Resumen ejecutivo

La superioridad tecnológica es una dimensión crucial en la competición entre EEUU y China, la cual añade presión sobre unas ya de por sí tensas relaciones transatlánticas. Este documento analiza narrativa y realidad a partir del nexo entre las nuevas tecnologías, la defensa de valores compartidos, su reglamentación y las varias dimensiones geopolíticas. Los valores vienen captando una atención creciente en el debate transatlántico en torno a la tecnología, especialmente a raíz de la proliferación de sistemas de vigilancia basados en la inteligencia artificial (IA) y de otros aspectos exportables de tecno-autoritarismo, aunque también en términos de ideología y geopolítica. Tanto EEUU como Europa deben actualizar sus perspectivas de derechos humanos para la era digital y definir unos valores claros de cara a las nuevas tecnologías.

La nueva Comisión Europea en Bruselas, así como algunos Estados miembros de la UE, ven una prioridad estratégica en la competición entre potencias y una vía hacia la “soberanía tecnológica”. Identifican el punto de encuentro entre las agendas industrial y digital por un lado, y reglamentación por otro, como clave en este sentido. De esta manera, surgen tres áreas de competición y cooperación ente EEUU y Europa, todas ellas relacionadas con el potencial chino: la quinta generación de tecnologías de telefonía móvil (5G), la IA y los servicios web. Las diferencias en la legislación serán un escollo recurrente en las relaciones transatlánticas, si bien no es necesaria una perfecta armonización entre EEUU y la UE. Dicho esto, ambas partes deben impulsar la introducción de normas globales en ámbitos como la ética en torno a la IA, la ciberseguridad y la gobernanza de Internet, y así evitar que China u otros se anticipen en llenar el vacío. Este documento ofrece varias ideas relativas a China para la agenda transatlántica en tecnología. La segunda parte versa sobre otras cuestiones geopolíticas más allá del apartado tecnológico, vinculadas al impacto de la competición chino-estadounidense sobre las relaciones transatlánticas y la unidad europea.

La competición entre EEUU y China trasciende sobradamente la tecnología y la economía. Podríamos incluso decir que algunos aspectos concernientes a la pandemia del COVID-19 son una dimensión diferente y novedosa en el enfrentamiento entre China y EEUU. Además, ¿qué implicaciones tiene la pandemia para la UE y la relación transatlántica? Este análisis identifica y explora varias áreas donde la UE y EEUU pueden y deben encontrar terreno común, más allá de lo estrictamente tecnológico. En cualquier caso, el punto de partida ha de ser el reconocimiento de la necesidad de defender los valores occidentales, la inauguración de un extenso diálogo transatlántico sobre comercio y sobre las inversiones chinas, desarrollar un entendimiento conjunto acerca de los desafíos militares y de seguridad planteados por China y, finalmente, trabajar en aras de un cambio de comportamiento por parte de China hacia los intereses transatlánticos. A día de hoy, China plantea una serie de desafíos para EEUU y UE en áreas geográficas –así como en ámbitos funcionales e institucionales– de las que se encontraba ausente hasta hace relativamente poco. En tales cuestiones, numerosos factores posicionan a la UE mucho más cerca de EEUU que de China. Ulteriores disputas bilaterales entre Washington y sus socios y aliados europeos deben evitarse, mientras que un enfoque común hacia China debe abrirse camino.

Andrés Ortega Klein ha sido investigador visitante en el Programa Europeo del Center for Strategic and International Studies (CSIS) en Washington DC. Es investigador senior asociado para asuntos globales y transformaciones tecnológicas del Real Instituto Elcano en Madrid | @ortegak


1 La versión original en inglés puede encontrarse en: “The US-China race and the fate of transatlantic relations. Part I: tech, values, and competition”, 13/I/2020, y “The US-China race and the fate of transatlantic relations. Part II: bridging differing geopolitical views”, 23/IV/2020. El Real Instituto Elcano agradece a CSIS la posibilidad de publicar esta versión de las dos partes en una sola en castellano, con traducción de Javier Bordón Osorio.

Banderas de EEUU y China. Foto: U.S. Department of Agriculture (Dominio público)