Presentación
“Las Américas y el Mundo 2008”[1] es un proyecto de investigación que analiza la opinión pública de los países de la región en asuntos de política exterior y relaciones internacionales. En esta ocasión la encuesta se realizó en cuatro países: Colombia, Chile, México y Perú. El sondeo se realiza cada dos años a una muestra representativa de la población nacional de estos países y pretende la incorporación gradual, en las próximas entregas, del resto de América Latina.
Las instituciones participantes en esta primera entrega conjunta son: en México, el CIDE a través de la División de Estudios Internacionales; en Perú, el Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú; en Colombia, la Universidad de los Andes, a través de su departamento de Ciencia Política y su Escuela de Gobierno; y, en Chile, el Instituto de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica y el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile. Estas instituciones contribuyeron con la metodología, el diseño de investigación, la realización de la encuesta y el análisis de los datos, así como en la elaboración de la página de Internet http://mexicoyelmundo.cide.edu, principal medio de difusión de los resultados.
“Las Américas y el Mundo 2008” es un proyecto único en América Latina porque se especializa en el análisis de actitudes sociales sobre temas internacionales, tiene un enfoque integral que cubre una amplia gama de asuntos (culturales, económicos, políticos, sociales y de seguridad), y recaba datos sobre percepciones generales, no sobre opiniones de coyuntura. “Las Américas y el Mundo 2008” utiliza un enfoque flexible que permite hacer comparaciones simultáneas y cruces de información en cuatro niveles: (1) subnacional, entre las distintas regiones de cada país; (2) nacional, por estratos económicos y variables sociodemográficas; (3) internacional, entre la población de distintos países; y (4) longitudinal, entre períodos bianuales.
El objetivo central de este estudio es llenar un vacío de información empírica en un área estratégica para la región, donde los datos independientes y confiables son escasos. “Las Américas y el Mundo 2008” busca ser de utilidad y llegar a un público amplio: tomadores de decisión de Colombia, Chile, México, Perú, EEUU y el resto de América Latina, a nivel público y privado, así como a instituciones académicas, investigadores y estudiantes de ciencias sociales no sólo del continente americano sino también del resto del mundo.
Este documento de trabajo presenta algunos de los resultados de “Las Américas y el Mundo 2008” en el que se muestran y analizan los valores y actitudes políticas de las poblaciones colombianas, chilenas, mexicanas y peruanas con respecto al comportamiento internacional de cada país, así como el impacto de factores internacionales como la globalización y la internacionalización de normas sobre la cultura política de la población.
La información completa y los datos desagregados sobre las 53 preguntas realizadas de forma idéntica en México y Colombia, y las 46 y 41 que se realizaron en Chile y Perú, respectivamente, así como las 11 preguntas sociodemográficas y las cuatro bases de datos en formato SPSS, pueden consultarse gratuitamente en http://mexicoyelmundo.cide.edu.
Introducción
Desde fuera es frecuente referirse a América Latina como una región con una clara identidad común y una visión de destino compartido. Se trata, sin embargo, de una percepción con poco sustento en la realidad, pues América Latina nunca ha sido una región homogénea, a pesar de que ha habido períodos de gran convergencia de los proyectos económicos y políticos, en torno a la idea de apertura política y liberalización económica.
Los cuatro países latinoamericanos en los que se realizó la encuesta “Las Américas y el Mundo 2008” ofrecen resultados que permiten construir parte del panorama de la opinión pública y la cultura política regional. A pesar de sus diferencias, presentan algunas convergencias en materia de política exterior que les separan de otros países de América Latina. Económicamente han seguido estrategias de regionalismo abierto favorables a la participación en distintos esquemas de integración económica y comercial. Aun cuando se trata de países con gobiernos de distinto signo ideológico, desde derecha y centro derecha (en Colombia y México) hasta la izquierda (en Perú y Chile), todos favorecen un modelo de integración en la economía mundial de corte liberal, distinto al que promueven otros países en la región.
Una segunda característica es que, a pesar del ambiente de polarización que se generó a partir del 11 de septiembre de 2001, en general estos países han mantenido políticas cooperativas con EEUU, firmando acuerdos de libre comercio y, en el área de la seguridad, mostrando disposición a colaborar en el combate al narcotráfico.
Por último, los cuatro países se ubican en la costa del Pacífico americano, por lo que comparten áreas específicas de acción y concertación internacional que los vinculan con otras regiones del mundo.
Tabla 1. Indicadores básicos, 2008
Un mundo en transformación
El año 2008 marca un momento de ruptura y rápida transformación en el sistema internacional por la simultaneidad y profundidad de numerosos cambios que tuvieron lugar en el mundo en general y en el Hemisferio Occidental en particular.
Un primer acontecimiento es el deterioro de la economía mundial y la crisis financiera en EEUU, que han puesto en duda la capacidad de esta potencia de mantenerse como el principal líder de la economía mundial. Es previsible que esta situación acentúe el proceso de redistribución del poder mundial a favor de las grandes potencias emergentes asiáticas, la India y China, alcanzando su momento de mayor visibilidad con esta última gracias al enorme despliegue de publicidad y organización en ocasión de los juegos olímpicos celebrados en Pekín en septiembre.
En América Latina, la recesión global pone fin a seis años de crecimiento consecutivo durante los cuales se registraron avances en materia de reducción de la pobreza. Según datos de la CEPAL, si bien en 2008 los países de América Latina y el Caribe continuaron creciendo, lo hicieron a una tasa más baja (4.6%) y, en 2009, de acuerdo con la OCDE, se prevé que no sobrepase el 0.36%. Otro factor son las campañas y elecciones presidenciales en EEUU, que llevaron al triunfo de Barack Obama, y que han generado la expectativa de un cambio en la política exterior de ese país, en un momento en el que la primera potencia ha perdido liderazgo moral y poderío a nivel mundial.
Una región fragmentada
Los cambios no han sido menos dramáticos dentro de la región: la sucesión política del poder en Cuba, la agudización de la tensión entre Venezuela y EEUU, el conflicto entre Colombia, Ecuador y Venezuela por las operaciones militares colombianas contra las FARC, el avance de China y Rusia en la región, y los conflictos bilaterales por la oleada de nacionalizaciones en Venezuela, Bolivia y Ecuador. A esto se añaden los efectos negativos en las relaciones generados por problemas de carácter interno como son el déficit de gobernabilidad, la debilidad institucional, los escándalos de corrupción, la crisis de inseguridad pública y criminalidad y la polarización político-ideológica.
Dentro de este contexto, surge una discusión sobre los paradigmas de desarrollo económico y regulación mundial ante el pobre funcionamiento de la arquitectura internacional para generar condiciones de estabilidad y seguridad. El año 2008 abre una coyuntura en la que la mayoría de los países se ven en la necesidad de revisar sus estrategias de inserción internacional y reasignar un nuevo papel económico al Estado, no sólo para sortear la recesión y contener su impacto social, sino también para mejorar sus opciones en un mundo en el que países como China, la India, Rusia, Brasil y Sudáfrica han adquirido mayor peso internacional.
¿Quiénes somos? Identidades colectivas e interacción con el mundo
El mapa de identidades básicas
Para entender los factores subjetivos en el grado de apertura frente al mundo y la vinculación con el exterior se debe analizar el mapa de identidades colectivas de los individuos. En particular, interesa conocer con qué nivel o espacio geográfico de interacción sociopolítica (local, nacional, regional o internacional) se identifican las personas y dónde se ubican las fronteras entre lo propio y lo extranjero. Es probable que el mapa de identidades colectivas también influya sobre las percepciones sociales acerca de otros países. Esto, a su vez, puede afectar el margen de maniobra que tienen los gobiernos en el momento de buscar impulsar acuerdos regionales.
Después de dos décadas de apertura económica, democratización e impulso a la integración regional en América Latina, es importante saber qué fortaleza tiene el nacionalismo latinoamericano, que ve con desconfianza al exterior –en particular a EEUU y al capital extranjero–. También debemos indagar si los distintos modelos de integración subregional que actualmente existen en el hemisferio han dado lugar o no a la construcción de nuevas identidades colectivas, generando mayor fragmentación en América Latina o, por el contrario, unificando y otorgando peso a su acción colectiva en el escenario global.
La identidad nacional como ancla
En Colombia y México se preguntó a la población si se identifica más como nacional de su país o como miembro de su localidad, departamento o estado de origen o residencia. En ambos países el sentimiento de identidad nacional es más fuerte que la identidad local. En México, el 59% de los encuestados se sienten mexicanos y el 40% de su localidad; en Colombia, el 56% se ven como colombianos y el 43% de su región. Sin embargo, cabe resaltar que en algunas regiones, como el sur y sureste de México, la identidad local es significativamente más alta (65%) que la nacional (35%); lo mismo ocurre en la región cafetera colombiana, donde una mayoría (55%) se identifica más con su región que como colombiano (45%).
Identidades regionales fragmentadas
Los cuatro países muestran una gran fragmentación en términos de su identidad internacional, aunque este rasgo es más pronunciado en Chile y Perú. En Colombia, el 43% se siente latinoamericano, el 27% ciudadano del mundo y el 21% sudamericano; en Chile, el 36% se considera sudamericano, el 31% latinoamericano y el 29% ciudadano del mundo; en México, el 55% se siente latinoamericano, el 24% ciudadano del mundo, el 7% norteamericano y el 6% centroamericano; y en Perú, el 27% se considera andino, el 25% latinoamericano, el 23% ciudadano del mundo y el 21% sudamericano. Hay variaciones importantes en sentirse primordialmente latinoamericano, siendo ésta la primera opción y con considerable intensidad en México (55%) y Colombia (43%), y bastante menor en Chile (31%) y Perú (25%), donde es la segunda opción tras sudamericano y andino.
Gráfico 1. Identidad regional
¿Existe alguna relación entre la geografía, la interacción económica y la configuración de las identidades regionales? En México y Colombia la identificación con las regiones más cercanas (norteamericano y centroamericano para México, y andino y sudamericano para Colombia) tiene poca relevancia en comparación con las identidades más amplias (latinoamericano y ciudadano del mundo). Las identidades que corresponden a los principales esquemas de integración económica en los que participan México y Colombia (TLCAN y CAN, respectivamente) son además las más débiles. Esto contradice a la tesis de que la mayor integración tiende a generar mayor sentido de pertenencia a una misma comunidad regional. Una posible explicación de esto es que los países y sus poblaciones no perciban grandes beneficios en los esquemas subregionales de integración.
En Perú y Chile la identidad latinoamericana no es la más importante, lo que sugiere que la cercanía geográfica tiene un peso mayor. Perú es el único caso en el que las identidades coinciden con la vecindad geográfica y con los patrones de integración económica. Sin embargo, esto puede obedecer a otros factores internos de carácter étnico. En Perú, la identidad andina no sólo es entendida como regional, sino también como subnacional, de aquellas personas que viven en la parte montañosa del país.
Las diversas caras del nacionalismo
La dimensión simbólica: importancia internacional
Con respecto a la importancia otorgada a su propio país en el ámbito externo, hay una variación importante: colombianos y mexicanos (el 58% y el 52%, respectivamente) piensan que su país tiene mucha importancia, mientras que Perú y Chile son menos entusiastas, ya que tan solo el 27% y el 40%, respectivamente, creen que su país es muy importante a nivel global. Todos coinciden en que su país tiene mayor importancia ahora que hace 10 años: el 78% en Colombia, el 88% en Chile, el 64% en México y el 70% en Perú; a la vez consideran que también tendrá mayor importancia durante la próxima década: el 74% en Colombia, el 80% en Chile, el 66% en México y el 68% en Perú.
Gráfico 2. Importancia internacional del país
La dimensión social: actitudes hacia los extranjeros y la inmigración
En su dimensión social, el nacionalismo es una constante en los cuatro países, particularmente con respecto a las actitudes de rechazo y desconfianza que se tienen hacia los extranjeros: el 73% de los colombianos, el 70% de los chilenos, el 79% de los mexicanos y el 67% de los peruanos están en desacuerdo en que los extranjeros nacionalizados puedan ser elegidos diputados o senadores en su país, mientras que el 78% y el 71% en Colombia, el 81% y el 74% en Chile, el 84% y el 80% en México, y el 80% y el 74% en Perú no están de acuerdo en que las personas con doble nacionalidad puedan ser elegidas, respectivamente, como presidente o legisladores nacionales en su país. Los encuestados tampoco quieren abrir sus fronteras al ingreso de extranjeros que deseen entrar a trabajar al país sin un permiso previo de trabajo, sin importar su lugar de origen. En todos los casos, los niveles de desacuerdo son considerables, oscilando, de acuerdo a la región de origen, en Colombia del 74% al 85%, en Chile del 77% al 80%, en México del 71% al 78%, y en Perú del 64% al 77%.
La dimensión política: soberanía y jurisdicción nacional
Con la finalidad de conocer el nivel de nacionalismo en su dimensión política, se preguntó sobre la jerarquía de los tratados internacionales en el derecho interno y la jurisdicción de tribunales internacionales para enjuiciar a nacionales. Los resultados revelan que el nacionalismo político se encuentra vigente en los cuatro países pues, contrariamente a lo estipulado en la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados del cual los cuatro países son miembros, el 67% de los mexicanos considera que las leyes nacionales están por encima de los tratados internacionales, y el 56% de los peruanos, el 53% de los colombianos y el 52% de los chilenos comparten esta percepción.
Sin embargo, existe una importante variación entre los encuestados con respecto a la jurisdicción de tribunales internacionales sobre ciudadanos de sus países que hayan cometido crímenes contra la humanidad y que no hayan sido juzgados por cortes nacionales. Los encuestados se encuentran divididos, estando mexicanos y peruanos ligeramente inclinados a no aceptar la jurisdicción universal de tribunales internacionales (47% en contra en México, frente a 43%; 50% en contra en Perú, ante 42% a favor). En cambio, una mayoría de chilenos y colombianos está de acuerdo con ello (en Chile, 52% a favor y 42% en contra; en Colombia, 56% favor y 36% en contra).
Estas diferencias en la disposición a aceptar reglas internacionales sugieren que el rechazo no es generalizado y que puede estar condicionado a otras consideraciones. Una posible explicación de por qué en Colombia y Chile hay una mayor disposición a delegar autoridad a organismos internacionales en temas de derechos humanos es que no se confía en que los tribunales nacionales estén en condiciones de hacer justicia. Otra posible explicación es que, por su propia historia política, den mayor valor a la defensa de los derechos humanos que a la soberanía nacional.
La dimensión cultural: ¿y la difusión de ideas?
Con respecto a la dimensión cultural del nacionalismo, se preguntó a los encuestados si consideraban la difusión de las ideas y costumbres de otros países en el suyo como algo positivo o negativo. Hay consenso en que la difusión cultural es buena; pero se observa una importante variación en la intensidad que se atribuye al beneficio de la influencia cultural: el 60% de los peruanos, el 50% de los mexicanos, el 44% de los chilenos y el 41% de los colombianos califican como positiva la difusión de costumbres e ideas extranjeras en su país.
Gráfico 3. Ideas y costumbres de otros países
La dimensión económica: globalización, libre comercio e inversión extranjera
Los resultados indican que el nacionalismo se hace más patente en aspectos simbólicos como los sociales, políticos y culturales que en los directamente relacionados con la economía como son el comercio exterior, la inversión extranjera y la globalización. Existe una amplia coincidencia en los cuatro países sobre las bondades del libre comercio; así, todos los países ven con buenos ojos al comercio internacional: el 83% de los chilenos, el 67% de los peruanos, el 61% de los mexicanos y el 49% de los colombianos piensan que es beneficioso para la economía de su país. Además, el consenso, con el mismo ordenamiento de intensidades entre países, se repite con respecto a si el libre comercio es positivo para su propio nivel de vida y para el de los trabajadores de su país, respectivamente: en Chile el 72% y el 69%, en Perú el 61% y el 64%, en México el 55% y el 59%, y en Colombia el 64% y el 42%. Por último, los entrevistados de los cuatro países coinciden, aunque en menor intensidad, en que el libre comercio es bueno para el medio ambiente: en Chile el 53%, en México el 47%, en Perú el 45% y en Colombia el 35%.
Gráfico 4. Libre comercio
Con respecto a la inversión extranjera directa, se replican en buena medida los hallazgos sobre el libre comercio: importantes mayorías en los cuatro países la consideran como positiva, pero los niveles de aprobación son muy distintos. El 90% de los chilenos cree que la inversión extranjera beneficia mucho o bastante a su país, ante el 83% de colombianos y el 70% de mexicanos y peruanos. El único rubro donde no existe un consenso claro en los cuatro países es si la globalización es generalmente positiva o negativa, pues mientras que el 77% de los chilenos la consideran generalmente buena, en términos decrecientes, el 62% de los peruanos y el 48% de los colombianos lo creen así, y sólo el 38% de los mexicanos creen que es positiva.
Gráfico 5. Globalización
¿Cómo de ajeno y distante está el mundo?
Las brechas de interés y conocimiento
¿Cuánto están interesados los encuestados en temas internacionales? El nivel de interés en asuntos internacionales en los cuatro países es muy variado. Es más alto en Colombia y Chile (con el 80% y el 74%, respectivamente, se interesan mucho o algo por las noticias sobre las relaciones con otros países), mientras que en Perú y México es menor, con el 63% y el 52%, respectivamente.
Gráfico 6. Interés en las noticias
El interés por los asuntos internacionales está directamente relacionado con el nivel educativo en los cuatro países: a mayor educación, mayor es el interés en los asuntos externos. Comparando en los cuatro casos a los sectores sin educación formal con aquellos con formación universitaria, vemos que aumenta el interés (aquéllos que siguen mucho las noticias internacionales) del 23% al 62% en Colombia, del 31% al 51% en Chile, del 13% al 36% en México y del 18% al 43% en Perú.
Los niveles de conocimiento e información acerca de los problemas y realidades internacionales son muy variados entre los cuatro países, siendo los mexicanos los menos informados. Por ejemplo, en Colombia el 63% y el 58% conocen el significado de las siglas OEA y FIFA, respectivamente, en un grado similar que Perú (el 62% y el 54%) y Chile (el 60% y el 69%); sin embargo, sólo el 24% y el 44% de los mexicanos pudieron identificar dichas siglas correctamente. Entre los colombianos, el 65% y el 80% conocen la moneda común de algunos países de la UE, el euro, así como el nombre del presidente de EEUU, mientras que sólo el 42% y el 67% de los mexicanos lo saben (estas preguntas no se hicieron en Chile y Perú). El único tema donde hay un nivel de conocimiento similar entre todos los países es con respecto a las siglas de la ONU, que el 61% y el 63% de los encuestados en los cuatro países identificaron correctamente.
Gráfico 7. Conocimiento de siglas
Las vías y los límites del contacto con el mundo
El nivel de contacto directo con el exterior es relativamente reducido. Con la excepción de Perú, en los demás países se preguntó el número de veces que habían salido al exterior. Los resultados son muy similares: el 68% de los mexicanos y el 71% de los colombianos y chilenos respondieron que nunca habían viajado fuera del país.
Ahora bien, cuando de contacto indirecto con el exterior se trata, este es considerablemente mayor. Salvo en el caso de Chile, en los otros tres países se comparte un alto grado de migración y una parte considerable de la población recibe remesas. Más de la mitad de los mexicanos (el 56%), peruanos (el 64%) y colombianos (el 61%), ante sólo el 36% de los chilenos, tienen algún familiar viviendo en el extranjero. Si la pregunta se especifica cuestionando si una persona de la unidad familiar directa del encuestado habita fuera del país, el porcentaje se reduce al 29% en México, el 28% en Perú y el 22% en Colombia, frente a sólo el 9% en Chile. Además, cabe destacar que el mismo porcentaje de los encuestados en Colombia, México y Perú recibe remesas de sus parientes en el exterior (el 15%), ante sólo el 2% en Chile.
Gráfico 8. Familiares en el extranjero
Al pasar de estratos sin educación formal a aquellos con nivel profesional, los porcentajes de quienes reportan tener un familiar en el exterior aumentan del 31% al 76% en Colombia, del 17% al 51% en Chile, del 50% al 66% en México y del 38% al 73% en Perú. Igualmente, si se pasa de quienes identifican su realidad económica como muy difícil a aquellos que la definen como buena, el porcentaje de respuestas afirmativas sobre la existencia de un familiar fuera del país aumenta del 61% al 74% en Colombia, del 27% al 44% en Chile, del 50% al 64% en México y del 37% al 75% en Perú. Lo anterior refleja que, a mayor nivel socioeconómico y educativo, mayores son las posibilidades de salir al extranjero.
¿Qué hacer? Preocupaciones y prioridades de política exterior
Habiendo descrito las identidades, niveles de conocimiento y contacto de Colombia, Chile, México y Perú, y cómo estos perciben la interacción con el mundo, podemos analizar algunas de las acciones y actitudes posibles ante su eventual participación en materias de política exterior. A nuestro juicio, el rango de estas acciones queda constreñido por la evaluación del mundo y de la situación de América Latina: qué se percibe como amenaza; cómo se evalúan las diferentes acciones gubernamentales; cómo se entiende el activismo internacional; y, por último, la agenda política en el mundo global.
Pesimismo sobre la situación mundial
Respecto a la percepción de cómo se encuentra el mundo en comparación con hace 10 años, domina el pesimismo: tanto en México y Perú (el 66%), como en Chile (el 60%) y en Colombia (el 59%) se piensa mayoritariamente que el mundo está peor que hace 10 años. Las perspectivas hacia el futuro no son mucho mejores, pues el 58% de los mexicanos, el 54% de los chilenos, el 52% de los colombianos y el 50% de los peruanos piensan que el mundo estará peor dentro de 10 años.
Gráfico 9. Situación del mundo
Las amenazas del exterior: los problemas sociales como prioridad
También existe consenso en las cinco amenazas más graves, marcadas por su carácter social: (1) el narcotráfico y el crimen organizado; (2) el calentamiento global de la tierra; (3) la pobreza en el mundo; (4) la escasez y carestía de alimentos; y (5) las epidemias como el SIDA. Los cuatro países también coinciden en las amenazas menos graves: el surgimiento de China como potencia mundial y los liderazgos populistas.
Hay una mayor relevancia de temas globales estrechamente relacionados con el bienestar de las personas y más cercanos al interés de la región. Esto podría explicarse debido a que los problemas ligados al bienestar personal afectan la gobernabilidad interna del país, lo que a su vez repercute en la propia seguridad de los individuos. Es decir, se ve al mundo a través de un lente nacional. Por otro lado, los temas tradicionales de seguridad internacional, como las armas nucleares y el terrorismo internacional, aparecen a media tabla en todos los casos. Además, se identifica una mayor intensidad en la gravedad percibida sobre estas amenazas por parte de Chile y Colombia, seguidos por Perú y, con menor intensidad, México.
Tabla 2. Amenazas graves
La evaluación del desempeño gubernamental frente a los desafíos actuales: unos más críticos que otros
Con la intención de conocer cuál es la percepción de los encuestados acerca de sus gobiernos ante la presencia de tales amenazas, se preguntó sobre la percepción del desempeño gubernamental en las materias de política económica, seguridad pública, educación y política exterior. En primer lugar, y de forma consistente, las valoraciones de los colombianos son más altas en todos los rubros, mientras que las de los peruanos son las más bajas. Las valoraciones menos dispares son las chilenas (el 54% en política económica, el 46% en seguridad pública, el 57% en política exterior y el 48% en educación están muy o algo de acuerdo), mientras que las de los colombianos (el 71% en política económica y exterior, por el 61% en educativa y el 81% en seguridad pública) son las más dispersas. En segundo lugar, mientras que la política mejor valorada por los colombianos es la de seguridad (el 81%), para los mexicanos es la educación (el 53%), y para chilenos (el 57%) y peruanos (el 49%), la política exterior. En tercer lugar, respecto a la política exterior, colombianos (el 71%) y chilenos (el 57%) están muy o algo de acuerdo con el desempeño del gobierno en esta materia, mientras que mexicanos (el 45%) y peruanos (el 49%) son menos positivos. En los cuatro países se muestra la capacidad de los encuestados de distinguir entre distintas áreas de la política y evaluarlas independientemente.
Gráfico 10. Desempeño del gobierno
Activismo internacional acotado y selectivo
Para averiguar las posibles acciones de política exterior para los países que forman parte de este estudio, se preguntó si es mejor tener participación activa en asuntos mundiales o mantenerse alejado de éstos. La gran mayoría de los encuestados prefiere una participación activa, con un importante grado de intensidad: el 81% de los peruanos, el 80% de los chilenos, el 75% de los colombianos y el 69% de los mexicanos.
Gráfico 11. Participación en asuntos mundiales
Cuando se cruza la variable de activismo internacional con la de educación, hay una contundente relación positiva. Por ejemplo, el 90% de los que tienen un nivel educativo profesional en Chile apuesta por la participación activa, cifra que cae al 71% para aquellos que no tienen ninguna educación formal. Esta relación es mucho más evidente en Perú, donde el 91% de los que tienen una educación universitaria opta por el activismo, mientras que el 47% de aquéllos que no tienen ninguna educación formal opina lo mismo.
Participación en Asuntos Mundiales
Tabla 3. En su opinión, ¿qué es mejor para el futuro de México, tener participación activa en asuntos mundiales, o mantenerse alejado de los asuntos mundiales?
Participación activa (%) | Mantenerse alejado (%) | Ni lo uno ni lo otro (espontánea) (%) | |
Colombia | |||
RENTA | |||
Alcanza bien | 79 | 11 | 7 |
Alcanza justo | 76 | 14 | 9 |
No alcanza | 73 | 15 | 8 |
Muy difícil | 73 | 20 | 6 |
EDUCACIÓN | |||
Ninguna | 69 | 15 | 15 |
Básica | 65 | 22 | 9 |
Media | 76 | 13 | 9 |
Profesional | 80 | 11 | 6 |
Chile | |||
RENTA | |||
Alcanza bien | 85 | 10 | 2 |
Alcanza justo | 82 | 12 | 3 |
No alcanza | 73 | 18 | 6 |
Muy difícil | 67 | 20 | 4 |
EDUCACIÓN | |||
Ninguna | 70 | 19 | 5 |
Básica | 67 | 24 | 3 |
Media | 82 | 11 | 5 |
Profesional | 89 | 5 | 2 |
México | |||
RENTA | |||
Alcanza bien | 80 | 16 | 3 |
Alcanza justo | 72 | 17 | 8 |
No alcanza | 64 | 24 | 6 |
Muy difícil | 63 | 22 | 6 |
EDUCACIÓN | |||
Ninguna | 56 | 27 | 5 |
Básica | 64 | 23 | 7 |
Media | 71 | 20 | 7 |
Profesional | 88 | 7 | 2 |
Perú | |||
RENTA | |||
Alcanza bien | 87 | 10 | 2 |
Alcanza justo | 82 | 12 | 3 |
No alcanza | 77 | 16 | 3 |
Muy difícil | 63 | 24 | 5 |
EDUCACIÓN | |||
Ninguna | 47 | 28 | 7 |
Básica | 71 | 19 | 3 |
Media | 83 | 12 | 3 |
Profesional | 91 | 7 | 1 |
Hay también una relación positiva entre la opción de activismo y la evaluación de la situación económica retrospectiva, aunque, con excepción de Perú, mucho menos pronunciada que en los otros dos casos anteriores. En Colombia, aumenta del 70% al 90% la opción por una participación activa al pasar de pensar que la situación económica está mucho peor ahora, a creer que ésta se encuentra mucho mejor. En cambio, los incrementos para México y Chile son menores, pasando del 68% al 70% y de 77% al 80%, respectivamente.
La agenda de política exterior en un mundo global: prioridades compartidas
Para identificar qué áreas de cooperación existen en el ámbito de la política exterior, es fundamental conocer si convergen o no las prioridades de los distintos públicos en estos países. Por ello, se preguntó qué acciones concretas se consideran como prioritarias en materia internacional.
Los resultados muestran un amplio consenso en torno a las prioridades de política exterior en los cuatro países y que los ciudadanos le asignan un papel central a aquellos asuntos que afectan las condiciones sociales al interior de sus respectivos países. Una vez más, los cuatro países coinciden, variando levemente en el orden, en las cinco prioridades de política exterior más apremiantes: (1) combatir al narcotráfico y crimen organizado; (2) proteger el medio ambiente; (3) proteger los intereses de sus nacionales en otros países; (4) promover la venta de productos nacionales en el extranjero; y (5) proteger las fronteras terrestres y marítimas. Siguiendo el mismo patrón que en las amenazas, también hay coincidencia entre los cuatro países en las prioridades menos importantes: fortalecer la OEA y la ONU y ayudar a llevar la democracia a otros países. Como se observa, los temas multilaterales son mucho menos importantes que aquellos que afectan el bienestar de las personas y las condiciones sociales del país.
Tabla 4. Importancia asignada a los objetivos de política exterior
Multilateralismo y reglas del juego: ¿quién y cómo debe estar a cargo del orden mundial?
Con la finalidad de conocer el papel que deberían desempeñar las grandes potencias y las organizaciones multilaterales para asegurar la estabilidad, el orden y la paz en el sistema internacional se incluyó una batería específica de preguntas. Puede afirmarse que hay una preferencia por un mundo multipolar donde varias potencias ejercen su liderazgo. También hay una orientación multilateralista que apoya que los organismos internacionales, en particular la ONU y su Consejo de Seguridad, tengan suficiente autoridad para desempeñar sus funciones y puedan hacer uso incluso de la fuerza militar.
Sobre el primer punto, se buscó averiguar cómo es de positiva o negativa la percepción del crecimiento económico de China frente al de EEUU y, de esta forma, medir la preferencia por una distribución multipolar del poder internacional. Los resultados indican que la mayoría de la población en cada país opina que éste sería un hecho positivo. Sin embargo, hay diferencias sustantivas: el 65% de los peruanos piensa que es positivo, ante un 53% de los chilenos y un 46% de mexicanos y colombianos.
Gráfico 12. Países que generan más confianza para mantener la paz
Cuando se pregunta sobre el nivel de confianza en los países miembros del Consejo de Seguridad, ninguno logra llegar al 40%. El país más confiable para ese cometido es EEUU para el 38% de los peruanos, el 37% de los colombianos, el 28% de los chilenos y el 21% de los mexicanos. En los cuatro casos, Francia está en segundo lugar. En claro contraste con estos resultados se observa una gran polarización, pues también se identificó a EEUU como el país que más desconfianza genera para garantizar la paz y seguridad internacionales: en México el 44%, en Perú el 36% y en Chile el 38% lo mencionan en primer lugar, mientras que en Colombia el 21% lo mencionan en tercer lugar (tras China, con el 24%, y Rusia, con el 34%).
Gráfico 13. Países que generan menos confianza para mantener la paz
Ahora bien, ¿qué opinión tienen los encuestados respecto a las organizaciones internacionales? En una escala de 0 a 100, donde 100 representa una opinión muy favorable, 50 implica neutralidad y 0 es una opinión muy desfavorable, se preguntó la opinión de los encuestados sobre la ONU, la OEA, las ONG, las empresas multinacionales, la UE, el TLCAN y el Mercosur. Los cuatro países se comportan de manera muy parecida con respecto a su afinidad hacia los organismos internacionales de composición estatal, tanto a nivel global (ONU) como regional (OEA). Aun cuando se observan variaciones en las escalas de calificación, la ONU es el organismo mejor valorado en los cuatro países, seguido por la OEA (excepto en Chile donde ocupa el cuarto lugar). Así, se observa una clara preferencia de las organizaciones internacionales de carácter estatal sobre los mecanismos de integración regional –como la UE o el Mercosur– y las organizaciones internacionales privadas o sociales, como las ONG y las empresas multinacionales.
Tabla 5. Medias en los termómetros de organismos internacionales
Con respecto a las acciones que deben realizar los organismos internacionales, la mayoría de los ciudadanos de los cuatro países están a favor de que los organismos multilaterales tengan capacidad de acción y sanción en asuntos de seguridad internacional. Al preguntar si creían que el Consejo de Seguridad de la ONU debiera tener el derecho de autorizar el uso de la fuerza militar para evitar violaciones graves de los derechos humanos como asesinatos masivos, el 81% de los chilenos, el 70% de los mexicanos, el 65% de los colombianos y el 63% de los peruanos consideran que sí. Sin embargo, cuando la autorización del uso de la fuerza es para restablecer un gobierno democrático que ha sido derrocado, el porcentaje que lo apoya se reduce, sin dejar de ser mayoría en todos los casos, al 68% de los chilenos, el 56% de los mexicanos, el 48% de los colombianos y el 52% de los peruanos.
Existe un contraste interesante entre los resultados afirmativos para la participación en las fuerzas de paz y el acuerdo con la afirmación de que para resolver problemas internacionales el país debe aceptar las decisiones de la ONU aunque éstas no le gusten. Sólo en Chile, la mayoría (el 64%) está de acuerdo con esta afirmación. En México (el 55%), Perú (el 46%) y Colombia (el 45%), en cambio, la mayoría está en desacuerdo.
Gráfico 14. Aceptar decisiones de la ONU
Las distintas visiones de América Latina
Mapa de afinidades, simpatías y antipatías
¿Cuál es la percepción de los encuestados sobre otros países? Utilizando una escala de 0 a 100, donde 100 implica una opinión muy favorable, 50 significa neutralidad y 0 equivale a una opinión muy desfavorable, se observa que colombianos, chilenos, mexicanos y peruanos tienen sentimientos más favorables hacia países desarrollados y lejanos que hacia sus propios vecinos latinoamericanos. Los mexicanos cuentan con niveles de afinidad más favorables (van de 47 a 71, calificando con menos de 50 a poco más del 20% de los países), seguidos por colombianos (37 a 70, evaluando desfavorablemente a ocho de 19 países, el 42% del total) y peruanos (36 a 65, calificando negativamente a siete de 14 países, exactamente el 50%), siendo los chilenos aquellos con afinidades menos favorables hacia el mundo (33 a 60, evaluando con menos de 50 a 11 de 19 países, casi el 60%).
Tabla 6. Medias en los termómetros de países
De forma consistente, los países mejor evaluados son aquellos que forman parte del primer mundo o que han tenido éxito en su grado de desarrollo recientemente, como Canadá, España, Alemania, Japón y China. También comparten los países peor evaluados: Irán, Venezuela, El Salvador y Cuba. Los cuatro países comparten su falta de desarrollo y los dos primeros además son identificados como conflictivos en el sistema internacional.
Pareciera que una parte sustancial de la evaluación que se hace sobre un líder está directamente vinculada con la valoración que se hace de su país. Así, se utilizó la misma escala aplicada para la evaluación de los países y se preguntó a los encuestados su percepción sobre 12 líderes políticos de América del Norte e Iberoamérica. Al igual que con los países, hay una importante coincidencia en las valoraciones, tanto positivas como negativas, que hacen los encuestados sobre los líderes. De forma consistente, entre los líderes mejor valorados se encuentran José Luis Rodríguez Zapatero (Colombia 62; Chile 52; México 61; y Perú 56; en todos los casos ocupando el segundo lugar), Lula da Silva (Colombia, tercero con 59; Chile, segundo con 52; México, tercero con 60; y Perú, primero con 62) y la chilena Michelle Bachelet (Colombia, cuarta con 57; Chile, primera con 60; México, quinta con 58; y Perú, tercera con 53), mientras que entre los peor valorados siempre están Chávez (Colombia, último con 34; Chile, penúltimo con 29; México, último con 36; y Perú, penúltimo con 30) y Raúl Castro (Colombia, antepenúltimo con 43; Chile, antepenúltimo con 36; México, antepenúltimo con 46; y Perú, ante-antepenúltimo con 39). Colombianos, chilenos y mexicanos evalúan con la mayor calificación a su propio jefe de Estado (60, 74 y 67 respectivamente), mientras que los peruanos lo posicionan en el último lugar, con 29 puntos.
Tabla 7. Medias en los termómetros de líderes
También hay diferencias en cuanto al nivel de conocimiento sobre los gobernantes regionales. En general, hay un considerable grado de desconocimiento sobre los líderes entre la población, exceptuando a aquellos con fuerte presencia mediática internacional, particularmente Chávez y Bush. Los gobernantes menos conocidos son la argentina Cristina Fernández y el guatemalteco Álvaro Colom. En general, los colombianos son los mejor informados sobre los líderes regionales, seguidos por chilenos y peruanos, quedando los mexicanos en el nivel de conocimiento más bajo en promedio.
Los límites de la relación con EEUU
El papel que desempeña EEUU en la región es fundamental y, por supuesto, afecta la manera en que se percibe a este país. Saber cuáles son las actitudes hacia dicho país ayuda a entender qué tipo de relaciones pueden existir entre la potencia y América Latina. Por tanto, hemos preguntado si los sentimientos hacia EEUU son de confianza, indiferencia o desconfianza. Lo que predomina es la desconfianza. El 61% de los mexicanos, el 57% de los peruanos y el 53% de los chilenos desconfían de EEUU. Los más confiados son los peruanos y los chilenos (ambos con el 35%) ante un 25% de los mexicanos.
La otra pregunta es sobre sentimientos de admiración, indiferencia o desprecio hacia EEUU. Contrario a lo anterior, no hay el mismo grado de acuerdo. Tanto para peruanos (el 53%) como chilenos (el 36%) domina la admiración frente al desprecio (el 24% y el 28%, respectivamente). Los mexicanos se encuentran divididos en tercios: para el 33% indiferencia, seguido del 30% de admiración y el 29% de desprecio. Colombia es un caso aparte, dado que mientras que en los otros tres países se realizan dos preguntas enfrentando confianza-indiferencia-desconfianza, por un lado, y admiración-indiferencia-desprecio, por otro, en Colombia se compactaron ambas preguntas en una. En cualquier caso, domina la suma de las categorías positivas (un 39% de confianza y un 16% de admiración) frente a las negativas (un 22% de desconfianza y un 3% de desprecio).
Más allá de los sentimientos de desconfianza que imperan con respecto a la relación con EEUU, en cuestiones concretas como la extradición, se aprueba la cooperación con esta potencia mundial. Concretamente se pregunta cómo de acuerdo está el entrevistado con que los criminales que se esconden, ya sea en EEUU o en su propio país (Colombia, México o Chile –Perú no hizo esta pregunta–), para evadir la justicia sean trasladados al país donde cometieron el delito para que ahí sean juzgados y castigados. Aunque en los tres casos una clara mayoría está muy de acuerdo con la extradición (en México el 58%, en Colombia el 65% y en Chile el 82%), existe una gran diferencia de intensidad entre los países. Además, esta cooperación en ningún caso es absoluta, pues cuando se pregunta cómo de cerca debería trabajar su país con EEUU utilizando una escala del 0 a 10 (donde 0 es que trabaje solo y 10 es que trabaje muy de cerca), tanto los mexicanos como los chilenos consideran que el nivel de cooperación óptimo es de 6, mientras que para los colombianos es de 7.4.
Nivel de atención y prioridad otorgado a América Latina
En cuanto a las relaciones entre los países de América Latina y las posibilidades de que éstas se incrementen en el futuro, es conveniente saber a qué región consideran los encuestados como prioritaria para el desarrollo del propio país. En este sentido, se pregunta sobre la región del mundo a la cual el país del encuestado debería prestar más atención. En general, hay coincidencia en las prioridades. El 42% de los colombianos, el 37% de los mexicanos y el 32% de los chilenos optan por América Latina en primer lugar, mientras que ese porcentaje es del 24% en Perú, que prefiere Europa como región prioritaria (el 29%). La segunda opción para chilenos (el 30%) y colombianos (el 17%) es Europa, mientras que para México (el 30%) es América del Norte.
Gráfico 15. Regiones del mundo por nivel de prioridad
Si bien las prioridades en las relaciones son principalmente hacia América Latina, para todos los países, a mayor nivel educativo más importantes las relaciones con Europa y con Asia, no así con América Latina o América del Norte. En Chile, el 16% y el 6% de los que no tienen ninguna educación declaran que Europa y Asia son las regiones a las que se debe prestar más atención. Cuando se pasa al grado superior, estos porcentajes pasan al 35% para Europa y al 18% para Asia. En Perú, se sigue el mismo comportamiento: del 14% para Europa y del 5% para Asia sin ninguna formación, aumentan al 28% y al 26%, respectivamente. En Colombia, el cambio respecto a Europa es del 7% al 21% mientras que en Asia pasa del 0% al 11%. Por último, en México, mientras que el 5% de los que no tienen formación optan por Europa, la cifra es del 15% para los de grado superior y respecto a Asia pasa del 1% al 5%.
Alcances de la amistad y la cooperación con América Latina
En general, se comparte un gran optimismo con respecto a la situación pasada y futura de América Latina. En todos los países son mayoría los que consideran que América Latina está mejor hoy que hace 10 años y que en una década estará todavía mejor. Así, son los chilenos (el 67%) quienes mejor valoran la situación de la región comparada con hace 10 años, seguidos de los peruanos (el 51%), colombianos (el 48%) y mexicanos (el 42%). El mismo orden se repite, cuando se pregunta sobre la próxima década: el 61% de los chilenos considera que América Latina estará mejor, seguido por el 54% de peruanos, el 45% de colombianos y el 43% de mexicanos.
Gráfico 16. Situación de América Latina
En todos los casos, se puede afirmar que cuanto mayor es el nivel educativo, mejor valoración se hace de América Latina en relación a hace 10 años. Por ejemplo, mientras un 74% de los chilenos que cuentan con un grado profesional considera que la región está mejor, sólo el 53% de los que no tienen ninguna educación opinan lo mismo. Las diferencias en las opiniones en Colombia se comportan de una manera muy similar, si bien con porcentajes diferentes: el 38% de los que no cuentan con educación formal creen que América Latina está mejor, mientras que el 56% de los que tiene un grado profesional opina lo mismo. En México es donde estas diferencias son menores: del 38% de los que no tienen ningún grado al 44% de los profesionales. En Perú, en cambio, dicha relación es considerablemente más marcada: el 12% de los que no tienen ninguna educación piensa que la región está mejor, pasando a un 62% si es profesional. Cuando, en lugar de incluir la percepción de la situación de América hace 10 años se pregunta por la situación en los próximos 10 años y se cruza con las variables de educación, renta individual y situación económica retrospectiva del país, vemos que existe una correlación positiva.
Para analizar el alcance de la cooperación en la región, se realizó una pregunta que mide el grado de acuerdo con que el país deba ser líder en la región, deba participar con otros países sin pretender ser el líder o deba mantenerse alejado de la mayoría de los esfuerzos latinoamericanos. La opción mayoritaria para todos los países fue cooperar: en Perú el 58%, en Colombia el 53%, en Chile el 50% y en México el 46%. Para el 41% de los mexicanos, el 39% de los chilenos, el 32% de los colombianos y el 30% de los peruanos se debería buscar ser líder en la región. La opción aislacionista en ningún caso alcanza siquiera el 10%.
Gráfico 17. Papel en América Latina
En la misma línea de la pregunta anterior, están las que hacen referencia al país más influyente en los pasados y en los próximos 10 años. Tanto mexicanos (el 22%) como chilenos (el 22%) consideran que su país fue el más influyente en la región en la última década, mientras que los colombianos mencionan a Venezuela (el 29%) y los peruanos a Chile (el 24%). Pero, mucho más destacable es que, en la próxima década, el 29% de los chilenos, el 28% de los mexicanos y el 23% de los colombianos consideran que su propio país será el más influyente en América Latina; los peruanos dan dicha distinción a Brasil (el 25%), país que ocupa el segundo lugar para México (el 15%), Colombia (el 20%) y Chile (el 20%). Es decir, el único consenso existente es el que hace referencia a la importancia, pasada y futura, de Brasil.
En cuanto al lado negativo de las relaciones regionales, es necesario averiguar cuál ha sido el país más conflictivo en la región en los últimos 10 años y cuál se percibe como el que más conflictos podría generar en la siguiente década. Mirando hacia el pasado, existe prácticamente un consenso total sobre quién ha sido el país más conflictivo: Venezuela. Así lo consideran el 69% de los colombianos, el 35% de los peruanos, el 23% de los mexicanos y el 22% de los chilenos. En este último caso, un 24% piensa que ha sido Colombia, opinión que comparte el 22% de los mexicanos y el 11% de los peruanos. El 27% de los peruanos apuntan a Chile como el país más conflictivo, mientras que el 15% de los chilenos creen que es Perú.
Respecto al futuro, hay un consenso sobre Venezuela: el 65% de colombianos, el 27% de chilenos y el 24% de mexicanos (esta pregunta no se hizo para Perú) dicen que será el país más conflictivo en los próximos 10 años. Es interesante destacar que Brasil y México, los países más grandes de la región, no son considerados como conflictivos en la última década ni para los próximos 10 años.
Todo lo anterior cobra aún mayor importancia cuando se pregunta si, comparando con hace 10 años, hay mayor o menor probabilidad de que se produzca un conflicto armado en América Latina. Es evidente que las situaciones nacionales condicionan las respuestas, llevándonos a una fuerte discrepancia. Así, no existe coincidencia entre México y Colombia por una parte (el 41% y el 50%, respectivamente), que consideran más probable que haya un conflicto armado en la región, frente a Perú y Chile por la otra (el 57% y el 52%) que lo estiman menos probable.
Gráfico 18. Probabilidad de conflicto armado en América Latina
Si bien hay divergencias en cuanto a las percepciones sobre las probabilidades de un conflicto armado, cabe preguntarse cuáles serían las reacciones de los diferentes países en caso de que ocurriera. Por ejemplo, preguntamos cuál debía ser el papel del país frente a golpes de Estado. Tanto la mayoría de colombianos (el 41%), como chilenos (el 40%) y mexicanos (el 39%) optarían por esperar la reacción internacional y luego actuar. Para el 35% de los colombianos, el 32% de los mexicanos y el 26% de los chilenos, seguiría condenar dichas acciones de forma pública pero sin romper relaciones diplomáticas. Perú diverge con los otros tres casos. La mayoría (el 35%) opta por la condena, seguido por esperar a la reacción internacional (el 30%). Mientras que la opción de no hacer nada recibe aproximadamente el mismo apoyo en los cuatro casos (el 9% para Perú, el 7% para el resto), hay divergencias en la opción de romper relaciones diplomáticas con el nuevo gobierno: el 23% de los chilenos lo haría, por el 17% de los peruanos, el 15% de los mexicanos y el 10% de los colombianos.
Gráfico 19. Acciones frente a golpes de Estado
Conclusiones
En América Latina encontramos un espacio plural y diferenciado en el que conviven visiones distintas sobre la relación con el mundo. En medio de estas diferencias hay, sin embargo, un clima de preocupación común frente a un entorno global que se percibe como turbulento y un interés compartido por aprovechar un entorno regional que ofrece oportunidades para el futuro. En cuanto a las diferencias en las percepciones sobre el mundo de colombianos, chilenos, mexicanos y peruanos, encontramos que a pesar de que los niveles de contacto directo con el exterior son similares (salvo en un aspecto particular en Chile, donde la migración y recepción de remesas es considerablemente menor), en los tres países sudamericanos hay niveles más altos de interés, conocimiento y activismo internacional que en México. En las preguntas que miden la gravedad de las amenazas percibidas y la prioridad de los objetivos, por lo general, los porcentajes de respuesta en México son más bajos que en los otros países, lo que podría indicar que los mexicanos tienen opiniones menos intensas sobre estas cuestiones. México, por tanto, parece encontrarse más retraído, menos interesado y más ambivalente frente al mundo que Colombia, Chile y Perú.
En términos de identidades regionales, México y Colombia se distinguen de Chile y Perú por la preeminencia de su identificación latinoamericana. En el tema de la difusión cultural, el mapa es distinto, pues Perú y México se muestran más abiertos que Colombia y Chile. En materia de nacionalismo económico, de nuevo, los alineamientos cambian: chilenos y peruanos simpatizan con la globalización en tanto que mexicanos y colombianos desconfían de ella. En relación a los sentimientos hacia EEUU, en Chile, México y Perú domina la desconfianza, en tanto que Colombia aparece como un caso excepcional por su valoración positiva de ese país.
La evidencia sugiere que hay áreas en las que existe un espacio latinoamericano común, pues en ciertos temas las opiniones y actitudes de la población de los cuatro países tienden a ubicarse en una misma posición. Las coincidencias más notables pueden agruparse en las siguientes cuatro grandes áreas: (1) el nacionalismo y las actitudes defensivas frente al exterior están vigentes en cuestiones simbólicas y culturales, como el orgullo nacional, el rechazo a los extranjeros y la oposición a la inmigración, pero no así en temas económicos como el comercio y la inversión extranjera, donde hay una inclinación favorable a la apertura; (2) hay una agenda internacional compartida en la que tienen preeminencia las preocupaciones y objetivos de carácter social, económico y de seguridad que afectan el bienestar de la población sobre asuntos menos tangibles; (3) la región latinoamericana en su conjunto se ve con mayor optimismo, tranquilidad y confianza que el resto del mundo, por lo que constituye el ancla y la prioridad de las relaciones con el exterior; y (4) las afinidades hacia los países desarrollados o con éxito económico tienden a ser mayores que hacia los propios vecinos latinoamericanos, a la vez que todos los países coinciden en sus valoraciones sobre los líderes de la región en términos positivos (da Silva, Rodríguez Zapatero y Bachelet) y negativos (Chávez y Castro).
Después de identificar las semejanzas y diferencias entre los cuatro países latinoamericanos incluidos en este estudio, resulta necesario analizar hasta qué punto se encontraron o no ciertos patrones comunes en las actitudes de la población. De los datos se deriva la conclusión general de que la edad, el nivel educativo y, en menor medida, el nivel de ingresos, tienen un impacto muy importante en ciertos aspectos de la manera en la que las personas perciben el mundo.
En todos estos países, los jóvenes, los profesionistas y los que tienen una posición económica más holgada son los sectores de la sociedad con mayor apertura hacia el exterior en términos de conocimiento, contacto, interés, identidad, inclinación al intercambio cultural, proclividad a la participación internacional, compromiso multilateral, simpatía por el libre comercio y la inversión extranjera. En tanto que la desinformación, la falta de interés, el localismo, la pasividad, el desapego por lo multilateral, y el nacionalismo económico y cultural son más acendrados entre los adultos mayores, los menos educados y quienes no perciben un ingreso que les alcance para solventar sus necesidades. Sin embargo, las mediciones recabadas por la encuesta también indican que los factores sociodemográficos no explican de manera suficiente otros aspectos de las orientaciones sociales hacia el exterior. El caso más importante es el referente a las actitudes hacia los extranjeros. En los cuatro países, no se encontraron diferencias significativas entre distintos grupos de edad y niveles de educación e ingresos con respecto a las actitudes de rechazo hacia los extranjeros y la inmigración. En este tema se trata de percepciones sociales ampliamente generalizadas en América Latina.
Gracias a este estudio entendemos mejor no sólo cómo se ven a sí mismos los latinoamericanos frente al mundo y en relación los unos con los otros, sino también cuáles son sus temores y aspiraciones en el contexto mundial. Identificamos un continente fragmentado, dividido en sus percepciones e identidades, sin un camino definido hacia una mayor integración que, sin embargo, es deseada por la mayoría. Lo que es más, se encuentran claros puntos de convergencia y un alentador, aunque posiblemente superficial, compromiso con el multilateralismo, la cooperación internacional y la coordinación regional activa. Los gobiernos latinoamericanos deben saber reconocer estas oportunidades e implementar políticas que saquen el mayor provecho de las actitudes de apertura económica, afinidad cultural y cooperación regional, debatiendo así cómo aprovechar las coincidencias en cuanto a prioridades y temores entre la población para apoyarse mutuamente, mejorando la cooperación regional y, con suerte, disminuyendo los sentimientos de rivalidad y la posibilidad de conflictos en la región. Esto permitiría un mayor peso por parte de la región, actuando en conjunto, dentro del sistema internacional, y dejando una posibilidad alentadora de crecimiento en el futuro.
[1] El equipo de investigación de “Las Américas y el Mundo 2008 – México” está conformado por: Ferrán Martínez i Coma, Guadalupe González González, Jorge A. Schiavón, Tania Islas Weinstein y Jan Roth Kanarski.