Shigeru Ishiba y la nueva política de defensa japonesa: más allá de una OTAN asiática

Shigeru Ishiba en la Cámara de Representantes de Japón. Shigeru Ishiba
Shigeru Ishiba en la Cámara de Representantes de Japón. Foto: 首相官邸 (PMO) (Wikimedia Commons / CC BY 4.0).

El nombramiento de Shigeru Ishiba como nuevo primer ministro de Japón puede tener implicaciones muy significativas sobre la geopolítica regional y mundial, a tenor del texto que escribió recientemente para el Hudson Institute. En un artículo titulado “Japan’s New Security Era: The Future of Japan’s Foreign Policy”, el entonces candidato a la presidencia del Partido Liberal Demócrata (PLD), abogaba por una profunda reconfiguración de la política de seguridad y defensa de su país. Lejos de una política meramente continuista, Ishiba planteaba cambios sustanciales en las alianzas estratégicas de Japón y la creación de un marco de seguridad similar al de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Asia. Todo ello con el objetivo de afrontar las crecientes amenazas que representan para Japón países como China, Rusia y Corea del Norte. De aplicarse, estas medidas supondrían un reforzamiento de la dinámica bipolar en la que está sumida la región.

Contexto internacional y la amenaza de China

Ishiba comienza analizando el efecto que ha tenido la guerra en Ucrania en la seguridad global, y cómo este conflicto ha demostrado los límites del sistema de seguridad colectiva de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Rusia, siendo un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, invadió Ucrania, lo que subrayó la incapacidad de la comunidad internacional para detener a un agresor de ese calibre. Estados Unidos (EEUU) dejó claro que, al no ser Ucrania miembro de la OTAN, no estaba obligado a defenderla militarmente, lo que marca una distinción importante entre los países miembros de alianzas de defensa mutua y los que no lo son.

El primer ministro nipón alerta de una eventual reproducción de dicho escenario en Asia oriental, presentando a la República Popular China como posible agresor en el estrecho de Taiwán. Frente a esta amenaza, Ishiba propone la creación de una versión asiática de la OTAN, con el fin de disuadir a China y otros actores hostiles.

Evolución de la política de defensa de Japón

Japón ha venido avanzando hacia una normalización de su política de defensa bajo diferentes primeros ministros del PLD. Durante la administración de Shinzo Abe, el gobierno tomó la decisión de reinterpretar la constitución pacifista de Japón, lo que permitió al país ejercer el derecho de autodefensa colectiva. Esta reinterpretación ha sido clave para que Japón pueda participar en acciones militares si un país con el que tiene una relación cercana es atacado, algo que previamente estaba prohibido. El gobierno de Fumio Kishida continuó en esta línea, aprobando tres documentos clave de seguridad y el aumento del presupuesto de defensa al 2% del PIB.

Sin embargo, Ishiba sostiene que estos cambios no son suficientes. Argumenta que Japón necesita una “Ley Básica de Seguridad Nacional”, que ofrezca un marco legal sólido y establezca de manera clara las directrices a seguir en materia de defensa y seguridad, permitiendo avanzar hacia una revisión de la Constitución largamente anhelada por el PLD.

Alianzas estratégicas y la creación de una «OTAN asiática»

El flamante primer ministro japonés alaba diferentes iniciativas de seguridad multilaterales desarrolladas por EEUU en el Indo-Pacífico: el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (QUAD), la alianza Australia-Reino Unido-Estados Unidos (AUKUS) y el Pacto trilateral americano-japonés-coreano (JAROKUS).

A pesar de estos avances, Ishiba señala que la creciente alianza militar entre Rusia y Corea del Norte, así como el intercambio de tecnología nuclear entre ambos países, representa una nueva amenaza para la región. Si a esto se suman las capacidades nucleares estratégicas de China, la disuasión extendida de EEUU en la región podría verse comprometida. Es aquí donde Ishiba vuelve a enfatizar la necesidad de una OTAN asiática que pueda contrarrestar de manera efectiva la influencia nuclear de China, Rusia y Corea del Norte. Además, sugiere que esta nueva alianza de defensa debería considerar la posibilidad de compartir armas nucleares con EEUU o incluso introducirlas en la región.

Japón como un igual en la alianza con EEUU

Ishiba también aboga por equilibrar la alianza de Japón con EEUU para ponerla al mismo nivel que la alianza entre Washington y Londres. El actual tratado de seguridad entre ambos países obliga a EEUU a defender a Japón, mientras que Japón debe proporcionar bases militares a las fuerzas estadounidenses. Ishiba sugiere que este tratado asimétrico debe revisarse, permitiendo, por ejemplo, que las Fuerzas de Autodefensa de Japón se estacionen en Guam para fortalecer las capacidades disuasorias de ambos países. Asimismo, la gestión conjunta de las bases estadounidenses en Japón podría aliviar la carga de las fuerzas estadounidenses en la región. Esta propuesta probablemente sería muy bienvenida por Donal Trump si regresara a la Casa Blanca.

Para lograr esta paridad, el nuevo primer ministro japonés considera que su país debe poder garantizar su seguridad de forma más independiente, lo que implica el desarrollo de una estrategia y unas capacidades militares propias. La visión de Ishiba implica que la alianza sólo estará verdaderamente equilibrada cuando Japón sea capaz de defenderse por sí mismo, lo que previsiblemente apunta a que el nuevo primer ministro continuará aumentando el presupuesto militar japonés y la creciente colaboración de la industria de defensa japonesa con otros países.

Medidas de construcción de confianza y gestión de desastres

Japón es un país que por su ubicación geográfica está muy expuesto a los desastres naturales. Desde una perspectiva más cooperativa y multilateral, Ishiba aborda la importancia de las medidas de construcción de confianza en la región, especialmente en la gestión de este tipo de catástrofes. En este ámbito, el primer ministro nipón, además de proponer la creación de un nuevo ministerio, amplía el campo de posibles actores con los que colaborar e incluso identifica explícitamente a China como un actor relevante.

¿Qué podemos esperar?

Esta ambiciosa agenda de seguridad de Ishiba muy difícilmente podrá aplicarse en su totalidad. Más allá de las medidas de generación de confianza el resto de los puntos son bastante controvertidos tanto dentro como fuera de Japón. Como ha apuntado el profesor de la Universidad de Keio, Yuichi Hosoya, la mayor prioridad de Ishiba será la aprobación de legislación que modifique el derecho de defensa colectiva de Japón, que, actualmente, sólo está permitido en caso de “crisis existencial”. Sólo entonces Japón podrá plantearse un reforzamiento de su alianza con EEUU a imagen de la que mantiene este país con el Reino Unido o la participación en otro tipo de alianzas militares.

Por el momento, lo que parece claro es que bajo el mando de Shigeru Ishiba Japón seguirá intentando avanzar en la modernizando la doctrina y las capacidades de sus Fuerzas Armadas, en el desarrollo de su alianza con EEUU y en la cooperación en materia de defensa con los aliados de EEUU en el Indo-Pacífico y en la OTAN.