¿Cuántos individuos con residencia en España han viajado a Siria para unirse a organizaciones yihadistas inmersas en la guerra civil que actualmente tiene lugar este último país? Hasta el presente, el número exacto es de 17, cifra en la cual se incluye a 11 ciudadanos españoles y otros seis marroquíes domiciliados, al igual que aquellos, en nuestro país.[1]
La mayor parte de los españoles son de la ciudad autónoma de Ceuta, con cerca de 85.000 habitantes, aproximadamente un 37% de ellos musulmanes autóctonos. Los yihadistas españoles de Ceuta, que empezaron a trasladarse a Siria en abril de 2012, pertenecen a este segmento de la población local. Por su parte, los marroquíes que, residentes en España, se fueron asimismo a Siria, estaban establecidos no sólo en Ceuta sino también en Málaga y Girona.
Todos, los aludidos 17 individuos, eran varones, de edades comprendidas desde los 16 hasta los 49 años, aun cuando la mayoría de ellos se encontraba entre mediada la veintena e inicios de la treintena. En general, su estado civil era el de casados. Estos datos están en consonancia con el perfil sociodemográfico que viene caracterizando a los yihadistas en España desde la década de los 90.
A excepción de tres o cuatro de esos individuos, ninguno de los restantes tenía una trayectoria yihadista significativa previa al inicio del conflicto sirio. Al menos dos de ellos, sin embargo, tomaban parte en encuentros de propagación del salafismo yihadista que desde 2008 se celebraban regularmente en Ceuta y también, tratando de eludir posibles vigilancias, en un municipio de la provincia de Cádiz.
Ahora bien, la excepción más notoria es la Mouhannad Almallah Dabas, nacido en Siria pero naturalizado español, que estuvo vinculado a la célula de al-Qaeda establecida en España en 1994 y liderada por Abu Dahdah desde 1995 hasta su desmantelamiento en noviembre de 2001. Allmalah Dabas fue procesado en el caso de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid y condenado por la Audiencia Nacional aunque posteriormente absuelto por el Tribunal Supremo. En Siria, a donde se había trasladado en compañía de un hijo menor de edad, desarrollaba, entre otras, actividades logísticas y de aprovisionamiento para Jabhat al Nusra (JN).
JN y el denominado Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL), ambas entidades relacionadas con al-Qaeda central, así como en menor medida Harakat Sham al-Islam (HSI), son de hecho las organizaciones yihadistas que incorporaron a sus filas a los individuos procedentes de España.
Antes de convertirse en miembros de dichas organizaciones, los que de entre estos individuos carecían de experiencia yihadista previa estuvieron sometidos a un intenso proceso de radicalización mediante actividades al aire libre, en el curso de las cuales se llevaban a cabo sesiones de preparación física, al igual que mediante reuniones a puerta cerrada en el interior de domicilios privados o lugares de culto tanto de Ceuta como de localidades cercanas pero situadas al otro lado de la frontera, en territorio marroquí, en concreto Castillejos.
Se trata, pues, de actividades desarrolladas por una red hispano-marroquí bien articulada y jerarquizada, cuyos miembros se encuentran asentados en Ceuta y en Castillejos. En el lado español de ese entramado yihadista, que fue desarticulado en una operación conjunta del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil desarrollada entre junio y septiembre de 2013, actuaban dos o tres agentes de radicalización y reclutamiento.
En el proceso de adoctrinamiento de los individuos que preparaban para ser enviados a practicar actos de terrorismo yihadista en Siria, esos agentes de radicalización se servían del permiso para matar musulmanes chiíes o nusairíes otorgado por clérigos radicales de la zona quienes califican de apóstatas a los seguidores de esas corrientes y sectas del islam.
El reclutamiento se estimulaba a través de incentivos económicos que proporcionaban a las familias de los individuos que optaban por ir a Siria. El dinero para ello se obtenía de donaciones, colectas y tráfico ilegal de sustancias estupefacientes. En conjunto, las facetas del proceso de radicalización que culmina en la implicación terrorista no difieren, entre los yihadistas que se han desplazado recientemente desde España a Siria, de las observadas para la mayoría de los yihadistas radicalizados y reclutados con anterioridad en nuestro país.
La ruta de España a Siria seguida por los reclutados que partían de Ceuta empezaba por su traslado en ferry a Algeciras y continuaba por tomar un avión con destino a Estambul desde Málaga o alternativamente desde Madrid. Ya en Turquía, un vuelo interior los llevaba a la provincia fronteriza de Hatay. Aquí, eran los facilitadores de una u otra organización yihadista, normalmente JN o el EIIL quienes los introducían en Siria. En uno o dos casos, el viaje a Estambul de los yihadistas españoles o residentes en nuestro país se hizo desde el aeropuerto de Casablanca.
Una vez dentro de Siria, a los individuos procedentes de España se les internaba en campos de entrenamiento, después de lo cual, en función de sus características personales, algunos pasaban a integrarse en células terroristas mientras que a otros se les encomendaban misiones suicidas. Se conocen al menos tres casos de lo último entre los 17 individuos a que estamos aludiendo, los cuales ocasionaron con su inmolación terrorista centenares de muertos.
El más letal de estos atentados suicidas perpetrados por jóvenes musulmanes de nacionalidad española se perpetró en las proximidades de un acuartelamiento militar de Idlib, en el norte de Siria, fue asumido por JN mediante una grabación difundida en Internet. Su autor, ceutí, dejó grabado un testamento en video, en el cual afirmaba que la yihad, entendida como combate, “es la cumbre de la creencia en el islam”.
Aproximadamente otros 25 individuos más han viajado de España a Siria, pero en principio con el fin de incorporarse al Ejército Sirio Libre (ESL) y no a organizaciones yihadistas. Ahora bien, las cambiantes circunstancias y el auge de estas últimas podrían hacer que alguno de ellos modifique su posición y termine por implicarse en entidades afiliadas o afines con al-Qaeda, sumándose así a los 17 individuos procedentes de nuestro país que lo han hecho hasta la fecha.
No debe perderse de vista que, aun cuando el propósito de los yihadistas que se han trasladado de España a Siria es en estos momentos el de hacer la yihad en este último país de Oriente Próximo, los miembros de la red hispano-marroquí en el marco de la cual han sido movilizados contemplan también, como han podido constatar los servicios antiterroristas de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía mediante la intervención de comunicaciones telefónicas, “hacer la yihad en casa”, es decir en territorio español, si regresan del conflicto sirio o incluso si no llegasen a implicarse en el mismo.
[1] La evidencia contenida en este Comentario ha sido obtenida tras diversas consultas con oficiales dedicados a asuntos de terrorismo en el seno de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE) y en el Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (CNCA), así como con fiscales especializados de la Audiencia Nacional (AN). Los autores desean expresar a todos ellos su agradecimiento, en nombre propio y en el del Real Instituto Elcano.