Aunque no es la tónica general, en algunas ocasiones los canales de Twitter de los think tanks de relaciones internacionales generan “trending topics” a nivel mundial. Esta falta de interés por parte de la audiencia general de Twitter podría deberse a que los temas que se generan y analizan en el seno de estos centros de pensamiento no interesan en las comunidades de cibernautas y comunicadores que han tomado el universo de las redes sociales. Sin embargo, la mayoría de los temas que generan portadas en la prensa nacional e internacional llevan años siendo prioridades de la mayor parte de los programas de investigación de los think tanks globales.
Por lo general, el bajo nivel de audiencia que tienen los think tanks en Twitter podría ser causa de otros elementos relacionados con la propia naturaleza de estas instituciones integradas en el escenario político nacional e internacional. Los think tanks no consideran una prioridad que sus mensajes alcancen una audiencia global sino que buscan colocar sus ideas en redes más selectivas y acordes a los intereses que suscitan sus análisis.
Cuando un medio de comunicación utiliza Twitter lo hace con la idea de que su titular alcance la mayor audiencia posible, lo que supone tener acceso a un potencial de casi 300 millones de usuarios activos de Twitter. Cuando lo hace un periodista, la relación puede ser activa y proactiva, convirtiéndose Twitter en red de difusión, pero también en fuente de información primaria. Los think tanks trabajan la comunicación on line de una manera parecida a los medios de comunicación, pero un vistazo a las redes que generan a través de Twitter induce a pensar que, en este caso, las prioridades de audiencia son más cualitativas. Para un think tank, una audiencia cuidadosamente seleccionada es más interesante que una cuantiosa audiencia poco proactiva.
El sector de los think tanks en Europa conoce esta premisa y la aplica en sus métodos de comunicación online. ¿Cuántas veces analistas, investigadores y community managers de think tanks han rebuscado entre sus seguidores para comprobar si sus mensajes han sido retuiteados por actores influyentes o relevantes de la escena internacional con influencia en el sector al que se dirige? Para entender el porqué de estas prácticas de comunicación online hay que tener en cuenta la naturaleza institucional que da sentido al negocio de un think tank: la influencia política.
Un think tank se define, y a la vez se diferencia, de otras instituciones por su prioridad en generar influencia en espacios donde se generan procesos de toma de decisiones políticas. En Europa, el centro político de decisión se encuentra en Bruselas y los think tanks europeos tienden a generar redes de comunicación on line interconectadas y definidas por las prioridades que suscitan las políticas europeas, además de las redes alrededor de estas prioridades políticas. Por un lado, la Unión Europea y todas las políticas que se desarrollan en su seno y, por otro lado, la seguridad regional e internacional que, en el caso europeo, tiene como objetivo tanto Bruselas (donde se encuentra la sede de la OTAN), como Londres que es utilizado como puente natural hacia el verdadero punto de interés influenciable en seguridad internacional: Washington.
De esta manera, si un think tank español busca diversificar sus objetivos de influencia política, lo puede hacer a través de redes digitales desarrollando una comunicación bajo una lógica geográfica que va de lo específico a lo global: de Madrid a Washington pasando por Bruselas y Londres, siempre teniendo en cuenta que las ideas locales viajan en inglés.
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Esta lógica en las relaciones de los think tanks es el objeto de estudio del documento de trabajo publicado por el Real Instituto Elcano titulado “Ideas locales que viajan en inglés: análisis de redes de think-tanks en Twitter”, y que se ha valido de datos recopilados durante el mes de mayo de 2014 en Twitter. Este trabajo nos ayuda a entender por qué la red de relaciones de think tanks europeos se encuentra tan definida y es proporcional al número de intereses comunes entre las instituciones, lo que implica un espacio político común; Bruselas y varios campos de investigación afines, definidos por la Comisión Europea y las distintas instituciones que dan vida a la Unión Europea.