España es uno de los países que más se verán afectados por el cambio climático, así como uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero de la UE-28 (véase la Tabla 1). Sin embargo, todavía no cuenta con una Ley marco de Cambio Climático y Transición Energética, a pesar del compromiso adquirido en la COP21 en París en 2015. Para garantizar el éxito de dicha ley es esencial el apoyo de los ciudadanos. Sin embargo, el conocimiento relativo al apoyo ciudadano a una ley marco de cambio climático es limitado. Con el objetivo de contribuir al análisis previo a la adopción de dicha ley, el Real Instituto Elcano ha realizado una encuesta para entender el nivel de preocupación de los españoles con respecto al cambio climático, así como su nivel de apoyo hacia diversos elementos, instrumentos y procesos que podrían incluirse en una futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética española. Esta encuesta se apoya en el trabajo conjunto de Elcano y el Grantham Research Institute de la London School of Economics sobre cómo legislar para una transición baja en carbono. Los resultados más importantes de la encuesta se resumen a continuación.
Los ciudadanos españoles perciben el cambio climático como la mayor amenaza para el mundo 2 (véase el gráfico 1). En lo que se refiere a la visión pro-ecológica de los ciudadanos españoles, medida a través de la versión revisada de Dunlap (llamada escala del Nuevo Paradigma Ecológico, NEP en sus siglas en inglés) de que va desde el 1 (bajo nivel de ecologismo) al 5 (alto nivel de ecologismo), la media española es del 3,69, parecida a la de otros países occidentales y desarrollados. En cuanto a las variables socioeconómicas e ideológicas que afectan a las respuestas de los encuestados, su puntuación en la escala NEP aumenta cuanto mayor es el nivel educativo y disminuye cuanto más a la derecha se encuentra el encuestado en el espectro político.
Con respecto al nivel de conocimiento del cambio climático, existen muy pocos ciudadanos en España que nieguen su existencia. Sólo el 3% de los encuestados afirmaron que el cambio climático no existe. Asimismo, los entrevistados generalmente se mostraron de acuerdo sobre el origen antropogénico del cambio climático. Además, sólo el 15% cree que el impacto del cambio climático todavía no se nota. Por lo general, la inmensa mayoría de los encuestados entiende las ideas básicas de la ciencia del cambio climático establecidas en el Quinto Informe de Evaluación del IPCC (AR5).
Existe también un consenso bastante generalizado sobre la falta de medidas adecuadas para luchar contra el cambio climático tanto a nivel internacional como a nivel nacional, con más del 80% de los encuestados afirmando que las medidas existentes son insuficientes (véanse los Gráficos 2 y 3).
Los encuestados ven a las compañías, al gobierno y a otros países como los grandes responsables del cambio climático, pero son menos los que reconocen su propia responsabilidad. Es interesante observar que las mujeres reconocen su responsabilidad como causantes del cambio climático en mayor medida que los hombres (véase el Gráfico 4).
Una de las novedades de esta encuesta es que incluye las actitudes de los ciudadanos relativas a las compensaciones por los daños causados por el cambio climático, testando así las preferencias hacia una acción pública que vaya más allá de la adaptación. Más del 90% de los españoles coinciden en que el estado tendría que invertir parte de su presupuesto en compensar los efectos del cambio climático. Como es de esperar, los encuestados de bajos ingresos (ingresos de menos de 600 euros al mes), aquellos que se encuentran más a la derecha en el espectro político, y aquellos con un bajo nivel de ecologismo (una puntuación baja en la escala NEP) tienen más tendencia a objetar a que el estado compense los daños creados por el cambio climático.
A los encuestados también se les preguntó si estarían dispuestos a pagar para prevenir el cambio climático. Se les informó sobre el peso que tienen las emisiones del sector de transporte en el total de las emisiones globales de España. Acto seguido, se les preguntó si eran dueños de un vehículo y, en caso afirmativo, si estarían dispuestos a pagar más impuestos, a través del impuesto de circulación, para mitigar el cambio climático. Más del 40% de los entrevistados que eran dueños de un vehículo, incluso aquellos con mayor visión pro-ecológica (con una puntuación alta en la escala NEP), no estaban dispuestos a pagar más para limitar el cambio climático, demostrando así un grado de implicación limitado. Por lo general, los dueños de vehículos que se mostraros dispuestos a pagar más accedieron a un incremento de 46 euros anuales sobre el impuesto de circulación existente (media calculada utilizando el punto medio del intervalo de pago seleccionado por los encuestados). Una vez más, como cabe esperar, existe una relación positiva entre el nivel de ingresos y el nivel educativo de los entrevistados y la cantidad que estarían dispuestos a pagar.
La inmensa mayoría de los encuestados (93%) cree que España debería tener una ley de cambio climático. Existe un apoyo generalizado hacia los elementos clave de una ley climática robusta, identificados por el Elcano en su anterior análisis sobre legislación climática. La inmensa mayoría de los encuestados apoyan la existencia de un comité científico independiente que proponga metas climáticas, así como la adopción por parte del gobierno de estas metas. Asimismo, existe un alto nivel de apoyo a un objetivo de emisiones netas cero. La mayoría de los ciudadanos también afirmaron que les gustaría participar en consultas públicas sobre qué medidas deberían adoptarse para luchar contra el cambio climático, aunque el porcentaje era menor entre aquellos que contaban con un mayor nivel educativo.
Un mayor número de mujeres que de hombres se oponen a reducir fondos destinados a otros propósitos para luchar contra el cambio climático. Asimismo, las personas de bajos ingresos, los pensionistas y los desempleados estarían menos a favor de destinar parte de los presupuestos del Estado a la acción climática que los estudiantes o los trabajadores. Por otro lado, la mayoría de los encuestados opinan que los bancos deberían invertir primordialmente en proyectos que no incrementen las emisiones. Solo el 17% opina que los vehículos de motor de combustión interna (VMCI) deberían seguir utilizándose como han sido utilizados hasta ahora. En lo que concierne a la energía nuclear, solo un cuarto de la muestra está a favor de prolongar la vida útil de las centrales nucleares (véase el Gráfico 5).
Los resultados de la encuesta sugieren que hay variables sociodemográficas e ideológicas que juegan un papel relevante a la hora de determinar las posturas de los ciudadanos españoles hacia el cambio climático y el medio ambiente. Los encuestados más dispuestos a luchar contra el clima son aquellos que son jóvenes, educados y de izquierdas, así como aquellos que viven en grandes ciudades. Sin embargo, por lo general, las posturas pro-ecologistas y la preocupación por el clima están presentes en todos los grupos sociodemográficos e ideológicos, demostrando un fuerte apoyo a una Ley de Cambio Climático y de Transición Energética, así como a los elementos clave de las leyes climáticas que existen en otros países: un comité científico independiente que marque objetivos de reducción de emisiones, la adopción de estos objetivos por parte de los políticos, la inclusión de un objetivo de emisiones netas cero, la internalización de los costes del cambio climático, la compensación de los daños a los cuales no podamos adaptarnos y el cambio de nuestro modelo de movilidad. Futuros estudios podrían replicar esta encuesta y expandir este análisis para incluir el apoyo ciudadano a la nueva ley europea sobre el clima anunciada por Ursula von der Leyen.
Para un análisis y datos más detallados, véase “Los españoles ante el cambio climático”.
1 USCUSS (LULUCF, en inglés) es el acrónimo de utilización del suelo, cambio de utilización del suelo y silvicultura..
2 A los encuestados se les hizo una pregunta general (es decir, sin respuestas sugeridas) sobre las mayores amenazas al mundo.
Imagen: Tarde de tráfico en Madrid (España). Foto: Francisco Anzola (CC BY 2.0)