Existe en España una contradicción entre el peso que tiene el sector exterior en su economía y el reconocimiento que recibe en su sociedad civil, y en especial entre la clase política y los medios de comunicación.
En los últimos tiempos se ha hablado con frecuencia de la contribución decisiva que el sector exterior ha tenido el crecimiento económico de los últimos años. Entre 2008 y 2013, los peores años de la crisis, la demanda exterior contribuyó positivamente al crecimiento económico, compensando en parte la elevada contribución negativa que tuvo la demanda interna. En 2009, por ejemplo, la demanda externa aportó 2,8 puntos positivos al crecimiento, frente a una aportación negativa de -6,4 puntos de la demanda interna.
Sin embargo, el debate sobre temas de internacionalización es escaso. Entre nuestros políticos no es frecuente ver que se discutan cuestiones como el fomento de la competitividad de las exportaciones españolas, o cómo aumentar el atractivo de nuestro país para la captación de inversiones extranjeras.
No deja de ser llamativo que una actividad tan relevante para nuestra economía, como es el sector exterior, reciba una atención relativamente limitada de medios de comunicación, políticos, y de una parte importante de la sociedad civil.
La relevancia del sector exterior
Conviene recordar algunas cifras que muestran la relevancia que tiene el sector exterior en la economía española. En torno a dos tercios del negocio de las empresas cotizadas en España tiene lugar en el exterior.
En los últimos años la importancia de las exportaciones de bienes y servicios ha crecido de forma constante, pasando de representar un 22% del PIB en 2009 a un 34% en 2018. En conjunto, exportaciones e importaciones de bienes y servicios representan un 67% del PIB español.
En 2017 se sobrepasó la cifra de 50.000 exportadores regulares, es decir, empresas que han exportado durante los últimos cuatros años. Ello representaba un aumento del 32% en relación con 2012, lo que refleja que las empresas españolas cada vez más ven la actividad exportadora como una actividad regular y necesaria.
Se estima que en España 4,6 millones de puestos de trabajo dependen de la demanda exterior. Esto supone aproximadamente uno de cada cuatro puestos de trabajo.
Estos datos parecen bastante contundentes. ¿Generan el interés que se merecen en nuestra sociedad?
¿Y en cuanto a las inversiones extranjeras? Su papel en la economía española es fundamental. Las empresas con participación extranjera dan empleo directo a 1,4 – 1,5 millones de personas. A ello hay que añadir el empleo indirecto, que puede ser una cifra similar.
Las empresas con capital extranjero han sido vitales para impulsar la internacionalización de la economía española. Más del 40% de las exportaciones españolas corresponden a empresas controladas por capital extranjero.
Un debate limitado sobre la internacionalización
A pesar de la importancia que tiene el sector exterior, mi impresión es que su importancia no es reconocida entre la sociedad en general, y de manera especial entre nuestra superestructura política. ¿Se debaten los temas de internacionalización en los foros políticos? ¿Se discute cómo fomentar las exportaciones? ¿Debaten nuestros políticos sobre cuáles son las medidas que pueden contribuir a fomentar las inversiones extranjeras? ¿O sobre las implicaciones negativas que sobre éstas pueden tener determinadas medidas de política económica, como el aumento de los impuestos, del salario mínimo, etc.?
Además, en numerosos casos sigue aflorando una cierta visión negativa de la internacionalización. Es por ejemplo el caso de los españoles que van a trabajar al extranjero. En algunas autonomías se han establecido programas para incentivar el retorno de profesionales que se han marchado al extranjero.
Para muchos profesionales, que no podían encontrar trabajo en España, marchar al extranjero ha sido una fuente de oportunidades profesionales y de experiencia. No se puede hablar por tanto de pérdida de talento cuando la alternativa era quedarse en España en el desempleo o el subempleo.
Para estos profesionales, la experiencia el exterior es una fuente de enriquecimiento, tanto profesional como personal. Para España, puede suponer importantes oportunidades. Si vuelven a España, traerán consigo los conocimientos que han adquirido en el exterior. Si permanecen fuera, pueden servir para apoyar de múltiples formas la internacionalización de la economía española.
Una nueva actitud
Afortunadamente, determinados sectores de nuestra sociedad muestran una actitud crecientemente positiva sobre el papel de la internacionalización. Mi percepción es que en los últimos años muchos miles de jóvenes profesionales se están marchando al exterior, pero no tanto porque el mercado de trabajo español ofrezca pocas posibilidades sino porque valoran de forma positiva las oportunidades profesionales –y también personales– que ofrece la experiencia exterior.
Son cada vez más numerosas las empresas que asumen que la internacionalización es un camino irreversible, si quieren ser competitivas, crecer, sobrevivir.
Todo ello, como he indicado, a pesar del eco limitado que en el debate político y social tienen los temas de internacionalización.
Como conclusión, creo que la relevancia de la internacionalización de la economía está infravalorada. La sociedad española, y en particular sus representantes políticos, deben reconocer su importancia, y dedicarle la atención que necesita. Tenemos que mejorar la competitividad y la capacidad de innovar de nuestras empresas. Tenemos que mejorar el marco de negocios de España para atraer inversiones extranjeras. Tenemos que tomar conciencia, todos, de la relevancia del sector exterior, para nuestra economía, para nuestro bienestar. Y tenemos que debatir sobre sus problemas.