Mañana se celebra el Día Internacional de las Mujeres, que este año tiene como lema “Por un Planeta 50-50: demos el paso para lograr la igualdad de género”.
Naciones Unidas aspira a que el 8 de marzo sirva para poner el foco en los avances y los retos pendientes. Queda mucho por hacer (al ritmo actual se necesitarían casi 120 años) para cerrar la brecha de género. Los datos son contundentes. Hay progresos, sí, pero lentos, a pesar de que la desigualdad entre hombres y mujeres no es sólo un asunto de justicia y derechos humanos (una obligación de Derecho Internacional general que vincula a todas las naciones), sino también un desafío económico de primera magnitud.
El empoderamiento de las mujeres en las esferas política, económica y social continúa siendo –en la nueva agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible– uno de los 17 objetivos a alcanzar en 2030, tras los (modestos) avances que en materia de igualdad logró la agenda de los ODM entre los años 2000 y 2015. Un área particularmente desigual es la del liderazgo político. Contar con mujeres en puestos de toma de decisiones contribuye a impulsar cambios sociales, y a combatir la discriminación de las mujeres y las niñas en todos los ámbitos. Para ello, las cuotas han demostrado su eficacia para cerrar la brecha de género, que representa la mayor pérdida de talento global.
En sus 70 años de historia, ninguna mujer ha liderado la Organización de las Naciones Unidas, y en la última década sólo el 24,6% de los puestos más altos ha estado ocupado por mujeres, según datos de ONU Mujeres. Este año 2016 es una excelente ocasión para dar el paso en el seno de las Naciones Unidas y elegir a una mujer al frente de la Secretaría General, proceso que tendrá lugar en septiembre (el actual Secretario Ban Ki-moon finaliza su segundo y último mandato el 31 de diciembre). Tras ocho secretarios generales, la idea de elegir a una mujer al frente de la organización parece cobrar consistencia y apoyos, en un marco que aspira a una mayor transparencia en el método de elección.
Por vez primera, el proceso de selección estará más abierto a la participación e influencia del conjunto de los Estados miembros de Naciones Unidas (y no sólo, de facto, de los cinco miembros permanentes del CSNU). Como señala la iniciativa 1 for 7 billion, para elegir al/la mejor dirigente de la ONU es imprescindible que el proceso, además de transparente, incluya la igualdad de género como una de las consideraciones fundamentales. Hay varias iniciativas en marcha para impulsar este objetivo, como la campaña Woman UN Secretary General, creada por la sociedad civil en febrero del pasado año; o la que ha puesto en marcha la organización Igualdad Ya, que abogan por la elección de una Secretaria General y, entre otras acciones, sugieren numerosos nombres de mujeres suficientemente preparadas para el puesto, y actualizan la información sobre las posibles candidatas, o las ya oficialmente propuestas. En el propio seno de NNUU se ha constituido, impulsado por Colombia, el Grupo de Amigos en Favor de una Secretaria General de Naciones Unidas formado (a diciembre de 2015) por 49 países, entre ellos España, así como Japón y Alemania (dos de los mayores contribuyentes a la organización). O el grupo The Elders (fundado por Nelson Mandela, y que incluye entre sus miembros a Kofi Annan, Gro Harlem Brundtland, o Mary Robinson, entre otros), que están asesorando a los cinco miembros permanentes del consejo de seguridad sobre el proceso y la importancia de que sea una mujer la que ocupe el cargo (sólo el Reino Unido se ha mostrado, hasta el momento, favorable).
En este momento hay ya tres candidatas oficiales, propuestas por sus respectivos países, como la búlgara Irina Bokova, directora general de la UNESCO; la viceprimera ministra y ministra de asuntos europeos de Moldavia, Natalia Gherman; y la croata Vesna Pusic, Viceprimera Ministra y ministra de relaciones exteriores, todas ellas mujeres de reconocido prestigio y el más alto perfil para el puesto. No faltan otros nombres, como Kristalina Georgieva, vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de programación financiera y presupuestos; la presidenta chilena Michelle Bachelet; la ex primera ministra neozelandesa y actual directora del PNUD, Helen Clark; la ministra de asuntos exteriores de Colombia, María Ángela Holguín; Rebeca Grynspan, ex vicepresidenta costarricense, ex directora del PNUD y actual SEGIB; la presidenta lituana, Dalia Brybauskaite; la exprimera ministra danesa, Helle Thorning-Schmidt; la mexicana Alicia Bárcena, actual secretaria ejecutiva de CEPAL; o Tinatin Khidasheli, ministra de defensa de Georgia, así como otras altas funcionarias de Naciones Unidas, como la española Cristina Gallach. Si se respeta el “turno geográfico” en la elección, que ahora correspondería al grupo de “Europa del este”, las candidatas procedentes de estos países tendrían mayores opciones.
España tomará parte, en su segundo año como miembro no permanente del Consejo de Seguridad, en la selección del/la próximo/a Secretario/a General. Como ha señalado en un documento de balance y prioridades para el segundo año de su bienio, está comprometida a incrementar la transparencia del proceso de selección de los candidatos y, en línea con la resolución 69/321 de la Asamblea General de septiembre de 2014, a promover una distribución geográfica equitativa basada en el equilibrio de género.
Con su apoyo a la elección preferente de una mujer como mejor candidata, España fortalece su posición como uno de los países firmemente comprometidos con el impulso permanente y sostenidos a la agenda de la igualdad de género, contribuyendo también a elevar sus posibilidades de ser elegida como miembro del Consejo de Derechos Humanos para el periodo 2018-2020, para el que ha presentado su candidatura.
Empieza a conformarse un –todavía tímido– consenso en torno a la elección de la mejor candidata (tras ocho hombres en el puesto) al frente de la organización internacional encargada de promover la paz y la seguridad internacionales, los derechos humanos, la igualdad de género o el desarrollo sostenible. Mañana, 8 de marzo, es un buen momento para hacer balance, pero también para dar pasos hacia la igualdad efectiva y plena entre los hombres y las mujeres. Las iniciativas en marcha pueden apoyarse a través de las redes sociales con hashtags como #TimeforaWomanSG, o #She4SG. ¿Dará el paso la comunidad internacional?