Reforma en el mundo árabe

Reforma en el mundo árabe

Tema

Texto de la conferencia pronunciada por Amre Moussa, Secretario General de la Liga Árabe, el 10 de noviembre de 2004 en el Casino de Madrid, organizada por el Real Instituto Elcano.

Texto de la conferencia

Señor Presidente, Señoras y Señores:
Me complace enormemente estar aquí, en este instituto, el Real Instituto Elcano, bien conocido, y poder aprovechar la oportunidad de hablar de una situación muy grave, tanto a nivel internacional como, más concretamente, en el Mediterráneo, el mar que todos nosotros compartimos, España, los árabes y otros. Quiero empezar resaltando las relaciones tan especiales que existen entre España y el mundo árabe. Tal y como ha dicho el Presidente, estas relaciones se remontan a cientos de años atrás y creo, afirmaría categóricamente, contrariamente a lo que se ha dicho recientemente acerca del siglo VIII y la interacción entre los árabes y España, que hemos compartido historia y que parte de nuestra alma es común, un sentimiento de amistad, de interacción positiva… Esas relaciones continúan y la historia respalda esta opinión, y yo diría, firmemente convencido, que nuestra historia común es un valor añadido, un punto positivo del que debemos estar orgullosos, más que uno negativo, como se ha dicho. Juntos hemos construido una civilización. Juntos hemos construido una historia de tolerancia en la que musulmanes, cristianos y judíos convivieron y produjeron juntos una civilización altamente apreciada que duró siglos. Debemos estar orgullosos de ello y construir sobre ello; no debemos ver esto desde una perspectiva negativa, esto no beneficiaría a nadie. En el mundo árabe somos fuertemente partidarios de la idea de construir sobre lo que ya tenemos en vez de destruir puentes de entendimiento, y yo soy uno de los que inmediatamente apoyaron el llamamiento a la alianza de civilizaciones, el llamamiento realizado en la Asamblea General de las Naciones Unidas por el Presidente Rodríguez Zapatero en septiembre.

La alianza de civilizaciones debe reemplazar al choque de civilizaciones, el concepto de choque de civilizaciones es un concepto destructivo. El concepto de alianza de civilizaciones es positivo y constructivo, un concepto que nos ayudaría a avanzar en amistad y armonía. He llamado al Ministro de Asuntos Exteriores, Moratinos, y le he invitado a venir a dirigirse al Consejo de Ministros de la Liga Árabe para explicar la iniciativa y el seguimiento, el mecanismo propuesto. Ésta es una idea positiva que el mundo árabe acoge con agrado.

Señor Presidente, en la actualidad estamos pasando por una fase muy interesante pero al mismo tiempo extremadamente delicada en Oriente Medio. Oriente Medio lleva mucho tiempo sufriendo, debido al conflicto palestino-israelí, un conflicto que ha conducido a tantos resultados negativos. Esto ha afectado a la vida, la vida política y, de hecho también, la vida socioeconómica de la región en su conjunto, puesto que una región que vive bajo los nubarrones de la confrontación de forma continuada, viendo como el pueblo palestino, oprimido, con la negación de sus derechos, es una región con un ambiente en constante tensión. Esto afecta a la seguridad, a la estabilidad y al progreso hacia una vida mejor y más armoniosa. En los últimos diez años, especialmente en la década de 1990, hemos realizado un gran esfuerzo, tanto nosotros los árabes como, de hecho también, la Unión Europea y Estados Unidos, por alcanzar un acuerdo, una solución pacífica que pusiese fin a dicho conflicto y devolviese a los palestinos su derecho básico a la autodeterminación y a vivir en paz y con dignidad. Pero no lo hemos conseguido por una serie de razones.

¿Debemos seguir en un estado de desesperación? ¿Debemos continuar en estado de guerra, en estado de confrontación? ¿O debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para poner fin a esta situación? Sin duda, todos debemos trabajar en pro de una solución, una solución equitativa, una solución justa, a este problema. Y no podemos hacerlo sin el papel de Estados Unidos, sin el papel de Europa y sin la voluntad política de querer alcanzar un acuerdo a ambos lados de la ecuación. Porque nosotros, como países árabes, ya hemos ofrecido una iniciativa, adoptada unánimemente por la cumbre árabe, en la que se pedía a Israel un acercamiento, una apertura, el llegar a un acuerdo con nosotros, el vivir y dejar vivir, el aceptar y reconocer el derecho de los palestinos a vivir en paz, con soberanía y dignidad y en la que nosotros ofrecemos reconocimiento, unas relaciones normales, un acuerdo de paz. Por desgracia, Israel no aceptó nuestra propuesta.

Les invito a que estudien esta iniciativa. La oferta que los países árabes plantearon a Israel en 2001, una iniciativa detallada en la que dichos países se comprometían a reconocer a Israel y a entablar relaciones normales, incluía a todos los países árabes, a los 22 países árabes, no sólo a los países que se encuentran realmente en guerra, o se encontraban realmente en guerra, sino a todos los países pertenecientes al mundo árabe. La respuesta fue que Israel no podía aceptar esta oferta, que no teníamos en ellos a un socio. ¿Por qué este rechazo? Porque Israel disfrutaba de inmunidad en los asuntos internacionales y se le había dado luz verde, se le había dado apoyo y se le había tolerado el rechazar una oferta de paz. Por eso es por lo que defendemos que es necesario un intermediario honrado que luche por dar solución a este asunto y no defienda exclusivamente los intereses de una de las partes, que intente equilibrar los derechos y las obligaciones de ambas partes y reunirlas para firmar un tratado de paz que ponga fin a este conflicto. Respaldaremos esta iniciativa y seguirá en pie todo lo que hemos ofrecido. Esperamos que surja un intermediario honrado que nos ayude a lograr este objetivo y yo diría que no, no existe duda alguna de que necesitamos un papel de Estados Unidos, al igual que necesitamos el de Europa. El papel estadounidense es fundamental y es necesario, pero debería ser el papel de un intermediario honrado y no el de uno que apoye a una de las partes a expensas de la otra. Así, en su momento acogimos, y volveremos a acoger, la promesa, o el compromiso, o la oferta del Presidente Bush, de que deberían existir dos Estados en la región del histórico país de Palestina, Palestina e Israel, igualmente soberanos, igualmente independientes e igualmente seguros. Creemos que ésta es la mejor solución que puede alcanzarse.

¿Y por qué he empezado refiriéndome a este problema principal? Pues porque es la clave, la clave de cualquier Oriente Medio estable y la clave de cualquier Mediterráneo seguro. La inseguridad e inestabilidad de Oriente Medio afectan a la estabilidad y la seguridad en el Mediterráneo, y aquí es cuando aparece la conexión entre Europa, el Mediterráneo y el mundo árabe, una conexión que podría sin duda afectar a cada uno de ellos, de manera positiva o negativa. Es aquí donde me gustaría recalcar la importancia de las iniciativas emprendidas por España en el proceso de Barcelona, lanzado en 1995, con la intención de hacer frente a problemas de seguridad, políticos, económicos, de desarrollo y también culturales. Lo que necesitamos es la consolidación del proceso de Barcelona, hasta incluso su ampliación; necesitamos un proceso de Barcelona más amplio y más profundo. Esto afectaría de forma positiva a la evolución en el Mediterráneo y crearía el foro necesario para la seguridad y la prosperidad común que deben alcanzarse en las orillas norte y sur del Mediterráneo, no sólo en la norte.

En el marco del proceso de Barcelona existen aspectos en torno a los cuales se ha llegado a un acuerdo, tales como el establecimiento de un área de libre comercio en el Mediterráneo, en torno al Mediterráneo, para el año 2010. Esta zona de libre comercio, este área de libre comercio, reuniría a 500 millones de personas, un mercado de 500 millones de personas, en torno al Mediterráneo y en Europa y sus alrededores… y en el mundo árabe. Por eso pido que no sólo se hagan preparativos para que esta zona se cree en 2010 sino que se persiga un proceso de Barcelona más amplio que incluya al resto de las naciones árabes y al resto de nuestros vecinos que sienten la necesidad de entrar en dicho grupo como miembros asociados o futuros miembros para poder disponer de una fuerte zona de libre comercio. Este núcleo de cooperación, construido en torno a intereses comunes, plasmado en esta propuesta de una zona de libre comercio en el Mediterráneo, debe reafirmarse y quizá renovarse y relanzarse con ocasión del décimo aniversario del proceso de Barcelona que se celebrará el año que viene en España.

Dicho esto, me gustaría elogiar el trabajo realizado por la diplomacia española, que en la actualidad se ha embarcado en más de una iniciativa a este respecto. España ha observado recientemente que el choque de civilizaciones, los ataques y las acusaciones han llegado demasiado lejos y que es necesario construir sobre la interacción de civilizaciones propuesta por España. En el plano bilateral mundo árabe-Europa, en la actualidad estamos trabajando para construir el Instituto Superior de Estudios Árabes y Europeos, impulsando los objetivos de la Escuela de Administración Árabe-Europea. Con una Escuela de Administración Árabe-Europea y un Instituto Superior de Estudios Árabes y Europeos, creo que estaremos cubriendo también el aspecto cultural de estas relaciones. Nosotros, en el mundo árabe, creemos en la importancia estratégica de esta relación bilateral con España. Seguiremos ocupándonos en relanzar… trabajando para relanzar el proceso de Barcelona el próximo junio, creo, y, de ser así, entonces tendremos una agenda que deberemos seguir. Una agenda para subrayar la importancia de la cooperación en todos los campos, pero también para impulsar la paz, el proceso de paz que resultará tan importante en 2005, puesto que deberá llegarse a una conclusión. ¿Realmente sirve de algo emprender negociaciones tras negociaciones tras negociaciones? ¿O nos estamos engañando a nosotros mismos? Muchos de nosotros, en el mundo árabe, creemos que no hay alternativa a la paz ni a poner fin a este conflicto en la región y que necesitamos todas las voces y todo el poder que puedan contribuir realmente al establecimiento de la paz y, de forma rápida y efectiva, poner fin a este conflicto en 2005.

Desde el 11 de septiembre, y la propaganda posterior a dicho acontecimiento, impera la confusión. ¿Tenemos una agenda con un solo punto a tratar, internacionalmente, mundialmente… una agenda universal de un solo punto llamado terrorismo? ¿O tenemos una agenda detallada, tantos problemas que debemos actuar de forma conjunta para hacerlos frente y, si se acuerda que el terrorismo es el punto más importante de la misma, qué quiere decir esto? ¿Emana éste tan sólo de círculos extremistas del mundo musulmán o es un fenómeno internacional que todos hemos sufrido y por lo tanto es responsabilidad nuestra, de todos nosotros, el combatirlo y ser sinceros al respecto? Existen círculos extremistas en todas partes, en todas las sociedades, en todas las culturas, en todas las religiones. Sí, es cierto que hay extremistas en el mundo árabe. Pero también los hay en otras sociedades. El fundamentalismo está a la orden del día en todas las culturas. Y el terrorismo no es un fenómeno que haya comenzado el 11 de septiembre, se remonta a años y años atrás, a decenios y decenios atrás. Se ha podido presenciar en ocasiones aquí en Europa, en Alemania, en Italia, lo hemos visto en Japón, lo han visto… lo hemos visto en Yugoslavia, como también lo hemos visto en el mundo árabe, al igual que en Latinoamérica, bajo distintos nombres. Así, ¿no es nuestro deber, nuestra responsabilidad, combatir el terrorismo venga de donde venga e independientemente de la forma que adopte y dejar de usar el terrorismo como arma en el choque de civilizaciones para atacar una religión, atacar una civilización o atacar una identidad? El terrorismo es uno de los problemas más graves a los que ha tenido que enfrentarse el mundo, pero debemos trabajar juntos y dejar de usarlo, de explotarlo, con fines distintos a garantizar la seguridad y la prosperidad de nuestras sociedades. Y el mundo árabe está dispuesto a participar, dispuesto a contribuir, al igual que lo está por lo que respecta a la lucha contra el terrorismo y los terroristas.

Pero además de propugnar la paz y combatir el terrorismo, debemos tratar también otro asunto de importancia, que son las armas de destrucción masiva y el temor de que dichas armas puedan causar importantes problemas en el futuro de no ponérseles freno. De esta forma, las armas de destrucción masiva también requieren nuestra atención y nuestra cooperación. Por lo que respecta a nuestra región, Oriente Medio, hemos propuesto el establecimiento de una zona libre de armas de destrucción masiva que salvaría a Oriente Medio de una carrera armamentística, pero en este punto no podemos y no vamos a dejarnos arrastrar a una batalla en la que se castiga a este o aquel país y se deja libre a ese o aquel otro. Queremos una regla que establezca que todos los países de Oriente Medio que pertenezcan a esta zona deberán deshacerse de sus armas de destrucción masiva y de los medios de proyectarlas. Esto se aplicará a Irán del mismo en que se aplicará a Israel y exactamente, exactamente, del mismo modo, al mismo tiempo y en el mismo grado en que se aplicará a todos los demás países de Oriente Medio.

El cuarto punto es referente a los problemas económicos y de desarrollo a cuya resolución, desgraciadamente, no pudo contribuir demasiado el proceso de Barcelona, que es la ecuación que debería haberse construido entre los países que rodean el Mediterráneo, el norte de África, el Asia Occidental y Europa Oriental. Necesitamos la contribución de la UE para el desarrollo de los países norteafricanos y de Asia Occidental, al igual que necesitamos la contribución de Europa para reconstruir, tratar de reconstruir, las sociedades, así como trabajar juntos para alcanzar esta cesta global de seguridad, paz y prosperidad. Reconozco, como estoy seguro de que la mayoría de quienes estamos aquí reconoce, que son necesarias reformas en el mundo árabe, que la reforma del mundo árabe se ha convertido en algo imprescindible. Y no sólo desde el 11 de septiembre, sino desde muchos años antes. El debate sobre el futuro del mundo árabe, sobre el futuro de las sociedades árabes, fue realmente enérgico durante la década de 1990. Necesitamos reformas y esas reformas deberían seguir la línea del resto de los países, del resto de las sociedades. Comprendimos que tras la Guerra Fría y el llamamiento a la globalización estábamos entrando en un nuevo mundo en el que habría un nuevo orden internacional, las sociedades adquirirían formas distintas, habría un nuevo estilo de vida, un nuevo progreso, fronteras abiertas, Internet. Todo eso estaba ahí antes del 11 de septiembre y todos nosotros sentimos la necesidad de unirnos al resto del mundo en esta nueva marcha hacia unos horizontes más amplios. Nosotros, en la Liga Árabe, apoyamos el informe del PNUD lanzado en 2003 acerca de la reforma en Oriente Medio y la situación socioeconómica en esta región, y para su información, dicho informe se lanzó desde la tribuna de la Liga Árabe. De hecho, la Liga Árabe adoptó este informe y celebró reuniones y seminarios para ver qué es lo que estábamos haciendo mal. Las deficiencias, la democracia, la educación de las mujeres… Todos estos puntos fueron sometidos a análisis y no es de extrañar que la última cumbre árabe celebrada en Túnez adoptase un documento, un documento básico acerca de la modernización del mundo árabe en el que se habla de la democracia, el proceso de democratización, la transparencia, las mujeres, los derechos humanos, el desarrollo social, el desarrollo económico y un futuro totalmente nuevo para Oriente Medio y el mundo árabe. Esta reforma requiere tiempo, recursos y apoyo, pero ya se ha puesto en marcha y aquellos de ustedes que estén al tanto de lo que pasa en el mundo árabe habrán observado que en los últimos tres o cuatro años, a finales del siglo XX y a comienzos del XXI, las mujeres han adquirido muchos derechos en todo el mundo árabe, desde Marruecos hasta el Golfo. En la actualidad podemos ver mujeres ministras en muchos de los países del Golfo: en Omán, en Bahrein, en Qatar, en los Emiratos Árabes. Las mujeres están adquiriendo derechos a través de elecciones, a través del nombramiento de mujeres en puestos de responsabilidad… Y algunos países árabes, o muchos países árabes, no sólo han avanzado en la cuestión de los derechos de las mujeres, sino que la sociedad civil también está ganando terreno en el mundo árabe de hoy. En la actualidad existen en el mundo árabe más de 150.000 organizaciones no gubernamentales trabajando en todos los aspectos posibles: desarrollo social, derechos humanos, derechos de las mujeres, derechos del niño… Todo. Y la Liga Árabe está abriendo sus reuniones, sus fronteras y sus instituciones para que dichas organizaciones participen en capacidad consultiva, exactamente igual que se está haciendo en las Naciones Unidos y en la Unión Europea.

Así, la reforma ha ido ganando terreno y continúa haciéndolo, y en gran medida está a la orden del día. En la actualidad la Liga Árabe está proponiendo disponer de un parlamento panárabe, un consejo económico y social abierto a la comunidad empresarial y a la comunidad de las ONG en materia de asuntos sociales, un sistema judicial panárabe, un consejo panárabe de paz y seguridad y un banco de inversiones. Todos estos temas se han aprobado en la cumbre y se encuentran en la actualidad en fase de redacción para ser propuestos para su adopción en la próxima cumbre.

Así, la agenda de reforma en el mundo árabe se está siguiendo de forma activa. Creo que si seguimos avanzando en esta línea, introduciendo nuevas instituciones y tomándonos muy en serio los informes emitidos acerca de la situación en nuestra región, estaremos muy pronto en el buen camino para lograr nuevos resultados y construir sociedades modernas. Construir sociedades modernas no significa que tengamos que abandonar las tradiciones que tenemos ahora. Tenemos que ser nosotros mismos, pero también tenemos que ser miembros de la comunidad internacional, la sociedad internacional, y lo haremos, y conseguiremos hacerlo con éxito. Pero como saben, para construir nuevas sociedades, para avanzar en el proceso de reforma y para transformar las sociedades en sociedades ultramodernas también es necesario un ambiente pacífico, estabilidad en la región, fronteras abiertas, menos tensión… Es necesario acabar con la confrontación, acabar con las guerras, con las invasiones, con la presencia de fuerzas de ocupación, con la existencia de territorios ocupados… Ése es el vínculo entre la agenda política y la agenda de reforma. No existen condiciones previas. Una no depende de la otra pero sí se necesitan mutuamente. Necesitamos una situación estable en la región, necesitamos paz, necesitamos poner fin al conflicto palestino-israelí, necesitamos sentir que Oriente Medio ha dejado de ser un campo de batalla entre fuerzas de todas las direcciones para poder introducir una nueva forma de vida en dicha región.

Permítanme hacer uno o dos comentarios acerca de aspectos importantes para ustedes los españoles… ¿Tengo tiempo suficiente?

Se ha llegado a decir, escúchenme atentamente, porque voy a citar: “El problema que España tiene con al-Qaeda y el terrorismo islámico no comenzó con la crisis de Irak, de hecho no tiene nada que ver con decisiones gubernamentales, hay que remontarse nada menos que 1.300 años atrás, a principios del siglo VIII”.

Me gustaría mostrar mi discrepancia con esta afirmación. La historia es historia. Y si recordamos lo que sucedió hace 1.400 años e intentamos saldar cuentas hoy en día, éste sería un nuevo enfoque en las relaciones internacionales y algo que causaría estragos en las mismas. ¿Cómo podemos decir que nuestros problemas se remontan a nada menos que 1.300 años atrás? De hecho, nuestros vínculos, nuestra interacción y nuestra vida juntos comenzaron hace más de 1.000 años. ¿Por qué deberíamos hablar tan sólo acerca de determinados aspectos negativos en vez de recordar los aspectos positivos de una relación interactiva? Por este motivo es esencial alejarse de semejantes ideas negativas y optar por ideas positivas como la alianza de civilizaciones.

Se ha dicho que la iniciativa de la alianza de civilizaciones pretende concienciar al mundo acerca de los riesgos que la incomprensión podría llegar a producir en la relación entre Occidente y el mundo árabe y musulmán, provocando el tan temido choque de civilizaciones. Les insto, ya que esta es una sociedad ilustrada, les insto a que hagan frente con firmeza a las ideas derrotistas y negativas y que respalden la idea positiva de dejar que diferentes civilizaciones vivan juntas, cooperen juntas, interactúen. Occidente no es enemigo del islam ni de Oriente. El islam no es enemigo de Occidente y el problema al que nos enfrentamos hoy en día no es un problema Oriente-Occidente, es un problema entre alas extremistas de todas las civilizaciones, no entre la amplia mayoría, la corriente dominante, a la que todos nosotros pertenecemos. No somos cómplices de ese choque de civilizaciones, ese choque se produce entre los extremistas que creen que “ellos tienen razón y todos los demás estamos equivocados”, una idea expresada por algunos en el mundo musulmán pero también, igualmente, y con el mismo énfasis, por extremistas de determinadas Iglesias cristianas y por los extremistas de todas las religiones. Y es este choque de civilizaciones lo que queremos evitar. Es nuestro deber, el nuestro, el de la amplia mayoría, el decir “no, no hay cabida para ningún choque de civilizaciones, no estamos dispuestos a volver a la Edad Media, donde todas las civilizaciones y todas las naciones estaban permanentemente en guerra entre ellas”. ¿Podemos permitirnos esto en el siglo XXI?

El islam es una religión. Estamos orgullosos de ella. Nosotros los musulmanes estamos orgullosos de ella, creemos en ella y seguiremos aplaudiendo los principios que se nos han enseñado bajo la misma, pero sabemos que no estamos solos y que otros creen también en Dios, a su forma. Estamos obligados a vivir juntos, tenemos que cooperar juntos, tenemos que entendernos o fomentar el entendimiento entre nuestras sociedades y la visión de los extremistas de que “eso es lo que yo creo y voy a haceros creer lo mismo que yo, queráis o no” no es la forma de conseguirlo. Estamos dispuestos a avanzar como una única comunidad internacional. Estamos dispuestos a trabajar juntos para combatir el terrorismo. Estamos dispuestos a trabajar juntos para alcanzar la paz. Estamos dispuestos a trabajar juntos para alcanzar el desarrollo. Estamos dispuestos a luchar para que todos nuestros compromisos sean un éxito, como por ejemplo la propuesta del área de libre comercio en torno al Mediterráneo anteriormente mencionada. Y estamos dispuestos a conseguir una alianza entre civilizaciones. Pero para ello necesitamos que las personas, la opinión pública, entiendan esto y rechacen, al igual que nosotros, las llamadas a la confrontación o el conflicto entre religiones y entre naciones, algo en lo que no debería pensarse en el siglo XXI. Me siento optimista al respecto, realmente optimista en que una sociedad ilustrada no permitirá que el mundo se sumerja en un mar de tinieblas por el apoyo a fuerzas extremistas en todos los rincones del mismo. Espero que consigamos triunfar en esto y puesto que sé que hay una sesión de preguntas y respuestas, voy a concluir agradeciéndoles enormemente su atención. Muchas gracias.