¿Cómo interpretar la sucesión de atentados terroristas que están aconteciendo en Siria en los últimos meses?
Sin ir más lejos, este pasado sábado, 19 de mayo, un terrorista suicida hizo estallar el coche bomba que conducía en la ciudad de Deir al Zur, situada en el este de Siria. El atentado fue perpetrado junto a una sede de la inteligencia siria y en las inmediaciones de un hospital militar, pero entre los nueve muertos que ocasionó hubo soldados y civiles. Nueve días antes, el jueves de la semana anterior, al menos 55 personas, población civil en su gran mayoría, habían perdido la vida como consecuencia de la explosión concatenada de otros dos vehículos bomba en Damasco, junto a unas dependencias de los servicios de seguridad.
Ambos incidentes son los dos más recientes de resultados especialmente letales, pero se inscriben en el marco de una campaña de importantes atentados terroristas que viene desarrollándose en el convulso país de Oriente Medio desde el pasado diciembre, como consecuencia de los cuales han fallecido ya cerca de 200 personas y han resultado heridas muchísimas más.
Y es que la ejecución de actos de terrorismo ha terminado por adquirir notoriedad en el contexto de la pugna por el poder comenzada en Siria a inicios de 2011. Como táctica insurgente constituyen tan sólo una parte del amplio repertorio de protesta social y de violencia colectiva con que los sectores antigubernamentales enfrentan la brutal represión oficial. Sin embargo, cada vez que tiene lugar algún atentado suicida, la dividida oposición responsabiliza de lo ocurrido al régimen de Basar al Asad, aduciendo que con ello querría desacreditarla y evitar que la comunidad internacional opte por concederle un respaldo decisivo. Por su parte, las autoridades de Damasco aprovechan ese tipo de incidentes para atribuírselos a al-Qaeda o a yihadistas foráneos que, según afirman, se habrían introducido con éxito entre los rebeldes y controlarían al conjunto de la insurgencia.
¿A cuál de las dos versiones dar entonces crédito? ¿A la de las autoridades de Damasco? ¿A la versión de los rebeldes?
Es cierto que el régimen de Asad se ha entendido desde hace mucho tiempo con extremistas suníes de la región, por razones de oportunidad estratégica que le llevaron al patrocinio de actividades terroristas. Incluidos, en la última década, los de orientación yihadista. Desde 2003, por ejemplo, facilitó más o menos selectivamente la llegada y el tránsito, a través del territorio sirio, de yihadistas reclutados en Europa Occidental o el Norte de África, así como en otros países de Oriente Medio, que iban a Irak para integrarse en al-Qaeda en Mesopotamia, Ansar al-Islam o formaciones asociadas. No pocos sirios fueron además movilizados con ese mismo fin. Es verosímil que haya elementos de los servicios de seguridad interesados en manipular los actos de terrorismo que se producen en Siria. Pero, en los últimos cinco meses, la gran mayoría de estos atentados se han dirigido contra esos mismos servicios de seguridad o las fuerzas armadas.
A estas alturas de conflicto armado en Siria, sin embargo, es difícil negar que tras la actual campaña de atentados en Siria hay alguna organización yihadista dotada de su propia agenda política. Desde su aparición en enero de 2012, Jabhat al-Nusrah (Frente de la Victoria), reconocida internacionalmente por destacados doctrinarios y entidades yihadistas, ha reclamado la autoría, mediante su exclusivo canal de propaganda denominado al-Manarah al-Bayda, de no menos de nueve atentados, por lo común coordinados y con frecuencia suicidas, modalidades ambas características del terrorismo de al-Qaeda.
Es muy probable que los miembros locales de aquella organización, Jabhat al-Nusrah, estén vinculados con operativos de la rama iraquí de al-Qaeda, que ha intensificado sus actividades terroristas desde que las tropas estadounidenses salieron de Irak en diciembre de 2011 y ya contaba con presencia en el este de Siria, donde asimismo han operado grupos afines como las llamadas Brigadas Abdullah Azzam.
¿Qué oportunidades continuará ofreciendo al terrorismo y a los terroristas la actual dinámica del conflicto en Siria?
Salvo que las circunstancias varíen sustancialmente en un plazo de tiempo relativamente breve, la dinámica interna y externa del actual conflicto en Siria continuará ofreciendo oportunidades favorables para el terrorismo y para la intromisión en dicho antagonismo de organizaciones, tanto endógenas como foráneas, de orientación yihadista y en concreto relacionadas con al-Qaeda.
Entre los factores internos de los cuales puede beneficiarse una estrategia terrorista se encuentran el mantenimiento de la extraordinariamente cruenta represión gubernamental, capaz de generar un significativo potencial de movilización yihadista en el seno de una sociedad donde no existía, y la realidad de una oposición tan dividida como crecientemente polarizada. Entre los factores externos se cuentan desde la proximidad geográfica del foco yihadista iraquí hasta las divergencias regionales y mundiales acerca de lo que ha de hacerse ante la situación en Siria.
En ese contexto, probablemente no tuviese nada de accidental que Ayman al-Zawahiri, el sustituto de Osama bin Laden como líder de al-Qaeda, mediante un mensaje grabado en vídeo y ampliamente difundido a través de Internet, exhortara en febrero de este mismo año a los seguidores y simpatizantes de dicha estructura terrorista global –aunque, como es habitual en sus alocuciones, el llamamiento estuviera dirigido a los musulmanes en general– para que se impliquen activamente en la rebelión contra el régimen de Asad. Apeló en particular a los de Turquía, Irak, Jordania y Líbano, cuatro países limítrofes con Siria. Está por ver si los clérigos de origen sirio cuyas opiniones son de referencia para el salafismo yihadista comparten ese tipo de proclamas y si, en ausencia de tropas extranjeras en suelo sirio, servirán para una efectiva movilización terrorista en el seno de una sociedad hasta ahora refractaria a tales planteamientos.