En 2007 se cumplió el trigésimo aniversario del establecimiento de relaciones oficiales entre la UE y ASEAN. Con este motivo ambas asociaciones acordaron la Declaración de Nüremberg que supuso un punto de inflexión en sus relaciones. La Declaración proponía establecer una asociación reforzada entre la UE y ASEAN y establecía objetivos ambiciosos como el de colaborar en foros multilaterales, cooperar en la lucha contra las amenazas no-tradicionales a la seguridad (cibercrimen, narcotráfico, piratería…) o el lanzamiento de las negociaciones para la conclusión de un tratado de libre comercio entre las dos regiones.
En 2017 se cumplirá el cuadragésimo aniversario del establecimiento de las relaciones oficiales entre ambas asociaciones. ¿Se aproxima otro punto de inflexión? Va a ser que no, al menos si nos remitimos a lo que dio de sí la 21ª Reunión Ministerial UE-ASEAN que tuvo lugar los pasados 13 y 14 de octubre en Bangkok.
De la reunión ASEAN esperaba que saliera un compromiso inequívoco para elevar el nivel de relaciones al de asociación estratégica en 2017 y que se aprobara una hoja de ruta para alcanzarlo. La UE quería obtener de la Reunión un compromiso de ASEAN de que ingresaría más pronto que tarde en la Cumbre de Asia Oriental (EAS según sus siglas en inglés) y en la Reunión Ampliada de Ministros de Defensa de ASEAN (ADMM+).
No pudo ser. El compromiso inequívoco sobre la elevación del nivel de relaciones quedó convertido en una de esas largas perífrasis que en lenguaje diplomático parecen decir mucho, pero en realidad sirven para constatar los desencuentros. Ambas partes “resolvieron acelerar los esfuerzos para trabajar con vistas a una asociación estratégica entre ASEAN y la UE…”
Si ASEAN no obtuvo lo que deseaba, algo parecido ocurrió con la UE. Su aspiración a ingresar en EAS y ADMM+ quedó reflejada en una fórmula críptica sólo al alcance de los entendidos: “ASEAN da la bienvenida al interés de la UE en promover su compromiso con la región mediante todos los procesos liderados por ASEAN”. Ni tan siquiera hubo la voluntad de escribir EAS y ADMM+ con todas las letras.
Uno de los puntos de contención fue la negativa de ASEAN a entender que, desde el punto de vista europeo, hay una vinculación entre la elevación del nivel de relaciones al de asociación estratégica y el ingreso en EAS y ADMM+. Efectivamente, ¿qué tipo de socio estratégico es ése al que no permites ingresar en los que se van perfilando como los dos principales foros de seguridad en Asia-Pacífico?
Otra aspiración de ASEAN en la que no hubo avances fue en el inicio de las negociaciones de un Acuerdo de Libre Comercio entre las dos regiones. Entre 2007 y 2009 hubo negociaciones para un acuerdo interregional de estas características, que se interrumpieron ante las dificultades que ocasionaban el distinto nivel de desarrollo de los países de ASEAN, así como su insuficiente armonización normativa. En 2016 no parece que hayamos avanzado mucho. Nuevamente nos encontramos con una perífrasis: “[ambas partes] reafirman su compromiso en intensificar el trabajo para el reinicio en su momento de las negociaciones de un Acuerdo de Libre Comercio ASEAN-UE…”
Hasta ahora me he centrado en la parte del vaso que está medio vacía y que es la que se trasluce de una lectura atenta de la Declaración de Bangkok, pero hay otra parte del vaso que está medio llena, aunque no sea tan evidente a primera vista.
La UE y ASEAN están condenadas a entenderse. Ambas representan los procesos de integración regional más acabados en el mundo y, como se suele decir, comparten ADN. Aunque ASEAN suela decir que no desea seguir el modelo de integración supranacional europeo, la realidad es que está siguiendo una vía que en buena medida recuerda a la seguida por Europa.
En el terreno de la seguridad, pese a la ausencia de la UE en EAS y ADMM+, sí que ha aumentado la cooperación. En los últimos tres años la UE ha reforzado su presencia y su actividad en el Foro Regional ASEAN y ha iniciado una colaboración prometedora con los países ASEAN en cuestiones tales como la seguridad marítima. Asimismo la UE está cada vez más presente en el Diálogo Shangri-la.
Las perspectivas de un Acuerdo de Libre Comercio entre ambas regiones aún están lejanas, pero ya no estamos en 2009, cuando parecieron imposibles. La UE ha concluido sendos Acuerdos de Libre Comercio con Singapur y Vietnam y está negociando otros tantos con Filipinas, Indonesia y Malasia. La Comunidad Económica ASEAN está dando sus primeros pasos y sus estados miembros ya tienen una visión de adónde quieren llegar para 2025 (el documento “ASEAN 2025: Forging Ahead Together”). En un momento en el que hay un cierto impasse en el proceso de ratificación del TPP, las negociaciones del Partenariado Económico Comprensivo Regional (RCEP) continúan. Si el TPP encalla, el RCEP puede convertirse en una alternativa, alternativa que además devolvería a ASEAN al centro de la arquitectura regional económica.
Tal vez en Bangkok no haya habido avances en el establecimiento de una asociación estratégica UE-ASEAN, pero ésta sin duda llegará. Existe una dinámica que ya lleva 40 años en marcha que lleva a ella.