Resumen ejecutivo

Mientras que a lo largo de los últimos años en muchos otros países europeos se ha instalado el debate sobre el papel del islamismo en la sociedad, España ha permanecido al margen. Respecto de esta cuestión, la atención acordada al yihadismo en todos los ámbitos ha sido enorme en comparación con otras manifestaciones no violentas del islamismo, de las cuales la Hermandad Musulmana representa una de las presencias más importantes. Tanto es así que a lo largo de diferentes periodos del último medio siglo las ciudades de Granada, Madrid, Valencia y Barcelona han ejercido como enclaves significativos del mapa del islamismo en Europa.

Al igual que ocurre en el resto de Europa, los activistas de la Hermandad en España son un grupo relativamente reducido; de hecho, oficialmente no existe ninguna asociación o entidad de la Hermandad radicada en España. Un aspecto característico de los miembros de la Hermandad es el secretismo y la opacidad que rodea su militancia: aquellos individuos y organizaciones señalados como miembros niegan sus lazos conscientes de las consecuencias que su membresía o su afinidad ideológica podrían acarrear. Se trata, no obstante, de una sofisticada red edificada sobre firmes lazos personales, ideológicos y financieros para la consecución de objetivos compartidos.

Los primeros miembros de la Hermandad llegan a España en los años 60. Este grupo estaba compuesto principalmente por jóvenes militantes sirios huyendo de la represión y estudiantes de Oriente Medio que terminaron estableciendo su residencia en el país. A nivel organizativo, algunas de las primeras asociaciones fundadas por estos pioneros –y dedicadas principalmente al ámbito estudiantil– han acabado convirtiéndose en las asociaciones representantes de la comunidad musulmana a nivel local y, en no pocos casos, en interlocutores frente a las instituciones públicas. Una particularidad de la Hermandad es su habilidad estratégica a la hora de crear y operar entidades que no solo sirven a los objetivos de su agenda, sino que, en un trampantojo ciertamente logrado, proyectan una imagen distorsionada de su tamaño y su representatividad. 

Pero, hoy en día, la Hermandad Musulmana en España dista mucho de ser un movimiento granítico y homogéneo. La trayectoria de Riay Tatary, presidente de la Comisión Islámica de España (CIE) hasta su reciente muerte, sirve para ejemplificar en parte lo expuesto. Tatary, ideológicamente próximo a Vanguardia Islámica, se encontraba entre aquellos primeros Hermanos que fundaron la Asociación Musulmana de España (AME), matriz inicial de la que surgirían diferentes proyectos a la Hermandad en España. El imam Tatary acabaría convirtiéndose en figura omnipresente del islam institucional en España, y si bien existen otras manifestaciones de la Hermandad en España, su figura ayuda a ejemplificar la querencia del movimiento por puestos cercanos a la toma de decisiones y al establishment político.    

Las diferentes entidades bajo el paraguas de la Liga Islámica para el Diálogo y la Convivencia en España (LIDCOE) –única entidad española oficialmente adscrita a la Federación de Organizaciones Islámicas en Europa, en la actualidad Consejo de los Musulmanes Europeos (FIOE por sus siglas en inglés)– y el Centro Cultural Islámico Valenciano constituyen, por su parte, un ejemplo prototípico de implantación y trabajo a nivel local con importantes conexiones tanto ideológicas como financieras en el plano internacional. Perseverantes y bien relacionados con las administraciones e instituciones locales, se centran en el trabajo asociativo y de base para incrementar su influencia e impacto. Generosamente financiados desde el Golfo, han ido extendiendo su modelo a través de diferentes regiones de la geografía española (Barcelona, Zaragoza, Logroño, etc.) con un éxito notable, sobre todo entre las generaciones más jóvenes debido a su dinamismo y a la amplia variedad de actividades que desarrollan y servicios que prestan en el seno de las diferentes comunidades locales. Al igual que ocurre con otras organizaciones europeas de la Hermandad adscritas a la FIOE, ha sido Qatar Charity –Organización No Gubernamental (ONG) qatarí con fuertes lazos con la Hermandad– a través de su programa proselitista Ghaith quien ha canalizado durante al menos la última década los fondos que han posibilitado su crecimiento. 

Un aspecto diferenciador de la Hermandad Musulmana en España es la transición del participacionismo a la violencia experimentada por varios grupos formados principalmente por individuos de origen sirio. La red de Abu Dahdah, que acabaría convirtiéndose en una de las redes yihadistas más grandes, sofisticadas y mejor conectadas de Europa de los últimos 30 años, es sin duda su exponente más conocido. Constituida por una estrecha red de miembros de la Hermandad siria afincados en España, consagró sus actividades a desarrollar la estrategia de terrorismo global de la por entonces recién creada al-Qaeda. La importancia de la red de Abu Dahdah puede medirse, por ejemplo, atendiendo a los lazos que unían a algunos de sus miembros con la célula de Hamburgo, responsable del 11-S, y al papel que desempeñaron algunos de sus integrantes en los fatídicos atentados del 11-M en Madrid.

Los momentos en los que elementos islamistas radicales coexisten, interaccionan, se desarrollan y se aprovechan de las posibilidades del marco facilitado por la corriente mainstream de la Hermandad en España son más que simple coincidencia. El episodio más reciente en el que la más alta representación institucional del islam en España se ha visto envuelta en una investigación de terrorismo compromete directamente uno de los eslabones fundamentales de la estructura. Pendiente de juicio, la Operación WAMOR supuso la desarticulación de la estructura de financiación del terrorismo yihadista más grande descubierta hasta ahora en España. La compleja causa imputa al clan de los Kutayni, dirigido por un miembro de la CIE y de la junta directiva de Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE) que también ejercía como administrador de la mezquita de Abu Bakr, los delitos de pertenencia a organización criminal, colaboración con organización terrorista, financiación del terrorismo, blanqueo de capitales, fraude fiscal, falsedad documental y favorecimiento de la inmigración ilegal.

Estos dos casos sirven para ilustrar las dos caras de la Hermandad Musulmana en España, una mainstream y otra yihadista, si bien la separación entre ambas no es en absoluto clara, pues existen no pocas áreas grises. Además, ambos casos demuestran cómo elementos de ambas redes, que lejos de tratarse de elementos disidentes o deshonestos del movimiento estaban perfectamente integrados, se sirvieron de su influencia en las instituciones del islam en España para desarrollar estructuras y canales para la financiación del terrorismo a gran escala.

Ahora bien, a pesar del hecho de que un ala de la Hermandad Musulmana en España ha estado implicada en actividades yihadistas durante los últimos 25 años, la mayor parte del movimiento en España se dedica a actividades perfectamente legales. De hecho, las diferentes asociaciones y colectivos que pueden adscribirse a la Hermandad dirigen una amplia red de mezquitas y centros islámicos en los que organizan numerosas actividades y eventos de los que se benefician las respectivas comunidades locales. Ello, al mismo tiempo, acaba convirtiéndolos en representantes oficiales o de facto de la comunidad musulmana, lo que abre las puertas de este colectivo a entablar relaciones con diferentes autoridades españolas y facilita su tarea de erigirse en interlocutores legítimos y moderados.

A pesar de su reducido tamaño, la influencia alcanzada por diferentes elementos de la Hermandad Musulmana en España reposa en tres elementos fundamentales: la sofisticación organizativa de sus redes, la educación de sus miembros y las fuentes de financiación a las que tienen acceso. Respecto de este último punto cabe mencionar la diversificación en lo referente a la procedencia de los fondos; si bien el factor diferencial reside en los canales de financiación internacional, las organizaciones ligadas a la Hermandad en España despliegan un número de instrumentos con un radio de acción fuera del alcance del resto de organizaciones. Por un lado, gracias a su visibilidad, su organización y su profesionalidad, pero también al desconocimiento de las autoridades, que ignoran su naturaleza, se encuentran entre los mayores receptores de ayudas públicas –tanto estatales como regionales y locales– para la puesta en marcha de proyectos de integración, diálogo interreligioso, etc. Por otro lado, la estrecha relación de estas organizaciones con ONG islámicas aparentemente independientes, como es el caso del Islamic Relief España o Human Appeal España, tiene también beneficios para la Hermandad: amplía su rango de influencia, les visibiliza como asociaciones de referencia, mejora su conocimiento del tejido social local, etc.

Otra característica fundamental de la Hermandad es su voluntad y su capacidad de conectar y relacionarse con el establishment político y empresarial del país. Siendo el pragmatismo un rasgo distintivo de la Hermandad, lejos de ajustarse al cliché que los sitúa como muleta de conveniencia de la izquierda en Europa, sus miembros en España han sido capaces de tejer relaciones con representantes de todas las sensibilidades del espectro político no solo a nivel nacional, sino también autonómico y local.     

Tras 40 años de presencia asociativa organizada en España, el movimiento se aproxima inexorablemente hacia un punto de inflexión. La generación de pioneros ya no representa las sensibilidades de la mayoría de militantes, principalmente nacidos en España y con una idiosincrasia y una naturaleza ciertamente diferentes de las de sus predecesores. Una hornada de nuevos líderes está lista para tomar el relevo y si bien –en su mayoría– todavía no han accedido a puestos de responsabilidad son ya claramente identificables. Además de haber superado las fracturas existentes entre varias asociaciones movimiento, estos nuevos líderes destacan por su familiaridad con el contexto social, su impacto a través de los nuevos canales de comunicación, sus novedosas iniciativas y la misma determinación y constancia en su trabajo, lo que convierte el inaplazable relevo generacional y las dinámicas que en este contexto se produzcan en una circunstancia a seguir de cerca. 

Entonces, ¿constituyen la Hermandad y sus actividades un peligro para España? Lejos de tratarse del objetivo principal de este estudio, cuyo propósito no es otro que sentar las bases de un debate nacional pendiente y necesario en el seno de la sociedad española, resulta difícil eludir la cuestión. De respuesta compleja, es necesario dejar claro que la mayor parte de asociaciones e individuos ligados de una u otra manera a la Hermandad en España operan en gran medida dentro de los límites de la ley y sus actividades se enmarcan en el disfrute de sus derechos constitucionales en lo que a defender y trabajar por un orden islámico se refiere. El impacto potencialmente negativo de la Hermandad en la seguridad es principalmente indirecto y difícil de medir empíricamente, aunque, como detalla este informe, varias de las células terroristas con mayor recorrido en la historia de nuestro país hunden sus raíces en lo más profundo del movimiento. Además, debe prestarse especial atención a su narrativa, que en no pocas ocasiones alimenta la mentalidad del “nosotros contra ellos” y a sus postulados ideológicos, que, aunque no propicien necesariamente la violencia, socavan gravemente la cohesión social.


Imagen: Sombras de personas en la calle. Foto: Matthew Ansley (@ansleycreative).