En los próximos años, la denominada nueva Ruta de la Seda va a ser probablemente la primera fuente de proyectos de infraestructura en el mundo. Cientos de miles de millones de euros van a ser invertidos en proyectos como ferrocarriles, puertos, oleoductos y gasoductos, centrales eléctricas, etc., cuyo objetivo es mejorar la conexión y las relaciones económicas entre China y la vasta zona euroasiática, Africa oriental y el Mediterráneo. Para España y sus empresas se abren importantes oportunidades de participación en estos proyectos, pero los obstáculos a afrontar pueden ser considerables.
Esta estrategia china ha sido bautizada con el nombre de “Una Franja, una Ruta” (aunque se utiliza con frecuencia la denominación con sus iniciales en inglés, OBOR “One Belt, One Road”). OBOR se apoya de forma determinante en la enorme capacidad de financiación que tiene China, que ha creado un Fondo de la Ruta de la Seda, dotado en el momento de su creación, en diciembre de 2014, con 40.000 millones de dólares. Los proyectos OBOR también podrían beneficiarse de la financiación del recientemente creado, bajo el liderazgo de China, Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), así como de otras fuentes de financiación.
La iniciativa OBOR ha sido analizado desde la perspectiva española en un excelente artículo del consejero comercial de la embajada de España en Pekín, Javier Serra (“La estrategia china de «una franja, una ruta», posibles consecuencias para España, y oportunidades para las empresas españolas”), publicado en el Boletín Económico de ICE. Sobre la iniciativa OBOR en general, una fuente muy completa de información –con documentos, información sobre proyectos, perfiles de los más de 60 países afectados, etc.– se encuentra en la sección dedicada a ella en la web del Hong Kong Trade Development Council. Por otra parte, con el fin de impulsar el conocimiento y la participación de las empresas españolas en los proyectos de la Nueva Ruta de la Seda, el ICEX ha organizado el próximo mes de julio unas Jornadas empresariales en Beijing.
En España la iniciativa OBOR está despertando una creciente atención. Un ejemplo destacado de este interés es el “Proyecto sobre implicaciones de la Nueva Ruta de la Seda para España” que Cátedra China, el foro de debate y análisis sobre temas de China, acaba de poner en marcha. ¿Hasta qué punto se abren oportunidades significativas para España y sus empresas en la inmensa fuente de proyectos que va representar la iniciativa OBOR en los próximos años? Como idea básica, diría que las oportunidades existen, pero también dificultades.
De entrada, un factor que las empresas españolas deben valora de forma muy positiva es la existencia de fuentes claras de financiación. En el campo de los grandes proyectos de infraestructura, un condicionante clave es disponer de financiación adecuada. En este caso, China, con su enorme potencial económico, y a través de diferentes canales, asegura la disponibilidad de esta financiación.
El principal obstáculo para las empresas españolas se encuentra en su reducida presencia en Asia (y en especial en Asia Central). Las empresas españolas de infraestructura se han convertido en líderes mundiales en su sector, han obtenido y desarrollado numerosos e importantes proyectos en Latinoamérica, América del Norte, Europa, Oriente Medio. Pero su presencia es más limitada en los países asiáticos, en los que su capacidad es poca conocida.
La asociación con empresas constructoras y de ingenierías de China –el gran impulsor y financiador de los proyectos– es una vía obvia para entrar en los proyectos OBOR. Para ello es necesario que las empresas chinas y españolas se conozcan, analicen sus factores de complementariedad, y perciban las ventajas de establecer alianzas.
No será en todo caso una tarea fácil entrar en los proyectos. China cuenta con grandes empresas constructoras, muy competitivas. Habrá que competir además con empresas de todo el mundo, de países desarrollados y emergentes –empezando por empresas de los países en los que se van a desarrollar los proyectos.
Sin embargo, las empresas españolas tienen una ventaja competitiva única: su experiencia en la construcción de grandes infraestructuras, de los que son buenos ejemplos el canal de Panamá o el AVE de La Meca. En particular las empresas españolas tienen una experiencia muy valiosa en proyectos PPP (Private-Public Partnerships). Es decir, en proyectos que se desarrollan en regímenes de concesión (o similares), proyectos de estructuración financiera, contractual y legal complicada, en los que la financiación está garantizada por los recursos que genera el propio proyecto, hay que explotar y gestionar la concesión durante un largo periodo de tiempo, etc. Es un tipo de desarrollo de proyectos en los que las empresas chinas tienen poca experiencia. Es previsible que a la abundante financiación china y de organismos multilaterales se incorpore también financiación privada, y que una parte de los proyectos se realice en el marco de partenariados público-privados.
En este tipo de proyectos las empresas españolas son líderes en el mundo. Según el último ranking mundial de operadores de infraestructuras, que elabora la publicación especializada Public Works Financing, cinco de los diez operadores de infraestructuras más importantes del mundo son españoles. Las dos primeras empresas del ranking son españolas, ACS y Globalvía.
En la experiencia en construcción y gestión de infraestructuras y concesiones está pues un factor clave para entrar en los proyectos OBOR. Eso sí, las empresas españolas deberán ser cuidadosas para proteger y conservar su ventaja competitiva y sus conocimientos frente a las empresas con las que colaboren y que carecen en la actualidad de los mismos.