Pautas de europeización de los españoles al valorar los líderes internacionales

Pautas de europeización de los españoles al valorar los líderes internacionales

Una de las preguntas clásicas del Barómetro del Real Instituto Elcano (BRIE) consiste en tomar el pulso a los españoles sobre su percepción de diversos líderes europeos e internacionales. La larga serie acumulada permite analizar tendencias más o menos permanentes (como el grado de europeización y las visiones dominantes acerca de la política exterior de grandes potencias y emergentes) así como elementos variables (por ejemplo, los cambios en la Casa Blanca o la evolución de las opiniones acerca de la gestión de la crisis del euro). La última edición del BRIE no ofrece grandes novedades sobre la coyuntura y, por tanto, es buena muestra de esas pautas estructurales.

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Figura 1. Valoración de líderes

A la cabeza destaca el Papa Francisco, una figura que es a la vez política y espiritual y que alcanza un notable (su predecesor Benedicto XVI tenía peores resultados pero el Dalai Lama también ha puntuado alto cuando se ha preguntado por él). Le sigue Barack Obama, que ha perdido algo de fuelle desde su elección pero continúa muy bien valorado (sobre todo en comparación con G.W. Bush, que en la década pasada estaba en la cola mundial). A continuación, en una horquilla cercana al aprobado, se concentran todos los líderes europeos siguiendo una tendencia asentada (con oscilaciones especialmente interesantes en el caso de Angela Merkel, que hasta 2010 puntuaba notable, bajó hasta 3,8 en 2013 y ahora lleva dos años de remontada hasta 4,9). Por debajo de todos los nombres europeos se colocan los presidentes latinoamericanos (que no llegan a 5), el rey de Marruecos (por debajo de 4) y cierra Vladimir Putin (que está en 2,9 y que en oleadas anteriores del BRIE sólo se ha librado de ser el líder peor valorado cuando se ha preguntado también por otros dictadores o, eso sí, también en algún momento, por Silvio Berlusconi).

Se constata, pues, una valoración relativamente positiva de la opinión pública hacia las personalidades políticas europeas (quienes solo son superadas por ciertos nombres prestigiosos de alcance global pero que quedan por delante de los líderes de cualquier otro país concreto en América Latina, África o Asia). Y todo ello con un grado de conocimiento muy alto; de hecho, la canciller alemana es más celebre que Obama, Juncker supera a los presidentes de Brasil y México y el primer ministro de Grecia a Mohamed VI.

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Figura 2. Valoración de líderes según ideología

Esos hallazgos empíricos serían ya causa suficiente para hablar de una elevada europeización entre los españoles, pero la conclusión se refuerza al observar que, mientras los demás líderes internacionales no sufren apenas oscilaciones de percepción entre los encuestados de una u otra orientación, los únicos en los que se perciben diferencias apreciables son tres europeos: Merkel (2,1 puntos más de valoración entre los que se declaran de derecha), Jean-Claude Juncker (1,4 más en la misma dirección) y Alexis Tsipras (1,7 puntos mejor valorado por los españoles autoconsiderados de izquierda). Esta realidad apunta a que la política europea, a diferencia de la netamente internacional, se filtra desde las lentes del debate ideológico interno, lo que supone una nota adicional de europeización. Y el último elemento que confirma esa tendencia es que la opinión pública española (a diferencia, por cierto de algunos de sus cuadros diplomáticos y de opinión que tienen aquí algunas dudas) identifica claramente a Putin, el rival estratégico de la Europa actual, como el peor valorado.

Pero, para valorar aún mejor esos resultados, resulta muy interesante contrastarlos con los datos de una encuesta similar realizada también este mes en Grecia: el Political Barometer 145 de la compañía demoscópica griega Public Issue.

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Como se muestra en la Figura 3, las diferencias con España son notorias y sólo existe una similitud en la valoración positiva –aunque de forma mucho más clara en España– que se otorga al presidente de EEUU en ambos países. Por razones en gran medida explicables por la dureza aún mayor de la gestión de la crisis, los griegos son mucho más críticos que los españoles con los máximos responsables de las tres instituciones antes conocida como la Troika: Juncker de la Comisión, Mario Draghi del BCE y Christine Lagarde del FMI (la puntuación negativa total a los tres personajes en el caso de Grecia dobla la de España). Del mismo modo, mientras Merkel consigue en España más valoraciones positivas que de rechazo, en Grecia es una figura denostada. Pero donde más sorprende –e inquieta– el contraste de opinión entre nuestro país y el heleno es cuando se valora al presidente de Rusia, que como se ha dicho es la figura peor valorada en España y en cambio se sitúa como la mejor (repetimos, la mejor, por delante incluso de Obama) en el caso de Grecia. Más de 90 puntos de contraste al evaluar el mismo personaje en un país y otro. Parece que no es la economía la única divergencia importante que mantiene Grecia con sus socios europeos. Incluso frente a uno que también ha sufrido la crisis y no se encuentra entre los más hostiles con Rusia.


[1] En el caso del Political Barometer griego, los resultados globales de cada líder se calculan con la resta valoración positiva menos negativa. Para el BRIE español, los resultados son la resta de la suma de las valoraciones 6-10 menos la suma de las valoraciones 0-4 siempre en una escala 0-10 (no se tienen en cuenta las valoraciones neutras, 5). El BRIE no pregunta directamente por Lagarde o Draghi pero en esos casos se han tomado las evaluaciones del FMI y el BCE (al fin y al cabo, la valoración de Juncker y la Comisión Europea –en dos preguntas distintas– resulta prácticamente idéntica por lo que se puede operar con esa hipótesis).