En los doce años transcurridos desde los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, muchas cosas han cambiado en el seno del yihadismo global, lo que también ha tenido repercusiones dentro de nuestras fronteras.
Como consecuencia de la ruptura con su franquicia en Irak en 2013, un nuevo grupo, autodenominado Estado Islámico, compite audazmente con al-Qaeda por el liderazgo del yihadismo global, única matriz de este desde que fuese establecida en 1988. Esta nueva organización de referencia dio un paso más allá en el objetivo común de restaurar el califato, atrayendo la atención de miles de jóvenes alrededor de todo el mundo –especialmente de Europa Occidental–, quienes seducidos por la credibilidad y perspectivas de éxito de la organización liderada por Abu Bakr al-Baghdadi, decidieron abandonar sus países de origen para incorporarse a la construcción de una nueva sociedad utópica.
En este renovado contexto de movilización yihadista, y también como consecuencia lógica de la evolución de la estructura social española, el perfil de los yihadistas en España ha cambiado, al igual que sus procesos de radicalización o las organizaciones de referencia en la que finalmente acabaron implicados estos individuos. Sin embargo, no todos son cambios. Existen pautas de continuidad respecto a la situación de 2004 que también merecen ser señaladas.
El papel de las mujeres, la mayor presencia de conversos, la eclosión del terrorismo homegrown o el rol de Internet y las Redes Sociales en los procesos de captación y radicalización, son algunos de los temas analizados en este vídeo.