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Resumen
Reflexión sobre los problemas de imagen que tiene España diferenciando tres planos: la imagen exterior, la reputación interna y la percepción española de la opinión extranjera.
Introducción
Actualmente reina la confusión sobre la imagen exterior de España, sobre todo en nuestro propio país. Para unos ha mejorado, mientras que para otros sigue empeorando.
Pasando a las causas, en unos casos el análisis se centra en los factores exógenos, como la prensa extranjera, mientras que otros hacen hincapié en el déficit de confianza de los españoles en sí mismos. De esta forma también se ponen en relación la imagen externa y la interna, pues si nosotros no creemos en nosotros mismos, ¿cómo vamos a esperar que lo hagan los demás?, se oye argumentar.
Con este documento, en primer lugar, se intenta hacer un diagnóstico de la imagen exterior a día de hoy. ¿Se nos ve mejor, igual o peor que antes? Esa es la primera cuestión.
A su vez, la respuesta a esta pregunta nos llevará a otra: ¿cómo es la interacción entre la imagen exterior y la interior?; ¿cuál influye más sobre la otra?
Pero para responder a la cuestión anterior, hay que tener en cuanta una tercera variable que se suele olvidar, y que no es otra que la percepción que tenemos los españoles de la imagen que proyectamos. Independientemente de cuál sea la visión en el exterior, ¿qué piensan los españoles al respecto?, ¿cómo creemos que nos ven?, ¿es esa percepción del exterior correcta o equivocada?
De esta forma, en el análisis incluimos tres variables que sin duda están relacionadas, pero que a efectos analíticos debemos diferenciar claramente:
• La imagen exterior, o visión que se tiene en el exterior de España.
• La autoimagen, o imagen que tenemos de nosotros mismos.
• La percepción de la imagen exterior, es decir, cómo creemos que nos ven en el exterior.
Creo que el análisis de la interacción entre estos tres planos puede arrojar mucha luz sobre el presente, y no menos sobre la evolución de la imagen exterior al margen de cuál sea la evolución de la realidad. Las imágenes y las expectativas de distinto tipo pueden entrar en dinámicas autónomas respecto a los parámetros objetivos, dando lugar a círculos viciosos o virtuosos que arrastren o eleven las visiones.
Evidentemente, por los argumentos que he planteado, el marco teórico en el que voy a plantear el análisis no es otro que el del interaccionismo simbólico, una corriente de la psicología social con una gran tradición [1]. Como el psicoanálisis, en muchos casos ya forma parte del lenguaje ordinario o de las explicaciones que dan autores como Soros sobre el funcionamiento de los mercados financieros.
Simplificando mucho, el supuesto básico es que nuestra identidad –es decir, cómo nos vemos a nosotros mismos– está condicionada por la imagen que los otros tienen de nosotros, y –no menos– de cómo nosotros percibamos esa visión ajena. Estas interacciones entre subjetividades son complejas y pueden dar lugar a equívocos y distorsiones de la realidad. Si algo es percibido como real, aunque no lo sea, será real en sus consecuencias, como reza el teorema de Thomas.
Tras esta apretada síntesis del marco teórico básico en el que me moveré, paso al análisis del tema que nos ocupa: la imagen exterior de España, su interacción con la imagen interna y la percepción que los españoles tienen de la imagen exterior. Éste será también el orden de exposición que seguiré.
Javier Noya, investigador principal de Imagen Exterior de España y Opinión Pública, Real Instituto Elcano