Cuenta atrás para los comicios británicos del 7 de mayo. Apenas nos encontramos a 10 días de los mismos y los sondeos auguran un resultado ajustadísimo entre las dos principales fuerzas políticas: los Tories de David Cameron, y los laboristas de Ed Miliband. Ni el debate electoral que se produjo entre los 7 líderes de los principales partidos políticos británicos (conservadores, laboristas, liberal-demócratas, UKIP, verdes, nacionalistas escoceses y nacionalistas galeses) ni la intensidad de la campaña hasta la fecha está logrando movilizar a los indecisos, que son quienes tendrán la última palabra y definirán con su voto qué orientación política tendrá el nuevo inquilino de Downing Street.
Ante este panorama, cabe plantearse cuáles son los distintos escenarios de gobernabilidad que pueden plantearse a partir de la noche electoral del 7M. A lo largo de las siguientes líneas, se plantearán hasta cinco escenarios, asumiendo como punto de partida dos premisas: 1) el partido que gana las elecciones es el que gobierna; 2) no es posible que laboristas o conservadores logren alcanzar por sí solos los 326 escaños necesarios para obtener la mayoría absoluta, como indican todos los sondeos que se han llevado a cabo a lo largo de los últimos meses:
a) Ganan los laboristas y gobiernan en coalición con otros partidos que tienen menor representación. En este caso, la mayoría escasa lograda forzaría a los laboristas a aceptar el ofrecimiento del Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) y buscar una coalición estable con el mismo, muy a pesar de lo expuesto en la campaña electoral por Miliband, quien primero dijo que no pactaría esa coalición con el SNP y, recientemente endureció su lenguaje, señalando que no habría ningún tipo de pacto con dicho partido. Sin embargo, las proyecciones señalan que el SNP será clave, colocándose en el entorno de los 50 diputados, por los 270 que aproximadamente lograrían tanto laboristas como conservadores. En este escenario, cabe la posibilidad de que el partido liderado por Miliband siguiese necesitando de algún otro partido para llegar a la mayoría absoluta. Los liberal demócratas podrían jugar ese papel, aunque también han afirmado que no van a llegar a ningún tipo de pacto con el SNP.
b) Ganan laboristas y gobiernan en minoría. Acostumbrados a gobiernos de mayorías absolutas, la existencia de un gobierno en minoría podría darle a los ciudadanos británicos la sensación de que éste no disfruta de una gran estabilidad. Es importante señalar, no obstante, que tanto este escenario como el anterior serían los que proporcionarían más seguridad a la UE, eliminando, al menos de momento, la posibilidad de un Brexit, dado que los laboristas no respaldan la idea de Cameron de llevar a cabo un referéndum por la salida del Reino Unido de la UE en 2017.
c) Ganan conservadores y gobiernan en coalición. Se trataría de una reedición de la coalición que ha venido gobernando en los últimos cinco años (y que no ha sido especialmente productiva para los liberal demócratas). No obstante, los sondeos y las proyecciones de escaños les están dando 272 y 26 escaños respectivamente, aún muy lejos de los necesarios para la mayoría absoluta. A estos podría sumarse el UKIP de Nigel Farage, aunque Nick Clegg, líder de los liberal demócratas, ya se ha posicionado en contra de cualquier tipo de acuerdo tanto con este partido como con el SNP.
d) Ganan conservadores y gobiernan en minoría. Se trataría de una situación similar a la ya mencionada en el caso “b”: un escenario con una potencial mayor inestabilidad y que no parece muy probable que ocurra. Tanto en este caso como en el “c”, David Cameron se encontraría en la obligación de cumplir la promesa de llevar a cabo el citado referéndum de 2017.
e) Resultado cercano al empate, pero con victoria por la mínima para laboristas o conservadores y gobierno de coalición entre ambos. Este escenario es el más difícil que se produzca, por no decir prácticamente imposible. No tanto porque el resultado no vaya a ser ajustado (como así indican todos los sondeos), sino porque sería un suicidio político para los laboristas aliarse con quienes han estado criticando sin contemplaciones durante los últimos años.
Las cartas están encima de la mesa, y ahora es el turno de los votantes británicos. En última instancia, la elección de sus votos dependerá de la cuestión a la que le den más importancia, ya sea la implementación de políticas de austeridad, la recuperación económica, el aumento de la desigualdad, el miedo a la inmigración, la preocupación por el futuro del sistema de salud británico o la relación con la Unión Europea. Lo que parece seguro es que nos vamos a encontrar con unos resultados electorales en una lógica mucho más multipartidista que en el pasado, aunque debido al sistema electoral de first-past-the-post existente en el Reino Unido, el Parlamento británico no estará tan fragmentado como podría parecer al ver los porcentajes de votos. En cualquier caso, el ajustado resultado que se prevé hará necesario llevar a cabo un cambio de lógicas en las negociaciones entre los distintos partidos, y aunque la política de alianzas es aún hoy impredecible, el resultado final muy probablemente se traducirá de forma aproximada a alguno de los escenarios aquí presentados.