Una parte importante de los jóvenes parece haberse movilizado en EEUU frente a Trump en las elecciones legislativas del pasado 6 de noviembre, a mitad de mandato, y que han llevado a los demócratas a controlar la Cámara de Representantes, aunque los republicanos conserven la mayoría en el Senado. Por otra parte, a pesar de lo que se dijo en un primer momento, la juventud británica también acudió a las urnas en el referéndum de 2016 y lo hizo masivamente en contra del Brexit. No obstante, el peso relativo de la juventud es mayor en EEUU que en el conjunto de la UE (aún de 28 miembros), aunque ambos casos se están alejando rápidamente de las pautas demográficas mundiales.
Los habitantes entre 0 y 29 años de edad representan un 50,6% del total en el mundo. En EEUU son un 39,16% y en el conjunto de la UE tan sólo un 33,1%, cuando eran la misma proporción que en EEUU en 1996. En el grupo entre las edades de 10 y 34 años, que comprende parte de los millennials con parte de la “generación i” (la que ha nacido y se ha formado plenamente en la era digital), también hay un desfase: en EEUU representan un 20,44% de la población mientras que en Europa son tan sólo un 17,4%.
Los problemas de una y otra juventud son diferentes. En ambos, EEUU y la UE, los jóvenes perciben que vivirán peor que sus padres, lo que es una verdad a medias (sobre todo en términos de esperanza de vida y salud). Pero en términos de ingresos y perspectivas profesionales sí lo es, como puso de manifiesto, entre otros, un informe del McKinsey Global Institute. La situación se ha empezado a traducir en la aparición de una “segunda adolescencia” entre los 18 y los 29 años: una nueva fase de transición en la que se retrasan algunos acontecimientos clave en materia de trabajo/empleo, matrimonio/hijos o adquisición de vivienda. Europeos y estadounidenses comparten también la frustración que supone que los estudios universitarios ya no garanticen unos ingresos decentes. Un estudio señala que un 43% de los recientes licenciados universitarios en EEUU están subempleados, con el agravante que muchos se han endeudado para recibir esa enseñanza superior. La deuda acumulada por estos estudiantes ha llegado este año a 1,5 billones de dólares (1,34 billones de euros) según la Brookings Institution, que prevé que un 40% de ellos no podrá pagarla a partir de 2023.
Hasta ahora, la pauta era de una alta abstención entre los jóvenes estadounidenses en las elecciones, especialmente, las de medio mandato. En 2014 menos del 20% de los jóvenes votó aunque, si se añaden los millennials, contaban ya como el 53% del electorado. Habrá que esperar a las encuestas post-electorales para confirmarlo, pero varias proyecciones, como la de Tufts University, indican que la participación de los jóvenes de 18 a 24 años en estas últimas elecciones en EEUU ha aumentado en un 10% y que han votado mayoritariamente (el 68% según las encuestas a pie de urna) por opciones demócratas, a diferencia de otros sectores de edad entre los que el voto estaba más repartido.
En EEUU, a diferencia de Europa, los jóvenes están alcanzando a los babyboomers en peso demográfico y electoral. Este año podían votar 8 millones más de jóvenes que en 2016, cuando ganó Trump la Casa Blanca. En EEUU la juventud se ha movilizado por el control en la venta de armas (especialmente este año tras la masacre de febrero en Parkland, Florida, y la marcha nacional colegial de marzo), los derechos de las mujeres sobre reproducción (más aún cuando varía el equilibro en el Tribunal Supremo), el cambio climático y la cobertura sanitaria, y contra la brutalidad policial y el coste de la educación, temas todos en los que los republicanos tienen puntos de vista opuestos a los de estas cohortes.
Es decir, que en EEUU los jóvenes pueden dominar y marcar la agenda, aunque para ello se han de movilizar más en términos electorales y otros. No así en Europa, donde hay un riesgo de gerontocracia, con el consiguiente desequilibrio en términos de solidaridad intergeneracional. Pero incluso en el Viejo Continente, y en particular en la vieja Gran Bretaña, los jóvenes se han movilizado más ante el Brexit de lo que indicó en un principio una cadena de televisión que marcó esa idea falsa: en el referéndum, según encuestas post-electorales, un 64% de los censados menores de 25 años votaron, y entre un 70% y 75% de ellos lo hicieron a favor de permanecer, del Remain. A pesar de ello ganó la opción de salir. El 70% de los estudiantes piensan que vivirán peor tras el Brexit y el 67%, según encuestas recientes, apoyarían un nuevo referéndum. La edad se ha convertido en un factor clave en la política tanto en EEUU como en Europa. Pero en EEUU los jóvenes pesan más que aquí. Y en el mundo, no digamos.