Introducción: transnacionalismo e integración
En un mundo cada vez más interconectado, la experiencia migratoria ha dejado de suponer una brusca ruptura con la sociedad, la economía y la cultura del país de origen. El progreso técnico y la creciente competencia entre las empresas de transporte han hecho que los viajes entre países de origen y destino sean accesibles para muchos migrantes, e incluso han llegado a ser relativamente frecuentes en el caso de países cercanos. Nuevos medios de comunicación como los teléfonos móviles y las videoconferencias permiten a los inmigrantes mantener un contacto continuo y barato con amigos y familia, mientras que las páginas web y la televisión por cable les ofrecen permanecer inmersos en su cultura de origen e informados diariamente acerca de las cuestiones políticas, económicas, culturales o de cualquier otro tipo del país del que proceden. La diferencia con aquellas experiencias migratorias que los primeros investigadores comenzaron a estudiar en el siglo XIX (Ravenstein, 1885) no puede ser mayor. Pero también es enorme en comparación con la de los inmigrantes que llegaron a Europa o se desplazaron dentro de ésta en la primera gran ola migratoria de la época moderna, durante los años 50 y 60 del siglo XX. Esos inmigrantes no disponían de medios técnicos accesibles para mantener un contacto diario con sus países de origen, lo que derivaba en dos consecuencias relevantes: la integración cultural en la sociedad de acogida era más inevitable y rápida de lo que es hoy; y el impacto de la migración en el país de origen, dejando de lado el efecto demográfico, era más pequeño. Actualmente, el proceso de interconexión se ha acelerado con la extensión de Internet y de la telefonía móvil a todos los continentes y ha dado lugar a un refuerzo de la actividad transnacional y de la movilidad transnacional de los migrantes, un transnacionalismo limitado en su origen a los países vecinos como en el caso más estudiado, el de EEUU y México (Portes et al., 1999), pero que ahora se ha extendido a todo el mundo. Aunque la distancia física sigue desempeñando un papel importante debido a su efecto sobre los costes de transporte (en términos de tiempo, esfuerzo y dinero), la movilidad transnacional ya se está produciendo entre continentes alejados.
La literatura ha identificado numerosos beneficios de la actividad migrante transnacional, tanto para los propios migrantes como para los países de origen y destino (Khadria, 1999; Levitt, 2001; Eckstein y Najam, 2013). En cuanto al migrante, el principal beneficio de la actividad transnacional es emocional, pues le permite mantener los lazos con su país de origen, cultura, familia y amigos. Para el país de origen, la actividad transnacional de sus migrantes genera un beneficio económico en forma de remesas, inversiones, transferencias de conocimientos, redes de contacto, aumento del comercio y, tomando todos estos efectos de manera conjunta, un contrapeso a la fuga de cerebros (Faist, 2008). Acompañando a este flujo el transnacionalismo también da lugar a una transferencia de valores, costumbres y actitudes (Kelly & Lusis, 2006) que pueden modernizar el país pero que no siempre son bienvenidos, especialmente cuando afectan a las percepciones de la vida política o de la eficacia de la administración. En el caso del país de destino, los migrantes transnacionales abren nuevas vías en las relaciones económicas con los países de origen y, en general, fortalecen la influencia e interdependencia entre ambos. En conjunto, el transnacionalismo refuerza el impacto de la migración en el desarrollo de los países de origen y lo promueve.
Este informe recoge los resultados españoles del Proyecto ITHACA (Integración, Movilidad Transnacional, y Transferencias de Capital Humano, Social y Económico), que se ha dirigido a cumplir dos objetivos principales: por un lado, describir las características de la movilidad transnacional de los inmigrantes en suelo europeo analizando su naturaleza, los tipos de transferencias que incorpora y los frenos e incentivos que la enmarcan; y, por otro, comprobar sus vínculos con la integración en los países de acogida: ¿Cómo afectan el nivel y el tipo de integración de los inmigrantes a su capacidad o voluntad para establecer actividades transnacionales? Y, viceversa, ¿cómo influye la movilidad transnacional en la integración en el país de destino? Para responder a estas preguntas el proyecto ITHACA ha realizado una encuesta a migrantes transnacionales en España, Italia, Austria e Inglaterra. Para analizar la integración el estudio ha adoptado varios de los indicadores recogidos en la Declaración de Zaragoza de 2010, a través de los cuales se miden distintos ámbitos de integración legal, económica y social. Respecto a las varias formas de transnacionalismo, el proyecto se centra específicamente en la movilidad física, que consideramos la forma más intensa de transnacionalismo, y presta especial atención a aquella que está motivada por razones económicas (inversión, comercio, trabajo) aunque también se han incluido las de carácter político, social o cultural. Como definición operativa del migrante transnacional, el proyecto ha adoptado la siguiente: es transnacional el migrante que mantiene algún tipo de actividad en su país de origen, ya sea económica, cultural, política o social. El envío de remesas no se incluye como rasgo de actividad transnacional en esta definición operativa para el proyecto, ni tampoco el mantenimiento de las relaciones familiares o amistosas o las visitas al país de origen para el disfrute de las vacaciones.
El proyecto ITHACA ha estudiado la movilidad transnacional de cinco grupos de inmigrantes –indios, ucranianos, marroquíes, filipinos y bosnios– en cuatro países europeos –Italia, el Reino Unido, Austria y España–. El Real Instituto Elcano ha realizado la investigación en España y de ella se ha excluido a la población bosnia, demasiado escasa en nuestro país. Los cuatro grupos estudiados en España presentan características muy diferentes, tanto por sus perfiles socioeconómicos como por su forma de integración. Por otra parte, España, con una tasa de desempleo del 24% en 2014 –cuando se inició el proyecto– y del 35% entre los inmigrantes, ha ofrecido la oportunidad de investigar el impacto de la crisis económica sobre el transnacionalismo de los inmigrantes.
En el siguiente capítulo se presenta un resumen de los cuatro grupos migratorios analizados en España, en el que se describe la historia de su presencia en el país, su tamaño, sus características demográficas, su estatus legal y su integración laboral y cultural. Este capítulo también presenta el marco general regulatorio de la migración con referencia a las políticas de acceso a la ciudadanía, donde aparece una clara diferencia entre la comunidad filipina y el resto de los grupos.
El tercer capítulo describe la metodología utilizada durante la investigación, se detallan las dificultades encontradas en la realización del trabajo de campo y la forma en que se han superado para obtener una muestra de 60 entrevistas a inmigrantes transnacionales y de 16 a stakeholders implicados en la materia. Dado que carecemos de una base de datos sobre los inmigrantes transnacionales que permita la extracción de una muestra representativa, el tratamiento dado a la información recogida ha sido más cualitativo que cuantitativo.
El cuarto capítulo constituye el núcleo del informe, ya que presenta el análisis de los resultados de las entrevistas. En este capítulo se analizan las principales características de los migrantes transnacionales móviles (¿quiénes son?, ¿qué los diferencia de otros inmigrantes?), el tipo de actividades que motivan su movilidad, sus sentimientos de pertenencia e identificación con sus países de origen y de destino, la relación existente entre su integración y su movilidad transnacional, así como los elementos que dificultan o fomentan dicha movilidad. Finalmente, el quinto capítulo resume los principales resultados.
El proyecto ITHACA ha sido liderado por el Centro Robert Schuman de Estudios Avanzados del Instituto Universitario Europeo, coordinado por la investigadora Anna Triandafyllidou, y financiado por la Dirección General de Migración y Asuntos de Interior de la Comisión Europea. El trabajo se ha desarrollado durante 2014 y 2015. Junto al EUI y al Real Instituto Elcano, en el proyecto han participado la London Metropolitan University y el International Center on Migration Policy Development (ICMPD) de Viena.
Carmen González Enríquez
Investigadora principal del Real Instituto Elcano
José Pablo Martínez Romera
Ayudante de investigación, Real Instituto Elcano
Multitud en la calle del Carmen de Madrid. Foto: Manolo Gómez (CC BY 2.0)