Resumen

Este documento forma parte de las reflexiones en torno a la presencia internacional del español que el Real Instituto Elcano y la Secretaría General Iberoamericana aportaron como organizadores a la sesión “El español en las relaciones y las instituciones internacionales” del Foro Internacional del Español 2.0, celebrado en Madrid en abril de 2015.

Introducción

Los estudios sobre el español en el ámbito internacional se han concentrado con frecuencia en describir su presencia en las organizaciones internacionales: si es lengua oficial o de trabajo, si se usa para las reuniones, las cumbres o los encuentros informales, si se garantiza la traducción y con qué volumen. Este parece el ámbito en el que resulta más sencillo analizar la importancia de cada idioma, frente a la dificultad que supondría cuantificar el uso del español en las relaciones internacionales no formales o no institucionalizadas. En cualquier caso, los trabajos dedicados a este tema coinciden en dos ideas principales (Otero, 2005; Rupérez Rubio y Fernández Vítores, 2012; Ybáñez Bueno, 1998):

  1. La situación de derecho (de iure) a menudo tiene poco que ver con la situación real (de facto) de uso de las diferentes lenguas en las organizaciones internacionales.
  2. Existe una tensión (a primera vista irresoluble) entre el respeto del multilingüismo (por otra parte, seña de identidad de la ONU y la UE) y el pragmatismo (los reducidos presupuestos disponibles y la celeridad que aporta el uso del inglés). Como se dice en el último informe de la ONU sobre esta cuestión:

“En el contexto de las realidades económicas y las limitaciones financieras, la tendencia hacia el ‘monolingüismo’ está lejos de disminuir, con el uso ‘hegemónico’ de un idioma, el inglés, sobre los otros cinco idiomas de las Naciones Unidas, en aras del pragmatismo”. (Fall y Zhang, 2011).

Revisar el uso del español en las organizaciones internacionales no es una tarea sencilla. Desde que a principios del siglo XIX se pusieron en marcha las relaciones internacionales contemporáneas, las organizaciones dedicadas a fomentarlas han crecido exponencialmente. Hoy el número de organizaciones internacionales gubernamentales se estima en 250, mientras que la Unión de Asociaciones Internacionales contabiliza alrededor de 67.000 organizaciones no gubernamentales.1 Revisar de una manera sistemática el uso del español en un tejido tan extenso sería una tarea compleja que –caso de no realizar un profundo estudio de campo– probablemente ofrecería solamente información sobre la situación de iure, pero no acerca de la situación de facto. Nos planteamos por tanto una vía alternativa para conocer la utilización real de los idiomas oficiales y de trabajo de estas instituciones: las competencias de idioma requeridas a los aspirantes a trabajar en ellas.

Además de por su capacidad de influencia en numerosos campos, la presencia de españoles en organizaciones internacionales se considera hoy como una variable de importancia en la defensa del idioma español en el espacio de las relaciones internacionales. El responsable del Plan de Acción para la Promoción de la Presencia de Españoles en Instituciones y Organizaciones Internacionales (2003-2006)2, Manuel Montobbio, señalaba que la “presencia de españoles en OO.II. [está] estrechamente relacionada con otros componentes fundamentales de la política multilateral”, entre los que alude a “cuatro cuestiones estrechamente interrelacionadas” que “se configuran como el núcleo duro de la presencia de España en las OO.II.: las contribuciones obligatorias y voluntarias –especialmente estas últimas– a las OO.II. y los proyectos de cooperación multi/bilateral con las mismas; la presencia de españoles; la participación de empresas, consultoras, ONG y otras entidades españolas en la ejecución de sus proyectos o suministros; y el estatus y utilización del español” (Montobbio, 2006, pp. 119-120). El reciente Informe del Real Instituto Elcano “Hacia una renovación estratégica de la política exterior española”señala como dos de las prioridades de España en los organismos multilaterales “procurar que la cuota de representación nacional (sistema de votación, contribuciones voluntarias, número de funcionarios, participación de empresas y ONG) se corresponda con el peso relativo de España” y “defender la presencia del español en el trabajo cotidiano” (Molina, 2014, p. 71).

Todos los países que compartimos el español tenemos un interés conjunto en reivindicar la utilización del español en el espacio de las organizaciones internacionales. La revisión de los estatutos de las más grandes muestran la preocupación por “que haya la más amplia representación geográfica posible” en la procedencia de sus trabajadores (Carta de las Naciones Unidas, art. 101.3), “una distribución geográfica equitativa” (UIT, 27.4) y “la más amplia representación geográfica posible” (Constitución de la UNESCO, art. 6.4), por recoger sólo algunos ejemplos, aunque ni el Banco Mundial ni el FMI usan criterios geográficos.

Ahora bien, ¿qué competencias idiomáticas requieren las organizaciones internacionales a los aspirantes a incorporarse a ellas? ¿Y qué papel tiene el español en la realidad de los procesos de contratación de algunas de las mayores organizaciones internacionales? En este breve trabajo vamos a tomar una muestra de la situación actual revisando un grupo de organizaciones del sistema de Naciones Unidas, de distintos campos de actuación y con antigüedad y relevancia muy diversa. No hay, por tanto, una intención sistemática en la muestra, sino simplemente la intención de revisar la situación actual del español en un sistema del que forman parte todos los países en los que éste es lengua oficial y cuya vocación multilingüe es parte de su esencia, más aún después de la aprobación de la Convención sobre promoción y protección de la diversidad por UNESCO en 2005.

Ángel Badillo
Investigador principal del área de Lengua y Cultura del Real Instituto Elcano
 | @angelbadillo

Rosana Hernández Nieto
Investigadora adscrita al Grupo de Investigación en Industrias Culturales, Creativas y de la Comunicación de la Universidad de Salamanca
 | @Rosanahn


1 Véase: www.uia.org. Para una revisión de la evolución del número de organizaciones internacionales véase, por ejemplo, V. Rittberger, B. Zangl y A. Kruck (2012), International organization, Palgrave-Macmillan, Hampshire.

2 Véase la Guía para aspirantes a puestos en organizaciones internacionales editada por el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. La Unidad de Funcionarios Internacionales (UFI) creada entonces continúa activa; proporciona información sobre ofertas laborales, si bien avisa que “la página web de la Unidad de Funcionarios Internacionales del MAEC contiene información orientativa no exhaustiva. Solo la página de cada Organización Internacional recoge de forma exhaustiva y vinculante la información” (MAEC, 2005).

(Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra. Foto: Tom Page / Wikipedia)