entender la dinámica de los tráficos ilícitos entre América Latina y Europa (vía España), sus repercusiones en el escenario internacional vigente, su evolución y el papel desempeñado por cada uno de los elementos partícipes al respecto, resulta determinante a efectos de articular estrategias para su prevención, contención y erradicación. En este caso concreto, el elemento que suscita una pluralidad de interrogantes que requieren de oportunas respuestas es, ¿por qué África?: ¿qué circunstancias han motivado la inclusión de este continente en el trasiego de cocaína desde Latinoamérica hacia Europa?; ¿obedece al azar o existe una estrategia criminal bien definida?; y, si es así, ¿podemos explicarla?
Múltiples cuestiones demandan la satisfacción de las carencias actuales de conocimiento científico y no meramente descriptivo/estimativo sobre aquellas manifestaciones criminales organizadas que actualmente operan en el continente africano, con especial interés por las que participan del tráfico ilícito de cocaína proveniente de América Latina. Pero aunque ciertamente la criminología constituye una herramienta indispensable, no resulta suficiente. La criminalidad transnacional organizada se distribuye geográficamente de manera muy desigual por todo el mundo, dependiendo tanto de condiciones regionales o locales como del tipo de actividad criminal desempeñada. Aprehender adecuadamente su configuración espacial, al igual que sus motivaciones para desplazarse y asentarse en según qué lugar, exige combinar varios niveles o escalas de análisis (desde lo local a lo global), así como del recurso a disciplinas tradicionalmente ajenas a su estudio pero actualmente indispensables, como la geopolítica.
Básicamente, se trata de responder a los interrogantes de cómo y por qué se producen los nexos criminales y desentrañar a qué motivaciones estratégicas responde la inclusión de África en las rutas de tráfico ilícito de cocaína, concretamente su vertiente atlántica, esto es, África Occidental.
Como punto de partida se adoptará la máxima de que cualquier intento de explicar el mapa geográfico de la criminalidad organizada y sus vínculos entre América Latina y África exige entender una pluralidad de factores, metodologías expansivas e intereses. No en vano, el fenómeno delictivo, lo mismo que cualquier otro hecho social, está estrechamente relacionado con las realidades que lo circundan. La delincuencia no se genera en “abstracto”, sino que se materializa en un contexto espacio-temporal concreto. Tiene lugar en unas determinadas condiciones sociales de desarrollo tecnológico, político y humano que influyen decisivamente en la forma en cómo esa delincuencia se produce, en sus modos y maneras de manifestarse, en su cantidad, su intensidad y en todas sus connotaciones y peculiaridades.
Es importante reseñar que no todos los factores que potencian el desplazamiento de las estructuras criminales obedecen a motivaciones positivas. También existen supuestos de movimientos involuntarios de las organizaciones criminales cuando la razón obedece a la presión gubernamental o a enfrentamientos con otras organizaciones. La competencia criminal puede degenerar en confrontaciones violentas (disputas por el control de áreas geoestratégicas, mercados, por los corredores y rutas para tráficos ilícitos, pasos fronterizos, nudos de comunicaciones, puertos…), con el resultado de facciones u organizaciones vencedoras y vencidas. La reubicación en otros países obedece a una necesidad de supervivencia como escapatoria de la prisión o de la muerte. Éste, a priori, no parece ser el caso que nos ocupa. El negocio de la exportación de cocaína hacia Europa es lo suficientemente fructífero como para dar cabida a todos los partícipes latinoamericanos en calidad de proveedores, al menos por el momento. El Océano Atlántico es igualmente amplio como para no suscitar la disputa de rutas y los posibles países de destino en África Occidental. Son variados y con características ventajosas muy similares (Guinea-Bissau, Ghana, Nigeria, Costa de Marfil, Benín, Togo, Guinea-Conakry, Guinea Ecuatorial, Gambia, Senegal, Cabo Verde, Mauritania y Marruecos) como para permitir operar con flexibilidad, circunstancias que no implican que este escenario del narcotráfico, siempre cambiante, no se deteriore en un futuro o que las organizaciones criminales latinoamericanas extrapolen rencillas locales, como la lucha por el control del territorio entre cárteles mexicanos, al espacio africano tratando de ocasionar daños a los intereses de las organizaciones contrincantes. […]
Daniel Sansó-Rubert Pascual
Centro de Estudios de Seguridad (CESEG), Universidad de Santiago de Compostela