Resumen
En los últimos meses se ha publicado un gran número de estimaciones y proyecciones acerca del comportamiento del comercio e inversión mundiales y de los movimientos internacionales de migrantes, turistas y estudiantes en este año de pandemia. Tanto es así, que, a fecha de hoy, se dispone de predicciones de los registros, en 2020, para casi todas las variables que componen el Índice Elcano de Presencia Global (o, en su defecto, para proxies de las mismas).
Estas nuevas estadísticas han permitido actualizar el análisis del impacto del COVID-19 en la globalización (vista desde el valor agregado del Índice Elcano de Presencia Global) que publicamos en abril de este año (Olivié y Gracia, 2020b). Ahora sí, en lugar de suponer las consecuencias de la pandemia para las relaciones internacionales sobre la base del impacto que tuvo la Gran Recesión, podemos basarnos en el comportamiento real o estimado del comercio, las capacidades militares, los turistas o la cooperación al desarrollo en los primeros meses del año, o incluso en los primeros tres trimestres.
Con este mayor nivel de certeza, se eliminan los escenarios que dibujábamos en abril para la globalización económica y militar. El valor agregado de la proyección económica mundial podría contraerse en un 12,0% y el de la militar aumentar en un 7,6%. En el caso de la dimensión blanda se mantienen los escenarios dado el impacto, aún incierto, de la pandemia en la tecnología, la cultura y la información. Con previsiones o proyecciones para el resto de las variables de esta dimensión, ésta podría contraerse entre un 9% y un 14,3% en este año. Como resultado, podríamos asistir, con la pandemia global, a una desglobalización de entre el 7,5% y el 8,8%, la mayor variación negativa anual que observaríamos en toda la serie del Índice Elcano de Presencia Global, incluyendo los años de desintegración de la Unión Soviética o la Gran Recesión.
Estos resultados, necesariamente provisionales mientras no podamos observar el impacto real de la pandemia en nuestra serie, han de tomarse con todas las cautelas necesarias, como subrayan las fuentes de los datos que empleamos. No obstante, sí apuntan inequívocamente a una caída abrupta de los intercambios mundiales, en casi todos los planos. También apuntan, a diferencia de la Gran Recesión, a una fuerte contracción de los intercambios blandos, que habían sido la punta de lanza de la globalización en los años previos a esta crisis.
Introducción
En abril de este año, todavía al calor de las primeras semanas de pandemia en Europa, publicamos un ARI en el que tratamos de adelantarnos al que podría ser el efecto de la crisis sanitaria mundial (y de sus derivadas económicas, políticas y sociales) en la globalización (Olivié y Gracia, 2020b).
Para ello nos servimos del Índice Elcano de Presencia Global. Dado que se calcula hoy para 130 países, que contribuyen al 99% de la economía mundial y en los que vive el 94% de la población del planeta, el valor agregado de la proyección exterior de este grupo de países puede utilizarse como un proxy de la globalización.
Sin apenas datos o estimaciones oficiales sobre el comportamiento del comercio, la inversión internacional, los desplazamientos de personas o el impacto en ciencia, optamos, en aquel trabajo, por tratar de imaginar si esta crisis sería igual, peor o simplemente distinta de la de finales de los 2000, a efectos de su impacto en el volumen y la naturaleza de los intercambios mundiales.
Una crisis igual, o incluso peor, que la Gran Recesión hubiese acelerado, naturalmente, las tendencias mundiales recientes: una globalización económica languideciente, un estancamiento de la globalización militar (tras la puesta al día de los grandes actores asiáticos) y una globalización blanda o suave que asume el liderazgo de los intercambios internacionales.
Pero dibujamos también un tercer escenario, el de una crisis distinta. A nadie se le escapaba que las restricciones a los movimientos internos e internacionales de personas, que se iban multiplicando y extendiendo de un continente a otro, frenarían considerablemente el turismo, las migraciones, los movimientos internacionales de estudiantes universitarios o el deporte como formas de proyección global. Así las cosas, la dimensión blanda de la globalización, más dinámica en la globalización post Gran Recesión y post económica, podría verse súbitamente interrumpida. Mientras el comercio de servicios digitales o mercancías, las inversiones productivas en el exterior o las innovaciones tecnológicas podrían seguir desarrollándose, en parte reinventándose, en un contexto de confinamiento mundial, estas facetas blandas de la globalización son particularmente susceptibles a las restricciones a los movimientos internacionales de personas. Con una segunda ola de contagios (y las medidas de control consiguientes) prácticamente inmediata a la primera en dos de las regiones del mundo que más participan en la globalización (América del Norte y Europa), la contracción de la globalización blanda que se produjo a raíz de la Gran Recesión ha quedado ampliamente superada.
Con este texto queremos actualizar nuestro anterior análisis acerca del efecto de la actual crisis en la globalización, mirada desde el Índice Elcano de Presencia Global. Por una parte, contamos ya con los datos del Índice para 2019, publicados el pasado verano (Olivié y Gracia, 2020a), lo que nos ofrece una imagen más actualizada de la globalización pre-pandemia. Por otra parte, en los últimos meses, diversos organismos internacionales (varios de ellos, fuente de nuestros datos de presencia global) han publicado datos provisionales, estimaciones o proyecciones de los intercambios internacionales en 2020.
En el primer epígrafe, retomamos los ya 30 años de datos del Índice Elcano de Presencia Global para observar las principales características y transformaciones de la globalización en las últimas décadas. En el segundo epígrafe recogemos los análisis y previsiones acerca del comportamiento de las variables económicas, militares y blandas del Índice. De este modo, para muchas de ellas, podemos, en el tercer epígrafe, remplazar los escenarios que dibujamos sobre la base de la última crisis por las previsiones u observaciones de comportamiento efectivo de estos indicadores en la actual. El último epígrafe agrega el impacto en la globalización y concluye.
1 La autora agradece a Juliana Pinzón, ayudante de investigación en prácticas en el Real Instituto Elcano, su inestimable apoyo en la labor documental y estadística.