¿Qué son las estrategias de seguridad nacional?
Las estrategias son documentos programáticos que sirven para integrar la respuesta de los Estados a problemas que afectan seriamente al bienestar, seguridad y futuro de las sociedades y poblaciones. Sirven para poner en marcha políticas y mecanismos de gestión de crisis en situaciones complejas que se desarrollan en varios niveles locales, nacionales, europeos e internacionales, en las que intervienen administraciones públicas y sectores privados y que precisan decisiones urgentes, por lo que requieren una planificación anticipada, estratégica, de los problemas que pueden presentarse y de las respuestas que deben ofrecerse.
Algunos países de nuestro entorno, como los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Holanda o Canadá, entre otros, han elaborado estrategias de seguridad nacional en los que se informa a los ciudadanos de los problemas más graves a los que se enfrentan y las formas en la que los gobiernos esperan protegerles. Con las lógicas diferencias entre ellas según los intereses y dimensión de cada Estado, todas las estrategias dan a conocer el contexto internacional de seguridad, los riesgos posibles, los objetivos a conseguir, los instrumentos disponibles y la forma en la que esperan proteger la seguridad nacional.
¿Por qué se ha aprobado una para España?
Porque España, al igual que otros países tiene que enfrentarse a problemas nuevos y complejos con organizaciones y procedimientos que no estaban preparados para hacer frente a problemas como el terrorismo internacional, las migraciones incontroladas, los conflictos internacionales o la proliferación que se ven potenciados por fenómenos como la globalización, la demografía, el cambio climático o las nuevas tecnologías, entre muchos otros. Para hacer frente a esos problemas complejos era necesario tomar conciencia de la nueva situación, advirtiendo a los responsables políticos y a la población de la necesidad de cambiar el modelo de seguridad vigente.
Anunciada en algunos programas electorales y de gobierno, el Presidente del Gobierno se comprometió formalmente a elaborarla cuando aprobó la Directiva de Defensa Nacional de 2008 en la que se comprometió a enmarcar esa Directiva dentro de una futura Estrategia de Seguridad Nacional donde se integraran las diversas estrategias sectoriales de seguridad, asegurando así su coherencia y coordinación y sustituyendo la colaboración interministerial por un enfoque más amplio e integral
¿Qué dice la Estrategia Española de Seguridad?
La Estrategia tiene una estructura similar a las de otros países. Analiza la seguridad de España en el mundo, las amenazas y riesgos (conflictos armados, terrorismo, crimen organizado, inseguridad financiera y económica, vulnerabilidad energética, proliferación, ciberamenazas, flujos migratorios no controlados, emergencias y catástrofes, infraestructuras, suministros y servicios críticos), los factores que potencian los anteriores (globalización, desequilibro demográfico, pobreza y desigualdad, cambio climático, peligros tecnológicos e ideologías radicales y no democráticas), los principios básicos (enfoque integral, coordinación entre administraciones y sociedad, eficiencia en el uso de recursos, anticipación y prevención a los riesgos, resistencia y recuperación ante sus efectos, interdependencia responsables con socios y aliados) y los instrumentos y líneas estratégicas de respuesta.
Junto a lo anterior, crea una nueva estructura de gestión de la seguridad nacional que acerca al Presidente del Gobierno, creando un Consejo de Seguridad y elementos de apoyo para darle mayor capacidad de liderazgo sobre las distintas administraciones y un Foro Social para potenciar la participación de la sociedad civil.
¿Qué cambios son necesarios apara aplicar la Estrategia?
La Estrategia pone en marcha un cambio de modelo de seguridad en el que la responsabilidad de las decisiones importantes para la seguridad nacional se concentra en el Presidente del Gobierno; en el que se va a pasar de un modelo de gestión basado en la coordinación interministerial a otro basado en la integración supraministerial; y con el que se pretende pasar de reaccionar ante los problemas a anticiparse a ellos y de improvisar las respuestas a planificarlas.
Lo anterior ofrece retos y oportunidades importantes a los actuales responsables de seguridad que han vivido en culturas de seguridad y defensa prácticamente aisladas de la interacción con el resto de las administraciones nacionales, la sociedad civil y los actores internacionales. También representa una oportunidad y un reto para el liderazgo político de una sociedad avanzada, ya que las estrategias representan un compromiso público y por escrito de los gobiernos con los ciudadanos, en un ejercicio de transparencia y diplomacia pública que fortalece la identificación de los beneficiarios de la seguridad nacional con el Estado y sus servidores públicos.
¿Y ahora cuáles son los siguientes pasos?
Una vez aprobada, hay que proceder a su implementación. Careciendo de una tradición y organización que pueda ponerla en marcha deprisa, parece lógico implementarla progresivamente para evitar que la precipitación desacredite la iniciativa. Dado el avanzado estado de la legislatura, se debería aprovechar lo que queda de ella para dar a conocer los retos y oportunidades que plantea a todos los implicados en su ejecución y familiarizarles con los conceptos, lógica y contenidos de la Estrategia. Con ello se podrían trasladar a los siguientes programas electorales el compromiso de implementación de cada opción política de forma que se tuviera en cuenta desde los primeros momentos de su acción de gobierno en la siguiente legislatura.
Mientras, hay que estudiar detenidamente la redistribución de las competencias y responsabilidades en el futuro modelo, las reformas normativas a emprender, la organización y funciones del sistema encargado del día a día de la gestión de la seguridad nacional, habilitar los fondos y personal necesarios para su funcionamiento, crear mecanismos de análisis de riesgos, adecuar las estrategias sectoriales existentes a la supraestrategia aprobada y adecuar los procedimientos de planeamiento de cada administración y agencia. Además, hay que articular los mecanismos que faciliten la participación civil y parlamentaria en la elaboración y revisión de las futuras estrategias de seguridad nacional. En resumen, la aprobación ha sido el primer paso de un proceso que puede hacer de la seguridad nacional la política de Estado que nos permita hacer frente en mejores condiciones a los riesgos y retos de una sociedad avanzada como la española.