Según Our World in Data, que diariamente actualiza los datos sobre la vacunación contra el COVID-19 en el mundo, Serbia ocupa el segundo lugar entre los países europeos, con un 7,9% de porcentaje de administración de la primera dosis a sus ciudadanos, sólo por detrás del Reino Unido (que ha vacunado a un 16,9%). Serbia no ha participado en la carrera de investigación y desarrollo de la vacuna, en la que no podía competir con EEUU, el Reino Unido, China o Rusia, pero está ganando esta otra batalla y dando ejemplo con su sistema de vacunación. La clave de su éxito no está en pagar precios más altos que los países de la UE (como han hecho Israel y los Emiratos Árabes), sino en el ejercicio pleno de su soberanía en la compra de vacunas y en el uso de la Inteligencia Artificial (IA) en su distribución. El ejemplo de Serbia revela –además de las ventajas de un mercado libre en el que, sin prejuicio ideológico alguno, compiten las vacunas occidentales (Pfizer-BioNTech, Moderna y AstraZeneca) con las de China (Sinopharm) y Rusia (Sputnik V)– las ventajas del respeto a la libertad de elección de sus ciudadanos.
“El ejemplo de Serbia revela (…) las ventajas del respeto a la libertad de elección de sus ciudadanos”.
Según Vukašin Grozdić , asesor del Primer Ministro, “La campaña de vacunación en Serbia se planeó y preparó cuidadosamente, con anticipación, incluso antes de que recibiéramos el primer envío en diciembre de 2020. Dado que la cadencia de la inmunización era crítica, decidimos rediseñar todo el proceso y depender en gran medida de la tecnología. El software que desarrollamos permite acelerar cada fase del proceso tres veces, teniendo en cuenta al mismo tiempo las preferencias de nuestros ciudadanos”. Sin duda, la opción de dejar a la ciudadanía elegir la vacuna ha sido un acierto , porque ha aumentado la confianza espontánea en la vacunación y ha acelerado la inmunización colectiva.
En un país donde la digitalización de las empresas e instituciones, incluidas las estatales, ha progresado lentamente en los últimos años, la vacunación serbia ha usado una plataforma digital que atiende eficazmente a ciudadanos y operadores de centros de llamadas (interés de registro, sistemas de notificación y gestión de consultas), al personal médico y voluntarios de asistencia (registro de inmunizaciones y emisión de certificados de vacunación), y a trabajadores de la cadena de suministro y almacén (adquisición y distribución de vacunas), así como a la gestión de centros de vacunación y personal médico, seguimiento y notificación.
Además de la digitalización, la centralización de datos es otro elemento a tener en cuenta. Cientos de centros de atención primaria de salud, puntos de vacunación masiva en la Feria de Belgrado, el Instituto Nacional de Salud Pública y sus sucursales regionales, varias agencias gubernamentales, el Portal Nacional de Gobernanza Electrónica y varios centros de llamadas han facilitado el intercambio de información, la interoperabilidad y la gestión. Los ciudadanos completan un sencillo formulario electrónico disponible en el Portal Nacional de Gobernanza Electrónica, o contactan a los call centres para que los operadores registren su interés en el software. Un complejo algoritmo de IA programa automáticamente las citas con días de anticipación, para que cada ciudadano en particular verifique el tipo de vacuna deseado, de acuerdo con la elegibilidad por edad, profesión (grupos prioritarios), condiciones de salud y franjas horarias disponibles en los sitios de vacunación. Todo este proceso dura como máximo 48 horas.
Serbia es un país de algo menos de 7 millones de habitantes que ocupa el puesto 88 por PIB nominal . Su deuda pública en 2019 fue de 27.160 millones de dólares (con una relación deuda-PIB de un 52,84%) y su deuda per cápita es de 3.921 dólares por habitante. Sin embargo, ya se ha asegurado al menos 6,5 millones de dosis de Pfizer, Sputnik-V, Sinopharm, Moderna y AstraZeneca. Además, Serbia es miembro de COVAX en la Organización Mundial de la Salud, de la que también recibirá vacunas.
“(…) el éxito de Serbia se cifra en ofrecer a su población un bazar de vacunas.”
Tal éxito ha sido presentado por el presidente populista Aleksandar Vučić como el de la gestión de su gobierno. En realidad, y al margen de la eficaz actuación de la primera ministra, Ana Brnabić, quien ha supervisado personalmente la creación del software para la vacunación, el éxito de Serbia se cifra en ofrecer a su población un bazar de vacunas. Este bazar, como casi todo lo demás en los Balcanes, se atiene a la dinámica de oferta y demanda, refleja la rivalidad geopolítica entre las grandes potencias, y pone de relieve la desconfianza del gobierno serbio en la UE y su capacidad de abastecer a Serbia con las necesarias dosis de la vacuna.
Mientras la UE tiene dificultades de producción y distribución de las vacunas producidas en Europa para los países miembros de la Unión, en los Balcanes, China y Rusia han sustituido la “diplomacia de las mascarillas” (la que practicaron al comienzo de la pandemia, cuando “regalaban” material sanitario a los países occidentales) por una “diplomacia de vacunas”.
El informe de la prestigiosa revista The Lancet, que afirma que la vacuna Sputnik-V (su nombre, el del primer satélite artificial lanzado al espacio en 1957, evoca la rivalidad entre EEUU y la Unión Soviética durante la Guerra Fría) en un primer ensayo tiene una eficacia de casi un 92% , no solamente sitúa a Rusia entre los países ganadores de la lucha científica contra el virus , sino entre los que pueden usar su vacuna para reforzar su poder blando. En esta carrera, como lo demuestran los casos de Serbia, Hungría y varios países de América Latina, Rusia está ganando por más de una cabeza a la UE. Esto no quiere decir que las autocracias sean más eficaces que las democracias en la gestión general de la pandemia (un debate que se abrió al comienzo de la crisis), sino que la soberanía de los países que permiten a sus ciudadanos elegir la vacuna y aplican la IA a la planificación de la vacunación son de mayor eficacia que la pesada burocracia de otros.
“El miedo al virus y la necesidad de vacunar a la población para reavivar la economía, tendrá mayor influencia en nuestras decisiones que los principios morales en relación con la política exterior rusa.”
Si la Agencia del Medicamento europea aprueba la vacuna Sputnik-V, como ha solicitado Moscú, de poco servirán nuestras críticas humanitarias y democráticas contra el encarcelamiento de Navalny , la anexión de Crimea y otras violaciones rusas del Derecho Internacional, a la hora de conseguir la distribución de esta vacuna en los países de la UE. El miedo al virus y la necesidad de vacunar a la población para reavivar la economía, tendrá mayor influencia en nuestras decisiones que los principios morales en relación con la política exterior rusa.
Durante la Guerra Fría, el ajedrez y el deporte fueron los principales instrumentos del poder blando de la entonces Unión Soviética. En el siglo XXI, el de Rusia es el Sputnik-V, aunque no tenga que ver salvo en el nombre con la carrera espacial.
Mira Milosevich-Juaristi
Investigadora principal del Real Instituto Elcano y profesora asociada de Russia’s Foreign Policy del Instituto de Empresa (IE University) | @MiraMilosevich1