Ha sido una gran noche para el partido del elefante rojo. Las encuestas no se han equivocado y los republicanos han conquistado el Senado y se han hecho con el control total del Congreso.
¿Han sido estas elecciones un referéndum sobre Obama? En parte sí y está claro que los republicanos se han aprovechado de su baja cuota de popularidad durante la campaña. Pero no es menos cierto que algo ha empezado a cambiar en el Partido Republicano. Una especie de transición silenciosa de la apenas nadie parece percatarse.
Empecemos por los candidatos: muchas caras nuevas, jóvenes, con calidad, que en algunos casos han realizado grandes campañas virales. No hay que olvidar que los republicanos llevan dos años poniendo mucho dinero para volver a recuperar votos, llevándose incluso a mucha gente de Silicon Valley, y rehaciendo su manera de actuar. Y algunos de los resultados se han empezado a palpar en estas elecciones de mitad de legislatura. Así, tenemos a la nueva mujer más joven elegida en la historia del Congreso, la republicana Elise Stefanik; o al primer republicano afroamericano elegido por el voto popular, Tim Scott, que será senador en Carolina del Sur.
Luego están las significativas victorias en los swing states de Colorado, Iowa y New Hampshire donde ganó Obama en 2008 y 2012. Según la mayoría de los analistas, estos triunfos demuestran que los republicanos pueden ser capaces de cambiar el mapa político nacional, como hizo Obama en su momento, en las presidenciales de 2016.
Pero hasta entonces quedan dos años por delante, y lo primero que habría que preguntarse es quién de los dos grandes partidos tiene una agenda para este periodo. Los demócratas parece que quieren centrarse en el salario mínimo, la reforma de los impuestos, las infraestructuras y el comercio. Los republicanos, por su parte, quieren abordar tanto la reforma migratoria como el tema de los impuestos, y desean que los dos grandes acuerdos comerciales con la UE y Asia – TTIP y el TPP – salgan adelante. Visto así, parece que es posible que haya áreas en las que ambos puedan trabajar juntos y que por lo tanto esa idea catastrofista de que un Congreso republicano se va a limitar a bloquear las iniciativas de Obama no tiene por qué ser del todo cierta. De llegar a ser así, tampoco hay que olvidar que el presidente de EEUU puede hacer uso de sus poderes ejecutivos.
Pero John Boehner y otros líderes republicanos han manifestado reiteradamente que quieren y deben demostrar que son capaces de gobernar y ahora es el momento de hacerlo si quieren llegar al 2016 con posibilidades. También es cierto que sigue existiendo un ala más conservadora en el partido, con cierto peso en la Cámara Baja, que suele anteponer la política y sus ataques a Obama frente a la labor legislativa de sacar adelante propuestas de ley.
Y Barack Obama ¿cómo responderá ante el nuevo Congreso? Una pregunta que pocos se hacen ya que casi todos los ojos están puestos en los republicanos y en lo que harán. Por de pronto, el “viejo Congreso” tiene aún una última sesión, que se conoce como lame duck, antes de que el nuevo se siente en enero. Ahí Obama espera reemplazar al fiscal general, Eric Holder, evitando así la mayoría republicana que se hará oficial en un par de meses y que podría impedir la elección de un candidato de su gusto.
Por otro lado, hay una serie de urgentes asuntos de política internacional que no deberían demorarse más y que con toda probabilidad se abordarán en la lame duck session. Es el caso del Ébola, sobre el que empiezan ya los hearings en el Congreso para dotar de fondos la lucha contra este virus. Las Cámaras también tendrán que sopesar cuanto antes las sanciones a Irán de cara al 24 de noviembre, fecha en la que finaliza el plazo previsto para llegar a un acuerdo con Teherán sobre su programa nuclear. Y queda pendiente el gran debate sobre la estrategia de EEUU en Oriente Medio y la lucha contra el Estado Islámico (EI), pospuesto en septiembre. Todo indica que se retomará con la posibilidad de que haya una petición de autorización para el uso de la fuerza militar.
Así que la agenda está caliente, para el corto, medio y largo plazo. Estaremos pendientes.
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