La larga marcha hacia Europa: España y la Comunidad Europea, 1957-1986

Firma del Acta de Adhesión de España a las Comunidades Europeas. Palacio Real. Madrid (1985)
Documento de trabajo

Resumen

El trigésimo aniversario de la firma del Tratado de Adhesión de España a las Comunidades Europeas el 12 de junio de 1985 ofrece un excelente pretexto para recordar los aspectos más notables de la larga marcha de España hacia la Europa comunitaria.

Introducción

El trigésimo aniversario de la firma del Tratado de Adhesión de España a las Comunidades Europeas el 12 de junio de 1985 ofrece un excelente pretexto para recordar los aspectos más notables de la larga marcha de España hacia la Europa comunitaria, proceso iniciado a mediados del siglo pasado. Antes de adentrarnos en las complejas y dilatadas negociaciones (1977-85) que condujeron a la adhesión, hemos querido subrayar el alcance del notable aislamiento internacional al que fue sometido España durante la segunda posguerra mundial, y que se debió sobre todo a la relación que el régimen de Franco había mantenido con las potencias del Eje y a su propia naturaleza autoritaria. Este aislamiento excluyó a España de los primeros compases del proceso de integración europea, situación que el régimen se esforzó por superar a lo largo de la década de los sesenta, aunque con escaso éxito. A su vez, la existencia de una anomalía como la que representaba el régimen español en Europa obligó a las autoridades comunitarias (y a los estados miembros) a diseñar una política de condicionalidad democrática que recibe aquí especial atención. La Europa democrática se esforzó por alcanzar un equilibrio entre la condena a un régimen que le provocaba rechazo por motivos políticos y una relación lo suficientemente estrecha como para poder influir positivamente en el desarrollo socioeconómico del país. A grandes rasgos, esto fue lo que se fue definiendo durante los años sesenta, y que se plasmó en el Acuerdo Preferencial de 1970. Al mismo tiempo, y como se examina en el tercer apartado del artículo, el veto político impuesto por Europa –y que se hizo explícito a partir de 1962- hizo que los sectores mejor informados y más politizados de la sociedad española estableciesen un vínculo cada vez más explícito entre la adhesión a la Comunidad Europea y el acceso a la democracia, o si se prefiere, entre la democratización y la europeización de España. Esto explica en no poca medida la naturaleza eminentemente política (e instrumental) del proyecto europeo español durante el proceso democratizador, lo cual no significa desconocer la importancia de la dimensión estrictamente económica del mismo, que también se analiza aquí.

A nuestro entender, este enfoque permite comprender mejor tanto las estrategias desarrolladas por las autoridades españolas ante los retos de toda índole que planteaba la adhesión, como la rara unanimidad que suscitó en la sociedad española el objetivo de la adhesión a ‘Europa’. Como se verá, este fenómeno, que pudo limitar el margen de maniobra de sucesivos gobiernos durante las negociaciones, tuvo sin duda consecuencias muy positivas durante los años previos a la adhesión, sobre todo a la hora de plantear importantes sacrificios colectivos.

Charles Powell
Director, Real Instituto Elcano
 | @CharlesTPowell

(Firma del Acta de Adhesión de España a las Comunidades Europeas. Palacio Real. Madrid (1985) / Foto: Comisión Europea)