La renovación institucional de la Unión Europea (UE) y el inicio de un nuevo ciclo político (2019-2024) en el que el Reino Unido deja un vacío de poder tras el Brexit, abre una ventana de oportunidad para reforzar la presencia e influencia de España en la UE. Dicha oportunidad viene, en buena medida, respaldada por la designación de Josep Borrell como Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea. En otras palabras, la puesta en marcha de una nueva Comisión Europea en diciembre de 2019 y de un nuevo Gobierno en España en enero de 2020, promete dejar atrás un largo periodo de ausencia española en los puestos de mando en la UE. España tiene claro que quiere jugar un papel más asertivo en el proceso de integración europea.
¿Está España preparada para reforzar su influencia en Europa?
El pasado enero, con motivo de su toma de posesión como nueva ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Arancha González Laya destacó dos ideas fuerza que acuñaría como sus dos objetivos a cumplir durante su mandato: el impulso del multilateralismo y el refuerzo de la presencia de España en la UE y en el mundo.
En relación con este último punto, la oficina de Bruselas del Real Instituto Elcano, ha puesto en marcha, en colaboración con otros actores clave públicos y privados, una iniciativa llamada “Ecosistema de influencia y cultura española en Europa” que pretende, por un lado, enriquecer el debate en asuntos europeos entre las élites políticas, económicas, académicas y de opinión pública españolas; y por el otro, mejorar el conocimiento de las prioridades estratégicas nacionales en relación con Europa.
España: un país europeo, pero ¿a qué nivel?
España es un país firmemente convencido de los beneficios y oportunidades que ofrece el proceso de integración europeo. No obstante, a nivel material, las ventajas y oportunidades que aporta (mercado interior, PAC, fondos de cohesión, entre otras) parecen diluirse en comparación con las directrices lanzadas desde Bruselas, sobre todo, en materia presupuestaria.
Al mismo tiempo, la percepción cada vez más interiorizada de que la UE reacciona tarde, mal y de manera poco coordinada frente a crisis como la económica y financiera, la migratoria, o peor aún, la más reciente con el COVID-19, hace mella en su imagen en España. Así, estamos siendo testigos de una emergencia global de salud pública con consecuencias impredecibles y la UE, en relación con la gestión de esta crisis, ha vuelto a mostrar su acción tardía y descoordinada para contener la propagación del virus (muchos Estados miembros decretaron el estado de alarma antes de que la UE propusiese la restricción temporal a la entrada de personas en el espacio común europeo). No obstante, en la reunión extraordinaria del Consejo Europeo por videoconferencia del pasado 17 de marzo para intercambiar información y medidas adoptadas por el resto de los países miembros frente al COVID-19, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, expresó un apoyo firme a reforzar una respuesta común europea. También el AR/VP, Josep Borrell, ha mostrado públicamente el apoyo a la repatriación de miles de europeos varados en el extranjero. Como afirmaba en una entrevista reciente preguntada por el punto de vista de España en esta crisis sanitaria, económica y social la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, “Esta crisis es global y la respuesta tiene que ser europea”.
Por otro lado, es patente la ausencia de debate interno en España sobre el proceso de integración europea (durante la campaña electoral en las recientes elecciones generales, por ejemplo), así como de más debates públicos sobre la UE y España, las implicaciones que conlleva pertenecer a este club, o la posición e influencia de España en debates clave europeos. Todo ello sería necesario para crear un entorno político (coordinado con una hoja de ruta clara e independiente de los cambios de gobierno) interesado por la realidad europea, muy consciente de los intereses de España en el marco del proceso de integración europeo, y que vaya de la mano de una sociedad civil fuerte y atraída por los temas europeos que les afectan en un 80% de sus vidas.
Ecosistema de influencia y cultura española en Europa
A lo largo de los años, se ha apreciado una cierta falta de claridad en relación con los objetivos estratégicos de España en la UE, más allá de un sutil “más Europa”. ¿Qué tipo de Europa quiere España?, ¿cuáles son sus prioridades generales y temáticas?, ¿qué áreas o aspectos de la integración europea son susceptibles de liderazgo español?
Abordar todas estas preguntas resulta imprescindible para superar la percepción de que “España es más bien un policy taker que un policymaker” a nivel europeo.
El proyecto del Ecosistema pretende fomentar el debate en torno a esas cuestiones, integrando en la discusión a los miembros implicados, que incluye al Gobierno de España y su Representación Permanente en Bruselas, pero también a los funcionarios europeos de nacionalidad española, así como a otros actores relevantes en el contexto europeo como los eurodiputados españoles, las delegaciones de las Comunidades Autónomas en Bruselas, las empresas españolas con representación en Bruselas, los centros de pensamiento o los líderes de opinión, entre otros actores.
Los intereses que posee España en cuestiones fundamentales como el futuro de la política industrial europea, la transformación digital, la transición energética, la unión económica y monetaria o la defensa europea (por mencionar algunos) necesitan de una coordinación entre los distintos actores implicados, así como de puntos de encuentro que contribuyan a unificar y vehiculizar su actuación con el fin de promover y apoyar la articulación de una visión estratégica española sobre el futuro de Europa y el papel de España en la misma. Y este es el objetivo principal de la iniciativa que el Real Instituto Elcano ha puesto en marcha: “Ecosistema y Cultura de Influencia española en Bruselas”.
El próximo ciclo 2019-2024 se presenta lleno de desafíos a nivel internacional y europeo, pero también de muchas oportunidades para España. Situar a nuestro país en la primera línea de combate requiere un enfoque holístico que congregue a los distintos actores públicos y privados en torno a una visión estratégica compartida. Spain will be back then.