Resumen

Desde 1994 Cuba ha tenido dos monedas: el peso nacional (CUP) y el “peso convertible” (CUC). Ninguna de las dos se negocia en el mercado internacional y el valor del CUC es fijado unilateralmente por el gobierno. Esta dualidad genera distorsiones adversas. Después de una década de discusión y anuncios fallidos, se decretó el inicio de la unificación monetaria-cambiaria el 1 de enero de 2021. Este Documento de Trabajo analiza: (1) las normas legales; (2) los efectos potenciales; (3) los obstáculos; (4) el momento; y (5) las perspectivas de la unificación. Se basa en series estadísticas económico-sociales completas del período 1989-2020, legislación, explicaciones de los altos dirigentes, ensayos de académicos cubanos y extranjeros y medios de comunicación.

Introducción

Hay un consenso excepcional entre los economistas, dentro y fuera de Cuba, de que la “dualidad monetaria” (peso nacional, CUP, y peso convertible, CUC) causa efectos negativos que deben ser eliminados con la unificación monetaria y cambiaria para fomentar el crecimiento económico. La doble moneda fue introducida por Fidel Castro en 1994, como una de las medidas para afrontar la crisis del decenio de 1990 (“Período Especial en Tiempos de Paz”) tras la desaparición de la Unión Soviética. En su peor momento, el dólar llegó a cambiarse por 150 pesos cubanos y forzó la creación del CUC para controlar la devaluación del peso (Rodríguez, 2020). Además, Castro introdujo el dólar como moneda de curso legal hasta que lo eliminó en 2004. Ninguna de las dos monedas se transa en el mercado mundial. Su valor lo fija unilateralmente el gobierno.

Hay varias tasas de cambio: en el sector estatal empresarial, el CUP se cambia a la par con el CUC (1 CUP = 1 CUC = US$1), pero para la población la tasa de cambio es 1 CUC = 24 CUP. Además, hay otra tasa en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, 1 CUC = 10 CUP. La dualidad monetaria y las diversas tasas de cambio, unidas a la reintroducción parcial del dólar en 2019, provoca efectos negativos. Entre otros, distorsiona los precios, incentiva las importaciones y desincentiva las exportaciones, segmenta a la población pagada en CUP pero debe que comprar muchos bienes y servicios en CUC, y baja la productividad laboral en las empresas estatales, las cuales reciben costosos subsidios fiscales cuando sufren pérdidas.

El debate sobre la unificación monetaria y cambiaria comenzó en 2011, cuando el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) aprobó los “Lineamientos” para un nuevo modelo económico (“actualización”), que incluía un avance hacia la unificación. El VII Congreso (2016) decidió concluir dicho proceso. Desde 2018 Cuba sufre otra crisis económica, la peor desde la década de 1990, causada por un factor interno y tres externos. El interno es el modelo de planificación central, con predominio de las ineficientes empresas estatales sobre el mercado y el sector privado (un modelo fracasado en todo el mundo incluyendo Cuba ).1 Los tres factores externos son la crisis de Venezuela –el principal socio comercial y subsidiador de la economía cubana, que ha reducido sustancialmente el comercio, compra de servicios médicos e inversión–, las sanciones impuestas por Donald Trump entre 2017 y 2020, y la pandemia .

El gobierno cubano promulgó en 2014 las normas para implementar la unificación monetaria: el “Día Cero” (Resoluciones/2014). Raúl Castro la anunció para 2017 y para 2019, pero esto no ocurrió. En 2020 las más altas autoridades cubanas (el presidente, el ministro de Economía y Planificación, el encargado de la implementación de los Lineamientos) informaron que se consumaría la unificación monetaria y cambiaria, que el CUC desaparecería y el CUP sería la moneda unificada pero devaluada. Sin embargo, esto tampoco ocurrió. Finalmente, el 1 de enero de 2021 comenzó el proceso de unificación, llamado “Ordenamiento Monetario”.

Este Documento de Trabajo analiza las normas de la unificación, identifica los obstáculos, evalúa sus efectos a corto, medio y largo plazo, intenta contestar la interrogante de por qué ahora, en medio de otra crisis, y explora sus perspectivas. Se basa en una colección estadística de indicadores económicos y sociales de 1989 (en vísperas de la crisis de los 90) y de 2007 a 2019 (cuando se introdujeron reformas estructurales que no dieron el fruto esperado). Además, se examina la legislación, las explicaciones de las autoridades cubanas, la literatura académica más reciente y los medios de comunicación oficiales e independientes.2

Carmelo Mesa-Lago
Catedrático de Servicio Distinguido Emérito de Economía y Estudios Latinoamericanos, Universidad de Pittsburgh


1 Las reformas estructurales de Raúl Castro en 2007-2018, no cambiaron substancialmente el modelo de planificación central ni impidieron la caída del PIB. En 2020, el ministro de Economía ratificó que “se mantendrá la planificación centralizada… la capacidad de tomar a nivel central las principales decisiones económicas”, pero agregó que buscaban mecanismos para descentralizar la asignación de recursos (Falcón y otros, 2020b).

2 Debido a que la unificación monetaria ha estado en debate por 10 años, hay una extensa literatura dentro y fuera de Cuba imposible de resumir. Entre los principales ensayos: Monreal, 2017, 2018a, 2018b, 2019a, 2020a, 2020b; Pérez, 2017, 2018, 2019, 2020; Infante, 2018; Marquetti, 2018; Triana, 2018; Nova, 2019; Benavides, Carranza y Monreal, 2020; Pérez Villanueva, 2020a, 2020b, 2020c; Torres, 2020. Fuera de Cuba: De la Torre e Ize, 2014; Vidal, 2014, 2020; Di Bella y Romeu, 2017; Hernández -Catá, 2017; Di Bella et al, 2018; Linde, 2028; Luis, 2018, 2020a, 2020b; De Miranda, 2020; Morales, 2020; y varios números de Cuba Standard, 2018-2020.

Pesos cubano, énfasis en el billete de 500 pesos. Foto: Ricardo IV Tamayo (@ricardo4to)