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Introducción
Este estudio parte de la base de que la lengua es un recurso básico de la cultura en cada nación y que, por tanto, es un componente imprescindible para situar un Estado en el mundo. En este texto se recurre al método comparativo, que nos permite analizar cómo distintos países afrontan los mismos o similares desafíos de la promoción internacional de su idioma, desde la definición política y el marco normativo que la sustenta hasta las medidas y programas para su puesta en práctica, pasando por las instituciones y mecanismos que la instrumentaliza.
Por tanto, el análisis tiene como primer objetivo revisar comparativamente la proyección internacional de las lenguas y culturas alemana, china, francesa y española. Se trata de esclarecer los mecanismos de la diplomacia cultural que se emplean para promover la lengua nacional de cada país en estudio. Con este propósito se pretende ofrecer elementos para potenciar la promoción de la lengua española como bien cultural y como activo importante de la economía española.
El estudio se organiza en tres apartados. El primero trata sobre las lenguas y el poder blando. En el segundo se cotejan las políticas y las instituciones públicas, privadas e interculturales de los cuatro países analizados. La tercera parte estudia los recursos económicos que se destinan. El documento termina con las conclusiones en las que se subrayan las ideas.
Las lenguas y el poder blando
El presente texto complementa una investigación previa de la autora en la que explora el papel que tienen las lenguas en el poder blando de un país (Romero, 2014). El marco teórico se fundamenta en dos elementos principales interrelacionados: la globalización y la diplomacia cultural. El proceso de la globalización tiene efectos diversos sobre los idiomas ya que contribuye a la ampliación de las fronteras, abriendo los mercados, facilitando el contacto y, por ende, demandando el aprendizaje de las lenguas. El segundo elemento se refiere a cómo los países responden a su entorno internacional y a los procesos de globalización desde sus políticas internacionales.
El enfoque del poder blando es relevante para el análisis de los cuatro países porque estos se sitúan entre las naciones con mayor “poder blando” en el mundo (Nye, 2004).
En efecto, la elección de los casos no se ha hecho al azar, ya que se han tomado en cuenta los casos de Alemania, Francia y China por diferentes razones: el origen de la lengua, la internacionalidad y la economía. Así, se seleccionó el alemán y el francés por ser idiomas europeos que históricamente han tenido una gran proyección internacional en cuanto a sus políticas de promoción lingüística. Además, tanto Alemania como Francia consideran su lengua como un bien público que debe ser tratado como un potencial para la economía del país.
En cuanto a la elección de China, segunda economía mundial, el gobierno está centrado en expandir su influencia cultural y, por ende, su lengua en todo el mundo. El caso chino ofrece también interesantes elementos de contraste con los otros idiomas europeos tratados.
Por último, la selección de estos cuatro países también tiene sentido ya que están considerados líderes en el ámbito cultural del poder blando, tal y como se evidencia en un ranking reconocido internacionalmente en el que estos Estados se encuentran entre los “10 principales” del mundo en este rubro (McClory, 2012, p. 12).
El contexto general para la promoción de los cuatro idiomas se sitúa en dos pilares básicos: la presencia económica global y el “poder blando” de las lenguas en estudio. En relación al poder económico, la riqueza relativa y otros datos generales reflejan la presencia o peso relativo en el mundo. Cabe señalar que en la actualidad se utilizan diferentes indicadores para medir –siempre con cierto grado de subjetividad y con ánimo de aproximación a realidades complejas– la relevancia que tiene un país en la escena mundial, en particular en el ámbito económico.
La Tabla 1 presenta algunos datos además de un indicador agregado que forma parte del Índice Elcano de Presencia Global (IEPG).De estos datos se destaca que Alemania y China están bien posicionadas en su proyección internacional, Francia se encuentra detrás de ellos y España está en un plano menor con respecto a su potencial económico.
El segundo pilar básico en el que se sitúa el marco general de los países en estudio trata de los cuatro idiomas y su “poder blando”. Ahora bien, el peso de factores culturales –lengua, acervo histórico-turístico, etc.– no siempre concuerda con la importancia económica de un país (véase el Gráfico 1). En este caso, los tres países europeos superan notablemente a China en el indicador referido a cultura (basado en las exportaciones de servicios audiovisuales). En el ámbito de la educación (basado en el número de estudiantes extranjeros), Alemania y Francia rebasan con creces a China, que a su vez está ligeramente por encima de España (aunque en términos relativos a la gran población china, su indicador es muy modesto).
María Dolores Romero Lesmes
Colaboradora en la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, Madrid, y doctora en Lingüística Aplicada, Universidad Complutense de Madrid
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(Sede en Madrid del Instituto Cervantes. Foto. Rogelio/Flickr)