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Esta publicación se enmarca en un proyecto conjunto del Real Instituto Elcano y el Instituto Português de Relações Internacionais (IPRI) para elaborar un Informe sobre las relaciones bilaterales entre España y Portugal.

Introducción

En el marco de las respectivas políticas externas de Portugal y España podemos observar claramente –siguiendo las pistas teóricas de K.J. Holsti– que las orientaciones y desempeños de cada uno de los países se distinguen en la medida en que coinciden o no, sus objetivos. Recordemos que “durante siglos, de espaldas, donde estaba España, Portugal no estaba”. Estas divergencias, está claro, se proyectan en el espacio que nos ocupa.

En la península, cualquier intento o pretensión hegemónica por parte de España en relación a Portugal generó “naturales” desconfianzas y recelos de éste último en relación al primero. De la misma forma, España intentó combatir siempre –desde una lógica más preventiva que defensiva‒ el posible contagio de una situación de caos o de inestabilidad política, ambas asociadas a la adopción por parte de Portugal de algún modelo político o ideológico contrario al suyo.

La transición de los dos países de dictaduras a democracias modernas a partir de la década de 1970, la entrada conjunta en las Comunidades Europeas, más tarde, y la participación también conjunta en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y en el proyecto iberoamericano, entre otros compromisos y asociaciones internacionales concretas más recientes, pasaron a definir intereses comunes, una agenda común y una coincidencia de prioridades de política externa por parte de los dos países, facilitando efectivamente una aproximación que continua hasta el día de hoy.

España es el único país miembro de la UE que tiene una política regional institucionalizada hacia el conjunto de los países de América Latina, y el proyecto iberoamericano constituye la máxima, pero no única, expresión de esa política. Un efecto importante de la participación portuguesa en ese mismo espacio ha sido, por eso, el “reencuentro histórico” de estos dos países en Iberoamérica, además de en Europa.

Hoy, España es, sin duda, el principal socio comercial de los portugueses y, juntos, los dos países ibéricos son los europeos más comprometidos en la relación existente entre la UE y los países iberoamericanos, y en este frente, actúan, en lo mínimo, de forma coordenada.

En este artículo pretendemos hacer un análisis de las relaciones entre Portugal y España en el contexto más específico del espacio iberoamericano, atendiendo a la evolución de las respectivas perspectivas y prioridades en materia de política exterior, con mayor énfasis en la portuguesa. Al final, presentamos algunos escenarios en prospectiva, teniendo en cuenta ciertas variables que, cuando conjugadas, podrían traducirse en posibilidades reales de mejoría en el ámbito de la cooperación entre las partes.

Nancy Elena Ferreira Gomes
Profesora auxiliar en el Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Lisboa e investigadora integrada en el Observatorio de Relaciones Externas

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Sede de la Secretaría General Iberoamericana en Madrid. Foto: Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación