¿Por qué ha amenazado Irán con cerrar el Estrecho?
La amenaza del cierre del Estrecho de Ormuz al tráfico de petróleo es la respuesta iraní a las sanciones que preparan EEUU y sus aliados para impedir que Irán se convierta en una potencia nuclear. Para evitarlo han recurrido a medidas diplomáticas y comerciales que no han conseguido el efecto deseado. También, y aunque se desconoce su autoría, se han sucedido acciones encubiertas en los dos últimos años en suelo iraní que han causado la muerte de científicos o militares asociados al programa de enriquecimiento del uranio o al desarrollo de los misiles balísticos. En reciprocidad, Irán ha venido utilizando los movimientos terroristas a los que subvenciona, a sus fuerzas especiales (quds) o a sus seguidores étnicos o religiosos para presionar a los países árabes del Golfo y a sus valedores occidentales. Sin embargo, las nuevas sanciones van a afectar la capacidad iraní de exportar crudo y de cobrarlo, por lo que Irán aprovechó unas maniobras de los Guardianes de la Revolución para amenazar con bloquear el Estrecho si se llevan a cabo las sanciones que planean EEUU y la UE, en coordinación con sus clientes asiáticos (China, la India y Japón, entre otros).
¿Puede Irán cerrar el Estrecho?
Irán dispone de los medios militares para hacerlo aunque lo que cuenta es la voluntad política de emplearlos. Ya lo intentó en 1988 durante el conflicto irano-iraquí y de la superioridad estadounidense de entonces aprendió que podría cerrar el Estrecho e infligir un daño importante a las fuerzas navales que intentaran reabrirlo si se especializaba en un tipo de combate asimétrico destinado a ello. Para ello ha creado un Cuerpo de Marina de los Guardianes de la Revolución a los que ha dotado misiles anti-buque avanzados y de numerosas embarcaciones ligeras y rápidas desde las que pueden colocar minas o atacar en “enjambre” a cualquier buque que atraviese el Estrecho, para luego refugiarse en sus instalaciones costeras. Unas instalaciones que se han reforzado con guarniciones y fortificado y a las que se ha dotado de baterías de misiles anti-buque y antiaéreas. Como resultado, Irán dispone de la suficiente variedad y cantidad de medios para denegar el tránsito –al menos temporalmente– por el Estrecho y también para atacar a cualquier buque que pretenda circular por el mismo o reabrirlo para que reanudar el tráfico de petroleros.
¿A qué situación conduce la amenaza iraní?
La situación plantea dos escenarios. En un primer escenario, de tensión, como el que nos encontramos, Irán mantendría la amenaza de corte como instrumento de presión en su enfrentamiento con las potencias occidentales y regionales. La inestabilidad se prolongará en el tiempo, probablemente años, mientras se completa o cancela el programa nuclear iraní, y puede conducir a demostraciones puntuales de fuerza o a acciones encubiertas que sin cerrar el Estrecho mantengan el precio del crudo procedente del Golfo por encima del precio de mercado debido a la amenaza y a la subida de seguros y fletes. En el segundo escenario, de enfrentamiento armado, cualquier intento de cerrar el Estrecho o perturbar el derecho de paso de los buques daría lugar a una rápida escalada militar para controlar el espacio naval y aéreo y restablecer el tránsito de petroleros. La duración de este escenario dependería de la magnitud del intento de cierre, desde unos días en caso de un bloqueo limitado seguido de una reacción rápida hasta semanas en caso que la reacción fuera tardía y el bloqueo total. El cierre y el enfrentamiento provocarían un salto inmediato en el precio del petróleo, que se reduciría o se incrementaría en función de la evolución de las expectativas sobre el tiempo necesario para reabrir el Estrecho.
¿Qué es lo que puede pasar?
Los mercados energéticos no consideran probable que Irán cumpla sus amenazas de cerrar el Estrecho y confían en que se comportará como un actor racional, mientras que esperan que EEUU y sus aliados serán capaces de mantener el Estrecho abierto. Sin embargo, ese pronóstico depende de qué sanciones se aprueban y de cómo se aplican, ya que una modulación y secuencia inapropiadas privarían a Irán de los incentivos actuales para mantener abierto el Estrecho y facilitarían su paso de una estrategia de tensión a una de enfrentamiento armado. Si lo hace, la escalada militar será rápida porque cualquier retraso prolongaría el cierre del Estrecho y el nivel de enfrentamiento. Los márgenes de cálculo se están estrechando para el régimen de los ayatolás y resulta difícil conocer cuándo se producirá el punto de ruptura con el escenario actual, por lo que es necesario evaluar con atención cómo se deben aplicar las sanciones y prever los mecanismos energéticos necesarios para minimizar el impacto de una perturbación del tráfico por el Estrecho de Ormuz.