Durante las últimas semanas, coincidiendo con la crisis política en Ucrania y la escalada bélica sobre la península de Crimea, son muchos los analistas de defensa que están planteando la posibilidad de que Moscú lance una ciberoperación como parte integral de una hipotética operación militar contra Ucrania. No obstante, por paradójico que pueda parecer, esta posibilidad no sería ni rara ni tampoco novedosa, puesto que las operaciones militares modernas ya no se comprenden sin el empleo de capacidades cibernéticas.
Rusia ha protagonizado dos de los episodios ciber-bélicos más relevantes entre estados. Por un lado, en el año 2007 los ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS) masivos contra los servicios críticos de Estonia por parte de hackers rusos – supuestamente coordinados desde el Kremlin – hicieron sonar todas las alarmas en el seno de la OTAN que hasta aquel entonces había minusvalorado la amenaza cibernética. Y un año después, los aliados y el resto del mundo fueron testigos de cómo Rusia lanzaba un ataque cibernético como parte integral de la operación militar con la que daba comienzo la Guerra de Osetia del Sur. En este sentido, el temor al poder cibernético ruso y la incertidumbre que existe sobre sus posibles cibercapacidades, las voces que reclaman una hipotética intervención cibernética de la Alianza Atlántica o de alguno de sus estados miembros en caso de una acción bélica rusa en Ucrania o las airadas declaraciones de algunos de los principales protagonistas del conflicto, parecen marcar la batalla por la ciberdisuasión.
Recordemos que el ciberespacio es considerado como la quinta dimensión del entorno operativo, y de este contexto surge el concepto de ciberoperaciones.
Las ciberoperaciones son operaciones militares que se desarrollan en el ciberespacio con los mismos objetivos que las que se producen en las dimensiones clásicas del teatro de operaciones: adquirir ventaja, conservarla, situar al enemigo en desventaja y explotarla. Están compuestas por cuatro componentes:
- Las Ciberoperaciones de Red deberán permitir el establecimiento, operación, mantenimiento, defensa, mando y control de las redes y sistemas militares; así como de las infraestructuras y recursos críticos.
- El Ciber-combate deberá emplear el ciberespacio para causar efectos más allá de las redes y sistemas TIC, permitiendo detectar, disuadir o derrotar a los adversarios. Las capacidades para el ciber-combate tendrán como objetivo las redes informáticas y de telecomunicaciones, así como los procesadores, sensores y controladores que se hallan en cualquier equipamiento, sistema, plataforma o infraestructura. El ciber-combate podrá emplear tres conjuntos de acciones –Ciber-Explotación, Ciber-Ataque y Ciber-Defensa Dinámica – que se ejecutarán de manera coordinada e integrada con las acciones realizadas en los componentes de Ciberoperaciones de Red y Ciber-apoyo.
- El Ciber-apoyo deberá ser un proceso continuo que cubra los siguientes objetivos: responder, en tiempo y forma, a las necesidades cibernéticas del mando adaptándose a la continua transformación del ciberespacio global, proporcionando herramientas cibernéticas, ofensivas y defensivas que garanticen la defensa del ciberespacio global de las fuerzas armadas y permitan ejecutar ciber-operaciones; proporcionar al mando nuevos servicios cibernéticos así como evolucionar los servicios ya existentes; garantizar la seguridad del ciberespacio global que se encuentra a disposición de las Fuerzas Armadas minimizando los riesgos, respondiendo eficazmente a los ciber-ataques e intentando anticiparse a futuras acciones de ataque; y conocimiento de la ciber-situación.
- El conocimiento de la ciber-situación deberá proporcionar el conocimiento inmediato del ciberespacio propio o aliado, el del enemigo y el de cualquier otro de interés, así como el conocimiento del estado y disponibilidad de las capacidades de ciberoperaciones que son necesarias para el planeamiento, conducción y mando y control de las ciberoperaciones y de las operaciones en general. Éste se obtendrá como resultado de la combinación de actividades de inteligencia y operativas en el ciberespacio, el espacio electromagnético y en cualquier otra de las dimensiones del entorno operativo (tierra, mar, aire y espacio).
En caso que se desatara una acción militar en Ucrania o en la península de Crimea, Moscú plantearía las ciberoperaciones como parte integral de sus operaciones militares, algo que también han hecho el resto de potencias mundiales en conflictos recientes, incluidos Afganistán o Iraq. Por su parte, el gobierno de Kiev no dispone de una capacidad de respuesta ante una ciberoperación rusa, por lo que dependerá del apoyo que pudiese recibir por parte de la OTAN y alguno de sus estados miembros.