Parece que la zona euro (y la propia Unión Europea) solo tiene dos alternativas: dar un gran paso adelante, “más Europa”, o asumir un enorme paso atrás, que comenzaría con la ruptura del euro y podría terminar con la ruptura del mercado interior y la posible desaparición de la Unión Europea. Una excelente versión técnico/económica del argumento puede verse aquí y otra más política aquí.
Según esta interpretación de la crisis, que es cada vez más dominante, tras cuatro años “mareando la perdiz” y pateando la pelota hacia adelante, Europa tiene que avanzar en la unión bancaria, fiscal, económica y política. Y lo hará porque no hacerlo supondría un apocalipsis económico que amenazaría con devolver a los países de la Unión a los años treinta.
Sin embargo, en un reciente artículo titulado The future of the euro: Let’s get real, Benjamin Cohen, uno de los grandes nombres de la economía política internacional estadounidense, afirma que ni los optimistas ni los pesimistas sobre el euro y Europa tiene razón. Que ni el euro se acabará, ni llegaremos a la Unión política, Que, como tantas otras veces, Europa saldrá adelante pero sólo dará algunos pasos más en la integración y se quedará lejos de completar los Estados Unidos de Europa.
Cohen sintetiza de forma brillante la encrucijada europea cuando dice que:
“Europe finds itself suspended between the centripetal force of a security-driven imperative to hold together and the centrifugal pressure of recalcitrant domestic politics keeping them apart, snagged in an uneasy equilibrium that is untidy but not necessarily unstable”
Esta tensión no es nueva. Es con la que siempre ha vivido la Unión. Y como no es posible superarla, ni se han adoptado soluciones extremas en el pasado ni se adoptarán ahora. Seguiremos avanzando pasito a pasito. Veremos si Cohen está en lo cierto…