Resumen
Ríos de tinta han corrido desde el 17 de diciembre de 2014 cuando se hizo el anuncio simultáneo del inicio de conversaciones para normalizar relaciones entre EEUU y Cuba después de 55 años de hostilidad. Este ensayo aborda un análisisl de as causas del cambio de política, las posibilidades y obstáculos en el comercio, los sectores económicos prioritarios, la inversión y entrada a organismos financieros internacionales, y las reclamaciones monetarias mutuas.
Introducción
Ríos de tinta han corrido desde el 17 de diciembre de 2014 (17D en adelante) cuando se hizo el anuncio simultáneo por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, respectivamente en Washington y La Habana, del inicio de conversaciones para normalizar relaciones entre ambos países después de 55 años de hostilidad, un paso importante y positivo que abre una nueva etapa en las relaciones entre ambos países. Este ensayo aborda un análisis de dicho proceso de forma abarcadora, documentada y lo más objetiva humanamente posible: las causas del cambio de política, las posibilidades y obstáculos en el comercio, los sectores económicos prioritarios, la inversión y entrada a organismos financieros internacionales, y las reclamaciones monetarias mutuas. También se intenta responder a dos preguntas clave: si el restablecimiento de relaciones tendrá un impacto sustancial en la economía cubana, así como en los derechos humanos y políticos. Por último, se analizan los escollos que afronta el proceso, los resultados de la Cumbre de las Américas, varias explicaciones a un enigma importante, y al final se resumen los puntos principales y se dan algunas pautas para una negociación exitosa.[2] Me parece justo que de entrada informe a los lectores que desde 1968 he mantenido una posición contraria al embargo de EEUU,[3] por razones que se analizan aquí, a más de ser un partidario de los intercambios académicos y viajes a Cuba, aunque esto no ha impedido tres negativas de visa para ir a mi país de nacimiento a realizar actividades académicas, la última en 2014.
Causas del cambio de política en Cuba y EEUU
¿Cuáles son las razones (económicas y políticas) explicativas del cambio asombroso entre estos dos vecinos después de decenios de contiendas de todo tipo?
Cuba confronta una debilidad peligrosa debido a la severa crisis económica y política de su mayor aliado regional y sustentador de su economía. En 2010 estimé que la relación económica total de Venezuela con Cuba (comercio de mercancías, compra de servicios profesionales cubanos, suministro de petróleo e inversión directa) ascendía a 11.800 millones de euros,[4] equivalente al 21% del PIB cubano (Mesa-Lago, 2012). El crecimiento económico anual cubano promedió un 2% en 2009-2014 y en el último año apenas sobrepasó el 1%, ordenándose en el quinto lugar inferior entre los 35 países de América Latina y el Caribe (CEPAL, 2014). Además, la balanza del comercio de mercancías arrojó un déficit de 8.570 millones de euros, el segundo mayor en la historia socialista (ONEI, 2014), y las reformas estructurales de Raúl Castro hasta ahora no han tenido efectos económicos tangibles (Mesa-Lago y Pérez-López, 2013; Mesa-Lago, 2014).
La economía venezolana mermó un 3,3% en 2014, la tasa más baja entre los 35 países latinoamericanos y caribeños; la inflación fue del 63%, la mayor en la región y una de las más altas del mundo; la fuga de capitales en el último decenio acumuló 190.620 millones de euros; la deuda externa se duplicó; y las reservas internacionales cayeron a la mitad (CEPAL, 2014). Para 2015 se pronostica una caída del 7% del PIB y una inflación del 80% al 90%; el Banco Central de Venezuela no ha dado una estimación de inflación en 2015 (FMI, citado en “América Latina…”, 2015; “BCV acumula…”, 2015). Debido a esta situación crítica, Venezuela redujo su comercio de mercancías con Cuba en un 18% en 2013 y un 37% en 2014, recortó el suministro de petróleo de 105.000 barriles diarios a 55.000 desde septiembre de 2014, redujo sus compras de servicios profesionales cubanos en un 36% y no efectuó inversión alguna. Si asumimos que la relación económica se ha contraído en un tercio, la economía cubana podría descender entre un 3% y un 7% en 2015, aunque esto podría ser en parte compensado por la relación económica con EEUU (Mesa-Lago, 2015). No obstante, un politólogo venezolano sostiene que Venezuela tiene suficientes recursos para continuar la ayuda económica pactada con Cuba (Romero, 2015a).[5]
Desde 2007 Raúl Castro ha reiterado en sus discursos que estaba dispuesto a conversar con EEUU sin precondiciones pero al mismo nivel de países soberanos. Con la aceptación de esta oferta y después de 18 meses de negociaciones secretas, Obama intenta cambiar 54 años de ineficaz embargo –mediante la Ley Helms-Burton de 1996–,[6] ya que no ha logrado su objetivo de derrocar el régimen de los Castro, a par de privar al gobierno cubano de su excusa de que el embargo (“bloqueo” en Cuba) es la causa de sus problemas económicos provocados también por la política económica interna,[7] así como una justificación para el control autoritario. Además, Obama evitaría la decisión anual virtualmente unánime de las Naciones Unidas solicitando a EEUU que levante el embargo, y daría pasos para cerrar la prisión en la Base de Guantánamo, una promesa electoral no cumplida. También conseguiría restaurar su deteriorada imagen en América Latina, algo que consiguió en la VII Cumbre de las Américas de 10-11 de abril en Panamá.
Frente a los ángulos positivos descritos, existen fuertes oponentes a la normalización en ambos países. En el Congreso de EEUU, un bloque de ocho congresistas cubano-americanos se oponen a la apertura de Obama y al levantamiento del embargo: en el Senado Marco Rubio, republicano miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores; Ted Cruz, también republicano; y Robert Menéndez, demócrata y ex miembro de dicha Comisión; en la Cámara de Representantes los republicanos Ileana Ros-Lehtinen, Mario Díaz Balart, Alex Money y Carlos Curbelo, así como el demócrata Albio Sires. No obstante, encuestas realizadas periódicamente en EEUU indican una clara tendencia nacional en favor de la restauración de relaciones con Cuba y el levantamiento del embargo (70% en la última). Más aún, encuestas tomadas cada dos años desde 1991 por la Universidad Internacional de Florida entre cubano-americanos exhiben similares resultados. La última en 2014 mostró que el 68% de los encuestados apoyan el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, mientras que el 52% son favorables a levantar el embargo. Los porcentajes aumentan en las generaciones jóvenes y los arribados a EEUU desde 1995, y viceversa; los que están registrados para votar tienen porcentajes menores al promedio, pero aun así mayoritarios: un 55% apoya las relaciones mientras que un 51% favorece el levantamiento del embargo. Además, un 53% de los electores registrados dijeron que votarían por un candidato a favor de restablecer relaciones, un 57% por reemplazar el embargo con una política que ayude a los dueños de microempresas en Cuba y un 81% por sustituir el embargo con una política que incremente la presión al gobierno cubano en pro de los derechos humanos (FIU-CRI, 2014). Los congresistas cubano-americanos han criticado la metodología de la encuesta y han alegado que lo que cuenta son los votos de los cubano-americanos que los han elegidos a ellos (Miami Herald, 1/IV/2015).
En Cuba hay ortodoxos en puestos claves: José Ramón Machado Ventura (85 años) es segundo secretario del Partido (PCC) y vicepresidente del Consejo de Estado, y Ramiro Valdés (83 años) es también vicepresidente del Consejo, miembro del Buró Político del PCC y ex ministro del Interior. Los ortodoxos temen que la normalización resulte en: libertad para los diplomáticos norteamericanos de moverse en todo el territorio nacional, entrevistarse con disidentes y entregarles vehículos de comunicación electrónica, la importación de computadoras, software y equipos similares, una avalancha de turistas estadounidenses, los cuales podrían interactuar con la gente, y que el fin del embargo elimine el chivo expiatorio para las fallas económicas cubanas.
Sin embargo, una encuesta nacional realizada en Cuba entre el 6 y el 16 de marzo de 2015 por una firma privada, con una muestra de 1.200 residentes en todo el país, muestra que el 97% de los encuestados opina que la normalización de relaciones es buena para Cuba, el 96% desea que se levante el embargo, el 89% cree que Obama debería visitar Cuba y el 83% que Raúl debería visitar EEUU (Bendixen y Amandi, 2015).[8]
Carmelo Mesa-Lago
Distinguished Service Professor Emeritus of Economics and Latin American Studies, Universidad de Pittsburgh
[1] Solo yo soy responsable de este ensayo, pero agradezco el apoyo de Carlos Malamud, las ideas de Alejandro de la Fuente y los comentarios de Roberto Veiga y Lenier González.
[2] El proceso de normalización cambia diariamente y por ello este ensayo tuvo que actualizarse varias veces; se terminó el 4 de mayo de 2015.
[3] Esto lo hice en un programa del canal de TV público titulado “Los abogados”, que se transmitió desde el teatro de la Universidad de Miami y ocasionó el disgusto y crítica de muchos de mis amigos.
[4] El cambio del dólar norteamericano o el peso convertible cubano a euros se hace con base a la tasa existente el 7 de abril de 2015, 1,10 euros por un dólar estadunidense.
[5] Romero (2015b) informa que en enero de 2014 Venezuela firmó 56 proyectos de cooperación con Cuba por valor de 1.144 millones de euros, incluyendo aumentar el número de profesionales cubanos de 40.000 a 60.000 y crear tres empresas mixtas petroleras para refinar crudo venezolano. Pero después dice que en febrero de ese año Venezuela redujo el suministro de petróleo de 105.000 a 80.000 barriles, cortó a los profesionales cubanos en 12.000 y mermó la ayuda anual venezolana en un 30%.
[6] Además de la Ley Helms-Burton están la Ley de la Democracia Cubana, que prohíbe ventas a Cuba por subsidiarias de corporaciones de EEUU en el exterior, y la Ley de Reforma de las Sanciones de Comercio y Exportaciones, que veda el viaje de turistas.
[7] En varios discursos en 2011, Raúl planteó que había que dejar de culpar totalmente al embargo de los problemas económicos de Cuba y reconocer los errores cometidos.
[8] La encuesta claramente indica que los jóvenes presentan mayores porcentajes que el promedio, por ejemplo, respecto a salir del país, en las críticas al sistema político y económico, en abrir su propio negocio y en su percepción negativa de Raúl y Fidel. Por otra parte, los mulatos y negros tienen porcentajes mayores al promedio y a los blancos en cuanto a su percepción pesimista del futuro, mientras que tienen porcentajes menores respecto al número de familiares en el exterior y recibo de remesas, y su visión negativa del sistema aunque es de todas formas mayoritaria (Bendixen y Amandi, 2015). No está clara la metodología de esta encuesta y se precisa más información.
(Reunión entre Barack Obama y Raúl Castro. VII Cumbre de las Américas, Panamá. 11/4/2015 – WH.Gov)